A víspera del inicio de la 40.ª Asamblea general ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) de cara a sus 70 años de camino pastoral, en Río de Janeiro, monseñor Lizardo Estrada, secretario general de esta entidad conversó con ADN Celam.
Adelantó que esta Asamblea “marca una etapa histórica de especial significado”. Entre los temas centrales a tratar se encuentran la implementación del Plan Global 2023–2030, la proyección del camino sinodal, la animación de los Centros Pastorales y la articulación con los procesos eclesiales continentales.
La agenda de los Obispos incluye el Jubileo de la Esperanza, la Asamblea del Sínodo con sus conclusiones, los 10 años de Laudato Si’, conmemoración de los 1700 años de Nicea.
“También abordaremos el papel del Celam en la formación de agentes pastorales, la promoción de la justicia socioambiental COP 30”, dijo.
PREGUNTA.- ¿Cuál es la importancia de esta 40.ª Asamblea general ordinaria?
RESPUESTA.- Celebramos 70 años de misión continental al servicio de los pueblos de América Latina y el Caribe. Esta Asamblea es un momento de discernimiento eclesial, de escucha comunitaria y de renovación del compromiso pastoral desde las claves del Sínodo y de la Asamblea Eclesial.
Animar el Espíritu profético
P.- ¿Qué eco recibieron del Papa León XIV de cara a esta 40ª asamblea tras su primera audiencia?
R.- Durante el reciente encuentro con el Papa León XIV, recibimos de él una acogida de un Pastor muy cercano a América Latina y el Caribe. Esto es muy esperanzador. El Santo Padre León XIV nos escuchó y animó.
El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) ha sido un instrumento privilegiado de comunión y misión para la Iglesia en América Latina y el Caribeña.
Nos animó a custodiar el espíritu profético del continente, especialmente a través del servicio sinodal, la escucha de los pueblos originarios y afrodescendientes, y la opción preferencial por los pobres.
El Papa Leon XIV desde su primer día nos invitó a ser portadores de paz, ser una Iglesia que camina unida, construye puentes, anuncia el Evangelio sin miedo y lleva a Cristo a todos.
Enraizada al Jubileo
P.- ¿Cómo se alinea esta asamblea con los objetivos del Jubileo de la Esperanza y la celebración de los 70 años del Celam?
Esta Asamblea está profundamente enraizada en el espíritu del Jubileo de la Esperanza. Celebrar 70 años del Celma no es solo mirar hacia atrás con gratitud, sino proyectar el futuro con confianza.
El Jubileo nos invita a renovar la esperanza de nuestros pueblos, especialmente de los más pobres y excluidos. A celebrar un Año de gracia y bendición.
La asamblea quiere ser un signo de encuentro de escucha, sinodalidad, conversión pastoral y apertura a lo nuevo que el Espíritu está suscitando.
A través de la oración y la eucaristía signos litúrgicos de unidad , compartir nuestras realidades como pueblo que tiene sus luces y sombras, momentos de memoria agradecida y proyecciones estratégicas. La asamblea buscará poner en el centro la esperanza como virtud activa, que transforma estructuras y recrea la fraternidad.
Es que Río de Janeiro se alinea profundamente con los objetivos del Jubileo de la Esperanza, como el lugar simbólico donde todo comenzó [Río, sede de la Primera Conferencia del Episcopado en 1955]. Aquí tenemos una muestra cómo estos tres elementos se articulan.
La asamblea quiere ser un signo de encuentro de escucha, sinodalidad, conversión pastoral y apertura a lo nuevo que el Espíritu está suscitando.
Tiempos complejos
P.- ¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta la Iglesia en América Latina y el Caribe en el contexto actual y cómo se abordarán en esta asamblea?
Vivimos tiempos complejos: migraciones masivas, polarización política, exclusión social, cambio climático y pérdida de confianza en las instituciones, incluida la Iglesia.
También hay un fuerte impacto de las culturas digitales, inteligencia artificial, una creciente indiferencia religiosa. El desafío para nuestra Iglesia latinoamericana es la renovación y la sinodalidad, ser testimonio profético.
La cercanía pastoral, la Iglesia samaritana, estar al lado de quienes sufren. Escuchar impulsados por el Espíritu para seguir promoviendo el diálogo, la justicia, la solidaridad y la paz en este camino de esperanza.
Iglesia viva y cercana
P.- ¿Cómo se fortalecerá la colegialidad y el servicio a los pueblos de América Latina y el Caribe a través de las decisiones y acciones que surjan de esta asamblea?
R.- La colegialidad episcopal es un don que nos configura como cuerpo sinodal al servicio del Pueblo de Dios. En esta asamblea, se fortalecerán los vínculos entre las conferencias episcopales, se impulsarán mecanismos de corresponsabilidad y se actualiza la misión del Celam como red articuladora del servicio eclesial en el continente.
Desde esta sinergia, brotarán líneas de acción concretas para una Iglesia que escucha, acompaña, sana y anuncia el Evangelio con alegría.
Es reconocer el camino recorrido, acompañar a nuestros hermanos caminar, escuchar y decidir todos juntos. Donde fomentemos esta cultura del encuentro de tender la mano, siendo una Iglesia latinoamericana en salida, viva y cercana, basada en el amor, la fraternidad y la paz.
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