Hoy, 30 de octubre, se realizó una rueda de prensa para conversar con monseñor Luis Gerardo Cabrera Herrera, OFM, arzobispo de Guayaquil, y conocer detalles de su nombramiento como Cardenal, así como las responsabilidades que conlleva este nombramiento.
El arzobispo explicó que una de sus principales funciones como Cardenal es dar su parecer en los temas que el Papa pueda consultar: “Somos como consejeros”. Además, dijo que una gran responsabilidad que los cardenales tienen, en el caso de una renuncia o fallecimiento del Papa, es la de proponer y elegir a su sucesor: “Eso implicará primero un ambiente de mucha oración, de muchas reflexión, para que sea el Espíritu Santo el que guíe la mente y el corazón de todos los cardenales, de tal manera, que no sean posiciones ideológicas o políticas para los cardenales”, sostuvo.
Entre los grandes desafíos que enfrenta la Iglesia, monseñor Cabrera señaló la necesidad de llevar el mensaje de vida, paz, justicia y solidaridad en un contexto de crecientes tensiones y conflictos, especialmente en Ecuador.
La paz comienza en el corazón
Monseñor Cabrera recordó el trabajo social de la Iglesia, mencionando que más del 90% de sus escuelas y colegios están ubicados en áreas necesitadas: “En Guayaquil, tenemos 21 instituciones educativas en zonas complicadas y una red de dispensarios médicos que atiende a más de 900.000 personas al año”.
El arzobispo dijo que el servicio que realiza la Iglesia es una manera de trabajar por la paz: “La paz comienza en el corazón, un corazón reconciliado, un corazón que es capaz de sanar, de curar las heridas, es más fácil de abrirse hacia los demás”, sostuvo.
Invitó a acoger la propuesta de Jesús, “una propuesta que toca todas las relaciones del ser humano, relaciones personales, las relaciones con los demás, las relaciones con la naturaleza, y por supuesto, las relaciones con Dios”, y aprender de Jesús “a ser dueños de nosotros mismos y no víctimas; a ser hermanos y amigos, no rivales, no enemigos; a descubrir que hemos sido enviados para servir a los demás, no para ser patrones, no para dominar; lógicamente hablando de la naturaleza, es saber que somos administradores y no propietarios”, señaló.
Trabajar por la paz y la justicia
En su mensaje, el arzobispo Cabrera motivó a amar a Jesús, seguirlo y anunciarlo. Agradeció a los medios de comunicación por su presencia en el camino, en sus casi 9 años como arzobispo de Guayaquil.
En un contexto marcado por las tensiones sociales en el país, el recién nombrado cardenal remarcó la misión pastoral de la Iglesia en los sectores más vulnerables y extendió un llamado a la paz y la justicia: “De las 161 parroquias, más del 60% se ubican en sectores más difíciles, más complicados, pensemos en las zonas de Monte Sinaí, ahí están muchos sacerdotes dando la vida día a día, compartiendo el dolor, la inseguridad, el miedos y anunciando la paz”, comentó el Cardenal, destacando la entrega de la Iglesia en estos espacios complejos.
Es la primera vez que un cardenal reside en Guayaquil, hecho que también implica una gran responsabilidad, no solo con los católicos locales, sino con todos los ecuatorianos. En su mensaje, el cardenal señaló el valor de colaborar para buscar soluciones reales a la violencia y la falta de recursos que afectan a gran parte de la población: “Invitar a todos los actores sociales, actores políticos, económicos, a sentarse a una mesa dialogar, a intercambiar distintos puntos de vista, a pensar más allá de sus intereses partidistas, ideológicos, a pensar en la mayoría, y la gran mayoría no tiene lo suficiente para vivir, no tiene una vivienda, no tiene un pan, no tiene un vestido, no tiene educación, no tiene salud”, lamentó.
También dijo que “como Iglesia, no tenemos la varita mágica o la receta para las soluciones; por eso es importante sentarnos juntos, y juntos descubrir realmente cuáles son las causas de esta inseguridad”. Afirmó que La Iglesia aporta, pero se debe hacer un trabajo conjunto, donde también los medios de comunicación juegan un papel fundamental, “porque depende de ustedes lo que comunican. Entonces, yo creo que en esa línea vamos a seguir trabajando”.
Creación Cardenalicia
Monseñor Cabrera compartió con los comunicadores sobre su designación: “Ser Cardenal es algo que tengo que aprender”, dijo. Y agregó: “Iré descubriendo poco a poco, junto a ustedes, junto a los niños, a los jóvenes”.
La ceremonia de creación de Cardenales se llevará a cabo el próximo 7 de diciembre en la Basílica de San Pedro en Roma, donde monseñor Cabrera, también tendrá una celebración de acción de gracias el 8 de diciembre.
Por su parte, monseñor Gerardo Nieves, obispo auxiliar de Guayaquil, invitó a todos a unirse a la Eucaristía de acción de gracias el 14 de diciembre a horas 10:00 en la Catedral de Guayaquil, donde se celebrará este nuevo capítulo en la historia de la Iglesia en Ecuador.
Un mensaje de esperanza para la Iglesia en Ecuador
El nombrado cardenal hizo un llamado a todos los ecuatorianos a recordar las maravillas que ofrece el país y a recuperar la esperanza y confianza en sí mismos: “Yo creo que es un momento en que tenemos que recuperar la esperanza, las ganas de vivir y saber que podemos salir adelante”.
El Cardenal anunció que a finales de diciembre comenzará el Año del Jubileo, cuyo lema es “Peregrinos de la esperanza”, una invitación a todos los ecuatorianos a unirse en la fe y en el optimismo: “Esa es la gran invitación para nosotros, como pueblo ecuatoriano, como guayaquileños, a ser hombres y mujeres de esperanza, a saber, que es posible salir adelante de las peores crisis”.
La autoridad eclesial resaltó que el cambio real inicia en el corazón de cada persona: “El cambio fundamental es el que hace Jesús, nuestra mente, nuestro corazón, realmente es el que puede de transformar nuestra vida”, expresó, y añadió: “Llenarnos de un corazón de amor, lleno de esperanza, lleno de confianza y ojalá todos sus sentimientos contrarios negativos de tanto odio, de tanta venganza, de tanta descalificación vayan quedando atrás en el olvido”.
Explicó que mientras no cambie la mentalidad y el corazón de las personas, las estructuras políticas o sociales por sí solas no serán suficientes para generar un cambio profundo. Por ello, exhortó a los ecuatorianos a abrirse al diálogo y a trabajar juntos por un mejor país.
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