“Escuchar a quienes han experimentado un dolor tan profundo en nuestra Iglesia; nos proporciona un camino para cambiar nuestra forma de entendernos,” son las palabras del Cardenal Sean Patrick O’Malley, presidente de la Pontificia Comisión para la protección de menores en su intervención durante la apertura del Diplomado en Cuidado y protección de niñas, niños, adolescentes y personas vulnerables efectuada este 1 de agosto en la sede del Celam.
El prelado destacó este programa formativo impulsado por el Celam, Cebitepal y la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR) previsto del 1 de agosto al 25 de noviembre.
Recordando que desde los inicios de la Comisión los organismos mencionados han sido socios en la implementación de programas destinados a la salvaguarda de los derechos de menores y personas vulnerables en el continente; resaltó el esfuerzo colectivo adelantado para asegurar que la Iglesia siga las normas profesionales en la atención pastoral a quienes generalmente son las más propensas a convertirse en víctimas del delito de abuso tanto al interior de la iglesia como en la sociedad.
Primero las víctimas
En el caso de este Diplomado, uno de los aspectos que más reconforta al Cardenal O’Malley es la prioridad que le otorga a la atención de las víctimas. Reconociendo que las circunstancias han cambiado durante los últimos 10 años de trabajo en unidad; es importante destacar que ahora existe una conciencia clara sobre las prioridades a la hora de atender estos casos.
Una conciencia de que aspectos como el acompañamiento a las víctimas y sobrevivientes, además de las formas en las que se ejerce la responsabilidad para gestionar las denuncias de abuso, representan la medida por la que se juzga a la Iglesia. Por ello, resulta clave la formación y preparación de los líderes eclesiales, así como los conocimientos con los que se preparan para asumir estos procesos. Tarea en la que anota el cardenal, se observa un progreso, porque existe una comprensión frente al impacto que generan las situaciones de abuso en las comunidades y las herramientas que pueden usarse para prevenirlos.
«Estamos llamados a estar con ellos» indicó refiriéndose a las víctimas, porque son sus necesidades y no las de los consagrados, las que deben considerarse como el centro del ministerio.
Un cambio de actitud
Si bien el Diplomado en Cuidado y protección de niñas, niños, adolescentes y personas vulnerables aborda directamente la realidad del continente partiendo de las experiencias recogidas en la realidad social y eclesial; el cardenal explicó que es necesario entender que la responsabilidad no solo se restringe al cumplimiento estricto de la ley, sino a la actitud transparente de la Iglesia frente al tratamiento de la situación y la valoración de los responsables.
Esto implica que no exista vergüenza a la hora de denunciar, porque los victimarios pueden requerir un apoyo vigilante, pero nunca deben ser protegidos, sacados o trasladados a otro territorio en el que van a estar libres para volver a abusar, amparados por el manto de la impunidad.
Trayendo a la memoria las palabras del Papa Francisco, el Cardenal O’Malley insistió en que «el abuso no puede resolverse con un traslado” y es prioritario para los líderes eclesiales dejar claro que un clérigo o religioso que cometa un abuso no se le permitirá continuar en el ministerio. Es decir, que el cuidado que un obispo ejerza sobre sus sacerdotes no debe cegarlo ante la implementación de este modelo preventivo que busca minimizar los riesgos sobre una posible reincidencia.
Le puede interesar: Comunidades eclesiales de base de Brasil presentan texto de preparación al 15º Intereclesial
Prevención, tarea de todos
Finalmente, el también arzobispo de Boston extendió una palabra de ánimo a quienes están llamados a cargar con el peso de la responsabilidad como líderes de la Iglesia, expresando que desde su posición resulta alentador ver el surgimiento de líderes en posiciones y funciones claves para garantizar la protección de menores.
En esta línea el prelado reiteró que la comisión continuará apoyando la formación de defensores y jueces que ayuden en los tribunales responsables de tomar decisiones, porque se trata de una responsabilidad compartida y que cumpliendo con la recomendación del Papa Francisco es necesario ofrecer los mecanismos más apropiados para acompañar a las víctimas, comprometidos en desempeñar un papel clave en la solución y erradicación de esta problemática.
Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3s8H18n
Estos son los 41 desafíos que deja la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe https://bit.ly/3ye5lcK
Post a comment