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Obispo de Petare en Venezuela: “No se puede hacer un camino discipular aislados, sino juntos”

Comienza la cuenta regresiva del Congreso de teología sinodal, que el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) ha convocado del 9 al 11 de agosto de 2024 en su sede de Bogotá.

Bajo el título “Teología en clave sinodal para una Iglesia sinodal”, especialistas de América Latina y el mundo quieren impulsar una mayor comunión en el camino de la reflexión teológica católica latinoamericana y caribeña al actual proceso sinodal.

En el marco de este evento, monseñor Juan Carlos Bravo, obispo de Petare, sufragánea de la arquidiócesis de Caracas, conversó con ADN Celam sobre las perspectivas sinodales y, por supuesto, la actual realidad de Venezuela. Ambos escenarios no están desligados.

Sobre todo en Petare, una zona popular de Caracas, conocida como la barriada con mayor densidad poblacional de Venezuela, monseñor Bravo es su primer obispo de esta recién creada diócesis. Allí adelanta un proceso sinodal de Gobierno pastoral.

Tres claves para los obispos

Pregunta.- Ya va a cumplir 2 años en Petare, ¿cómo ha sido su experiencia en esta nueva jurisdicción?

Respuesta.- Para mí lo más importante son las tres actitudes que debe tener el obispo. Y además como un discípulo de Jesús. La primera, es orar con la palabra de Dios, para conocer mejor a Jesús y revisar su camino discipular.

La segunda cosa que debe hacer el obispo es escuchar a Dios y también escuchar a la gente. Creo que en la gente Dios sembró ya las semillas del Reino y allí está presente lo que Dios espera de su Iglesia.

Lo tercero, el discernimiento. No se puede discernir y no se puede llegar a tomar conclusiones y acciones correctas según el Evangelio, si no hemos escuchado y si no hemos orado a Dios y al pueblo.

Creo que lo que más cuesta es tener que tomar decisiones que sean auténticamente cristianas, porque a veces nuestras decisiones no son cristianas y cuando los obispos tomamos decisiones que no son realmente cristianas, lo que estamos es apartando a la gente de Jesús del Evangelio del Reino.

Camino discipular

P.- ¿Qué es para usted la sinodalidad?

R.- La sinodalidad para mí una vida espiritual de hacer un camino discipular juntos, porque no se puede hacer un camino discipular aislados, sino juntos. Jesús cuando eligió a los discípulos, primero les dio un mensaje conviértanse que al Reino de Dios está cerca.
Jesús creó el mensaje y luego creó la estructura, mandó de dos en dos, hasta ir haciendo las comunidades cristianas, por eso la primacía en todas las cosas la debe tener Jesús.

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Mayor fe, menos miedo

P.- ¿En la Iglesia todavía hay gente que le teme a la sinodalidad?

R.- “A veces los discípulos de Jesús no somos gente de fe. En el Evangelio encontramos que los discípulos tenían miedo cuando aquella barca se empezó a hundir (Mr. 8, 23-27). Pero Jesús no les quita el miedo, sino que comienzan a vivir el miedo de un modo distinto, porque no es lo mismo tener miedo con Jesús que tener miedo sin Jesús.

Al final cuando Jesús calma la tempestad, el texto dice que los discípulos tenían miedo de ver a Jesús y el gran miedo era porque se preguntaban ¿quién es este? El miedo de ellos era no conocer a Jesús.

Deseo de cambio

P.- Siendo uno de los obispos de una de las diócesis con mayor densidad poblacional de Venezuela, a pocos días de la elecciones presidenciales, ¿cúal es su mensaje al pueblo venezolano?

R.- Mi opción es Jesús, el Evangelio y el Reino. Eso para mí está muy claro y yo vivo mi vida discipular con alegría, con entusiasmo y con gran sentido del humor. En este momento que dentro en lo más profundo de todo el pueblo venezolano hay como un deseo de una esperanza de cambio.

Tal vez no se sepa para dónde hay que cambiar, tal vez se está cuestionando qué es lo que hay que cambiar, pero yo creo que por primera vez veo un sentido profundo de cambio y ese sentido profundo de cambio la gente lo tiene que canalizar y concretizar en una opción política de votos.

Porque si no hay un cambio político en Venezuela, va a ser muy difícil que haya un cambio social, un cambio económico y que haya un cambio que realmente transforme la vida del ser humano, sea protagonista de su propia realización y su propia historia.

P.- En el caso de que no se diera ese cambio, ¿cúal sería la ruta a tomar?

R.- Yo creo que la vida es de Dios y mi opción no es política, por lo tanto mi vida y mi trabajo no depende de los políticos. Depende de lo que Dios quiera hacer y lo que yo permita que Dios haga a través de mí. Creo que esas decisiones que haya un cambio o no, de un lado o de otro, políticamente hablando, son lecciones que deben aprender los líderes políticos también en la vida comunitaria de cada día.

 

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