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Navidad en Alepo: Entre lo posible, lo desigual y la esperanza, los cristianos sirios celebraron el nacimiento de Jesús

Ya cambiamos año en el calendario y unos pocos días atrás celebramos el nacimiento del Niño Dios, ese bebé divino que cambió la historia, la Navidad. Y esta Navidad se escuchó —gracias al trabajo de los medios de comunicación— la voz tan realista como esperanzada del padre Bahjat Elia Karakach, fraile franciscano de la Custodia de Tierra Santa y párroco de la comunidad de la parroquia San Francisco de Asís de Alepo, en Siria.

Asia News publicó una columna en la que el sacerdote contó en primera persona cómo vivieron la Navidad en Alepo, dadas las nuevas coordenadas políticas con la caída del régimen de Bashar al Assad —que gobernó Siria por tres décadas— a manos del grupo miliciano liderado por Ahmed al Sharaa más conocido por su nombre de guerra: Abu Mohammed Al Jolani. La voz del religioso resonó en América, donde también entendemos sobre desigualdades que hermanan.

Esto escribió en su carta el padre Karakach

“Lo que acabamos de pasar ha sido una Navidad muy peculiar, como bien pueden imaginar”, inició en su carta, “entre las garantías de las nuevas autoridades de que los cristianos podemos seguir practicando nuestras costumbres, y algunas acciones claramente anticristianas que tuvieron lugar aquí y allá [se refiere a la quema de un árbol de Navidad que fue reconstruido con ayuda de jóvenes musulmanes, entre otros episodios], cuyas noticias corrieron como la pólvora en las redes sociales, los cristianos sirios celebramos la fiesta”.

 

Misas de día, muchos fieles y seguridad armada

“El panorama en Siria sigue siendo desigual: aquí, en Alepo, la única variable era la anticipación de los horarios de misa, para que la gente pudiera volver a casa no demasiado tarde, ya que la noche podía ser cada vez más peligrosa. Sobre todo cuando no hay electricidad y las calles se vacían, hundiéndose en la oscuridad y el silencio.

”Durante nuestras celebraciones, las iglesias estaban abarrotadas de fieles, como todos los años, mientras una presencia masiva de agentes de seguridad y hombres armados protegía nuestros barrios. Fue una buena señal de la voluntad de las autoridades civiles de velar por la seguridad, y gracias a Dios no se registró ningún incidente. El nuevo gobierno confirmó la fiesta nacional del 25 de diciembre —al menos por este año— ¡sin indicar el motivo! En las cadenas de televisión nacionales no vi ningún signo de festividad, como solía ocurrir.”

Tristemente, la violencia se hizo presente

El padre Karakach describió el contexto: “Volviendo a la situación sobre el terreno, se produjeron algunos incidentes desagradables en otras ciudades: en Skelbiye (ciudad de mayoría cristiana ortodoxa), donde se había instalado un árbol de Navidad, unos jóvenes fanáticos —de nacionalidad no siria— prendieron fuego al árbol. Esto provocó la ira de los ciudadanos.

“En Damasco, hubo una manifestación de cristianos enfurecidos que, dirigiéndose al Patriarca ortodoxo griego, pidieron su intervención en favor del pueblo, no sólo en referencia a lo ocurrido en Skelbiye, sino también por las noticias procedentes de Maaloula —el famoso pueblo que aún habla arameo—, donde se denuncian actos anticristianos y amenazas de venganza”.

 

 

Atropellos que no distinguen tendencias

Las ciudades de Tartus y Homs fueron lugares testigos de acontecimientos violentos: “Sin embargo, estos inquietantes actos no sólo nos conciernen a los cristianos; de hecho, el 25 de diciembre, en la ciudad costera de Tartus, se produjo un atentado contra las fuerzas del orden, en el que perdieron la vida 14 personas; mientras que en Homs, estalló una pelea entre dos grupos de manifestantes, cuya causa era supuestamente de carácter confesional”.

Pasos hacia la paz: entre el temor y la esperanza

“Mientras tanto, a medida que el país avanza hacia un verdadero renacimiento, se teme la intrusión de las fuerzas interesadas en desestabilizar Siria, aunque hasta ahora no faltan signos positivos para frenar estas tendencias”, anticipa con fundamentos el fraile franciscano.

“El gobierno provisional mantiene un firme discurso tolerante hacia todos los sirios y promete proteger todos los lugares sagrados, pertenezcan a la comunidad religiosa que pertenezcan. Otro paso importante hacia la paz fue la decisión de la mayoría de las milicias armadas de disolverse y pasar a formar parte de un ejército único bajo la dirección del Ministerio de Defensa. Los sirios esperan que las milicias kurdas del noreste también lleguen a un acuerdo con el gobierno de Damasco, y así reunificar todo el territorio”, detalló con un evidente conocimiento de la realidad contada desde los territorios.

 

Su homilía de Nochebuena: Dios actúa en nosotros

“Traté de animar a los fieles a tener una actitud de esperanza en este nuevo Año Jubilar”, recordó luminoso el padre Karakach, “y, por tanto, a mirar y difundir las buenas noticias, esos signos, aunque frágiles, de la gracia de Dios que actúa en nosotros: jóvenes musulmanes ayudaron a reparar los daños causados en el árbol de Navidad de Skelbiye y en una iglesia de Hama; otros nos echaron una mano para montar nuestro belén en Alepo, y un señor, también musulmán, donó flores para decorar el altar en estos días festivos”.

Adelantó que “otro signo fuerte será la misa del 1 de enero, Día Mundial de la Paz, que nuestro obispo Hanna Jallouf presidirá en la iglesia parroquial de Knaye, pueblo del que es párroco desde hace más de 20 años. Ese pueblo fue, junto con Yaqubiye, un símbolo de la «resistencia» pacífica de los cristianos, que preservaron su fe y el apego a su tierra durante los oscuros años de la feroz persecución. Hoy, esta aldea será el símbolo de un nuevo comienzo, en el signo de la paz”. Es oportuno indicar que esta carta fue dada a conocer pasado el 25 de diciembre de 2024.

Signos de esperanza para la reconstrucción de Siria

El padre Karakach confía en el pueblo sirio, su voluntad de paz y deseos de reconstrucción: “Tantos signos que nos dan esperanza y confirman aquello en lo que siempre hemos confiado: el pueblo sirio, que forma un tejido único de fraternidad y convivencia pacífica, y su buena voluntad para recomenzar hacia la paz y la prosperidad. Estamos llamados a dar voz a estos signos del bien que siempre está presente, porque éste es también el capital más importante que tenemos y que será la base de la reconstrucción de Siria. Feliz Navidad”.

 

 

Desde Nuestramérica y apoyados firmemente en la gracia que nos depara el Año Jubilar que hemos iniciado en todo el mundo, compartimos la esperanza cristiana con nuestros hermanos de Siria que aguardan que la paz vuelva a hacer nido en su tierra.

 

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