Monseñor Raúl Biord Castillo es uno de los primeros obispos en Venezuela que ha dado un paso al frente para comenzar una reforma parroquial, inspirada en el modo sinodal de ser Iglesia, convocado por el Papa Francisco en el Sínodo 2021-2024.
Lleva desde 2014 al frente de la Diócesis de La Guaira, jurisdicción sufragánea de Caracas, como su cuarto obispo. Fue secretario general (2022-2023) y segundo vicepresidente del Episcopado (2018-2022). Cuenta a ADN Celam que el Consejo diocesano pastoral “nos ha permitido organizar las asambleas, escuchar el sentir de nuestra gente, nuestras comunidades y elaborar planes”.
Para el prelado, el caminar sinodal no es un tema nuevo, puesto que este Consejo “lo hicimos por 5 años y luego estuvimos un año evaluando y tenemos ahora un proyecto que se llama Predicar juntos el Evangelio”.
Se trata de un órgano de participación en la vida de la Iglesia, “es un órgano estable que está compuesto por miembro de los distintos estados de vida sacerdotes, religiosas, diáconos, laicos”.
“Esto ha sido fruto de la escucha de las asambleas parroquiales y de la escucha de las parroquias, pero quienes lo han elaborado ha sido el consejo diocesano de pastoral. Por lo tanto, esto nos permite crecer en comunión y sinodalidad”.
El Obispo venezolano está participando activamente en el encuentr ‘La renovación de las iglesias locales con perspectiva sinodal’, organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), en su sede de Bogotá, del 24 al 28 de junio.
Miedo a un fantasma
Pregunta.- De acuerdo con esa experiencia Pastoral que usted ha venido adelantado, ¿de qué forma beneficia la transformación de las iglesias locales el ejercicio de la implementación de la sinodalidad?
Respuesta.- El papa Francisco nos ha invitado a redescubrir la sinodalidad como una nota constitutiva de la Iglesia. Pero muchos le tienen miedo a la sinodalidad, a muchos les parece que es un fantasma y los fantasmas asustan, porque no tienen carne y hueso.
Cuando Jesús resucitado se aparece a sus discípulos les dice: véanlo, toquenme, metan la mano en mi costado, vean que no soy un fantasma. Y para que la sinodalidad, no sea un fantasma, hace falta reflexionar, tocar y ver las expresiones concretas donde se realiza.
En una diócesis, en particular en La Guaira, es importantísimo contar con los consejos de pastoral tanto a nivel diocesano como a nivel parroquial.
Salir a la escucha
P.- ¿Cuál ha sido la experiencia en la diócesis de La Guaira y cómo ha sido acogida por la feligresía?
R.- Yo llegué como Obispo hace 10 años y ese mismo año que llegué 2014 convoqué a una asamblea diocesana con la participación de 10 miembros de cada parroquia y desde entonces hemos hecho una asamblea diocesana todos los años y surgió entre la primera asamblea yo le hice dos preguntas: ¿Cómo quieren que sea nuestra diócesis y que le piden al obispo?
Se nos pedía caminar juntos y en el 2015 constituimos el primer Consejo pastoral diocesano por 5 años y después se renovó en el 2020 y para nosotros ha sido el momento de encontrarnos y escucharnos.
Si la Iglesia es pueblo de Dios y la Iglesia está compuesta en su mayoría por laicos y es el bautismo el que nos introduce, nos da estatutos de ser cristianos, miembros del pueblo de Dios, no puede ser que solo los sacerdotes con el obispo decidan la marcha de la Iglesia”.
Resistencia al cambio
P.- ¿Qué dificultades han encontrado en el camino?
R.- Cuando se inicia en esta en esta renovación pastoral, la primera dificultad es cambiar la mentalidad. Es lo que se habla de la conversión de mentalidad, pastoral y misionera.
Estamos acostumbrados a muchos siglos donde ha imperado un clericalismo y que no solo lo tienen los sacerdotes, sino que a veces muchos laicos, quienes son los que dicen: ‘lo que diga el padre’.
Creo que el clericalismo es una de las primeras dificultades. Y la segunda yo diría que es la necesidad de cambiar la eclesiología; y la eclesiología es precisamente la manera cómo comprendemos la Iglesia en la que el bautismo nos da a nosotros, no solamente el ingreso al pueblo de Dios, sino que también nos hace participar de las funciones profética, sacerdotal y real de Jesucristo.
Entonces el cambiar la eclesiología nos ha costado y creo que sigue costando, pero yo creo que ha sido una experiencia muy linda para mí como obispo, he compartido con laicos y sacerdotes, sobre todo al decir que juntos vamos soñando la Iglesia que Jesús quiere que seamos.
Cambios en la formación
P.- ¿Qué aspectos le han llamado la atención del actual camino sinodal?
R.- Me ha llamado la atención que aquí en América Latina por una investigación muy seria que se ha hecho sobre los consejos diocesanos de pastoral hubo un gran impulso en los años 70 y 80.
Después de las [Conferencias generales] de Medellín, de Puebla y ese gran impulso se palpó en la constitución de los primeros consejos diocesanos; luego los últimos 20 años ha habido más bien, como diría que un frenazo, un debilitamiento que nos obliga a hacer una evaluación.
Hay experiencias muy lindas, yo soy optimista. En América Latina hay mucha vida pastoral y una gran ilusión de los laicos de asumir su compromisos bautismales, ojalá no le cerremos la puerta nosotros, sino que abramos y esto implica también un cambio en la formación sacerdotal para hacer ver que el párroco es un animador de una gran corriente de vida en su parroquia.
“La sinodalidad no se decreta”
P.- De cara a la segunda sesión de la asamblea general del Sínodo, ¿cuáles son sus expectativas?
R.- Mi expectativa es que se siga reflexionando sobre estos temas, no solo los que van al Sínodo, sino que lo sigamos haciendo en cada una de las iglesias locales, en cada una de las parroquias, en la diócesis.
En las diócesis y en las iglesias locales es donde ‘se bate el cobre’ – decimos en Venezuela –. Es decir, donde de alguna manera sabemos cómo se hacen las cosas.
La sinodalidad no es un principio ni va a ser tampoco un decreto, no es porque el Papa diga que se hagan los consejos pastorales, diocesanos o el obispo diga que se constituyan consejos parroquiales, no es por un decreto, es más bien por la voluntad de caminar juntos.
Creo que el Papa Francisco por ser latinoamericano está promoviendo la sinodalidad en la Iglesia y tantos cambios a nivel pastoral es también un fruto de una experiencia eclesial que hemos vivido en América Latina, es también un fruto del Celam, es también esa alegría de poder participar.
Ver tantas cosas bonitas que se están haciendo y colocar el compromiso de seguir en esta dirección que el Espíritu Santo nos está guiando, primavera del espíritu, que no es otra cosa que poner en práctica el Concilio Vaticano II, que pidió que se hicieran los consejos de pastoral.
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