En el Día Internacional del Trabajo y en la memoria litúrgica de San José Obrero, los obispos Moisés Atisha Contreras, de la Diócesis de San Marcos de Arica, y Ricardo Morales Galindo, de la Diócesis de Copiapó, ofrecieron mensajes que iluminan el valor del trabajo humano desde la fe y la justicia social.
Mons. Atisha: “El trabajo nos hace mejores personas”
Desde Arica, Mons. Moisés C. Atisha Contreras recordó que San José, patrono de los trabajadores, “lleva a plenitud las palabras de Pedro: ‘Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres’ (Hch 5,29)”, haciéndolo mediante su vida de labor humilde y silenciosa, sustentando a la Sagrada Familia.
El obispo resaltó la historia del Primero de Mayo como una fecha con raíces de lucha y sangre: “En 1886, trabajadores en la ciudad de Chicago reciben una cruenta represión cuando persiguen mejoras laborales, encontrando como respuesta la muerte”. Fue el papa Pío XII quien en 1955 estableció esta fecha para honrar al “obrero de Nazaret”.
Refiriéndose a la realidad actual, el obispo de Arica reconoció que el mundo del trabajo “sigue siendo de luz y de sombra”: luz, cuando permite al ser humano colaborar con Dios en su obra creadora; sombra, cuando hay explotación, desempleo y condiciones indignas. “El trabajo dignifica a la persona, nos hace mejores, construye la fraternidad y la paz”, señaló.
“Pido que la remuneración no solo sea justa, sino también humana y digna”, subrayó.
Mons. Morales: “Trabajar es colaborar con la obra creadora del Señor”
La comunidad de la Parroquia San José Obrero de Copiapó celebró la Eucaristía presidida por Mons. Ricardo Morales, con la presencia de dirigentes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) y del Movimiento Obrero de Acción Católica (MOAC).
En su homilía, el obispo resaltó tres dimensiones esenciales del trabajo: su valor humano, espiritual y social. Afirmó que el trabajo “responde a una necesidad interior del ser humano y es camino de crecimiento en dignidad”, y añadió que “no es solo medio de subsistencia, sino un modo de realización personal y comunitaria”.
Desde la fe, Morales explicó que trabajar “es colaborar con la obra creadora del Señor, y en ello se nos entrega una responsabilidad inmensa”. También insistió en la dimensión social del trabajo: “Todo trabajador está llamado a sentirse parte activa de un proyecto compartido, donde se construye sociedad desde la justicia, la solidaridad y el respeto mutuo”.
Oraciones por quienes buscan trabajo
En su oración, Mons. Atisha elevó peticiones por quienes buscan trabajo, para que lo encuentren en condiciones dignas; por quienes lo tienen, para que crezcan en dignidad; y por quienes lo ofrecen, para que lo hagan respetando la seguridad, el descanso y una remuneración justa.
Los obispos han coincidido en presentar el trabajo como una vocación humana y cristiana, que debe abrir caminos de esperanza, justicia y paz, en un mundo donde millones aún esperan condiciones dignas para desarrollarse como personas.
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