Los católicos nicaragüenses, este 05 de marzo con el Miércoles de Ceniza dieron inicio a la Cuaresma. En la Catedral Metropolitana de Managua, el cardenal Leopoldo Brenes presidió la eucaristía enfatizando en tres aspectos importantes que deben guiar este tiempo litúrgico en la vida de todo cristiano: la oración, el ayuno y las buenas obras.
“El tiempo de cuaresma que hoy iniciamos es un tiempo hermoso. En una ocasión les he dicho que, para mí, de manera personal, Cuaresma y Adviento son dos momentos en el año litúrgico que me llama mucho la atención por el proyecto que se nos presenta de oración, de ayuno y obras de misericordia”, indicó.
Oración en el silencio del corazón
El cardenal Brenes indicó que la oración debe ser vivida como un diálogo sincero con Dios, no basado en palabras rebuscadas, sino en el silencio del corazón. “El Señor nos invita a orar en lo secreto y de manera personal, para que tu Padre que ve en el silencio te lo recibirá», expresó.
Igualmente, instó a vivir momentos de contemplación buscando lugares tranquilos como la habitación, el patio de la casa, capillas, frente al Santísimo, asumiendo una actitud de recogimiento, silencio y cercanía con Dios.
Ayuno: Fortaleza del carácter
Sobre el ayuno, el purpurado recordó que este debe realizarse con alegría y no como una carga o quizás inspirando pesar. “No pongamos cara triste para que todos sepan que estamos ayunando. El verdadero ayuno fortalece el carácter y nos ayuda a vencer las debilidades”, subrayó.
Igualmente, recordó que esta práctica no se refiere solo a restricción de los alimentos, sino va más allá, también debe llevar al desprendimiento de aquello que aleja a la persona de Dios y de los demás.
Las buenas obras, un acto de misericordia
El arzobispo resaltó que es importante que la limosna y las buenas obras se realicen con discreción y sin buscar un reconocimiento. “Que no sepa la mano izquierda lo que está haciendo tu derecha”, recordó
Citó al Papa Francisco, quien enfatiza que dar no solo implica entregar una ofrenda, sino también mirar a la persona con amor y dignidad. “Jesús siempre miró al necesitado con compasión, y eso es lo que nos pide este tiempo de Cuaresma”, aseveró.
Un retorno al Padre
Brenes comparó este tiempo de Cuaresma con el regreso de hijo pródigo al hogar paterno, haciendo reflexionar a los fieles sobe esta figura y su relación personal con Dios. “Nosotros podemos alejarnos de Dios, pero Él siempre va a estar hay pendiente para abrazarnos”, afirmó. Asimismo, instó a los creyentes a hacer un examen de conciencia y a “rasgar el corazón”, es decir, hacer un verdadero cambio de vida desde lo profundo del ser.
Concluyó su homilía, animando a los presentes para que en silencio hicieran un propósito y frente al crucificado se comprometieran a una acción de cambio concreto. “Que cada uno, en un momento de silencio, mire al crucificado y se pregunte: ¿Qué quiere Dios de mí en esta Cuaresma?”.
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