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Monseñor Emilio Aranguren: “San Juan Pablo II fue un un mensajero de la verdad y la esperanza”

Entre el 21 hasta 25 de enero los Obispos cubanos han conmemorado 25 años de la visita de San Juan Pablo II a este país. Monseñor Emilio Aranguren, presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, en entrevista con Bruno Desidera, de la Agencia SIR de la Conferencia Episcopal Italiana, ha recordado que “fue una oportunidad en la que se visualizó y vivió el sentido popular de pertenencia eclesial”.

“El Papa no resultaba un personaje distante, sino ‘nuestro’, que hablaba nuestro idioma, conocía bien la realidad socio-política en la que vivimos nuestra experiencia de fe, definió conceptos claros en sus mensajes (familia, jóvenes, cultura, mundo del dolor, misión de la Iglesia en la sociedad en un estado laico, etc.) y siempre con cordura”, ha dicho.

Además considera que fue “un mensajero de la verdad y la esperanza”, por lo que “después de 25 años el magisterio de San Juan Pablo II mantiene una total vigencia y ha permanecido en las posteriores visitas de sus dos sucesores”.

Huellas en Cuba

El prelado ha indicado que en este momento difícil y complejo vienen a propósito dos frases de Juan Pablo II: “No tengan miedo de abrir sus corazones a Cristo, dejen que Él entre en sus vidas, en sus familias, en la sociedad, para que así todo sea renovado” y “no esperen que otros hagan lo que tienen que hacer ustedes mismos. Ustedes son y deben ser los protagonistas de su propia historia”.

Tres años después de la visita, el 6 de enero de 2001, el Papa publicó la Exhortación “Nuevo Milenio Naciente”, donde plasma varias invitaciones expresadas en su Magisterio en Cuba y a los cubanos.

En cuanto a la incidencia que tuvo esta visita asevera que se dieron dos aspectos concretos; en primer lugar, la Solemnidad de la Navidad volvió a ser un día feriado (y también, el Viernes Santo).

También se constató la enseñanza de un proverbio popular cubano: “Hablando nos entendemos”. Esto indica que “es imprescindible y posible el ejercicio del diálogo en un mundo plural, tal como se ha repetido a lo largo de los años posteriores”.

Hilo conductor

Don Aranguren aseguró que la visita de san Juan Pablo II ha dejado un hilo conductor que conecta con las posteriores visitas papales: Benedicto XVI y Francisco, por supuesto, esto se uno a las enseñanzas de las Asambleas generales del Episcopado Latinoamericano.

Por cuanto, términos como “sinodalidad (caminar juntos) y la amistad social tratados por el Papa Francisco; la distinción entre ideología y fe (encuentro con Jesucristo), así como que hay principios de fe que son irrenunciables expresados por Benedicto XVI, y lo ya dicho por San Juan Pablo II, marcan una pauta iluminadora”.

“Lo que permanece en todos los cubanos es la oración y gesto de cada uno de los tres Pontífices ante la imagen de Nuestra Señora de la Caridad, Madre de todos los cubanos. Por eso repetimos: ¡A Jesús por María. La Caridad nos une!”, finalizó.

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