Este 30 de junio arrancó la 62.ª Asamblea plenaria de la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED) en el que analizar la realidad eclesial y social de este país caribeño, bajo el tema “informar sobre las diócesis”. Monseñor Piergiorgio Bertoldi, arzobispo titular de Spello y nuncio apostólico en la República Dominicana, acompañó la apertura.
Al respecto, el prelado – teniendo de telón de fondo la festividad de San Pedro y San Pablo – invitó a sus hermanos obispos y a toda la feligresía a dejarse “provocar por Jesús y tener el valor de responder, sí quiero”.
En el itinerario de este encuentro, que culmina este 5 de julio, los prelados evaluarán tres años de camino pastoral. La jornada comenzó con un retiro espiritual, dirigido por el presidente del Pontificio Instituto teológico Juan Pablo II de Roma, monseñor Gilfredo Marengo, acompañado por el P. Vladymir Pérez. director del centro asociado de la Universidad Católica de Santo Domingo.
En este retiro, monseñor Marengo abordó con los obispos la bula de convocatoria del Jubileo 2025 para “ayudarnos a comprender que la esperanza siempre genera novedad en la historia de la humanidad”.
Primeros avances
Según ha informado el equipo de prensa del Episcopado, Barahona – sufragánea de Santo Domingo – fue la primera en presentar su informe de gestión en esta asamblea plenario. Esta jurisdicción, erigida en 1976 por el papa [san] Pablo VI, es pastoreado por monseñor Andrés Romero.
El prelado comentó que “con esta asamblea en la que compartimos lo que vamos haciendo a nivel diocesano, nos vamos enriqueciendo con lo que van haciendo otras diócesis. Eso tratamos de sumarlo y de asimilarlo para que estas experiencias también podamos experimentarlas”.
San Pedro de Macorís – diócesis en el oriente del país y dirigida por monseñor Santiago Rodríguez, presidente de Asuntos económicos del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) – fue otras de las jurisdicciones que presentaron su balance.
Monseñor Rodríguez explicó que presentó toda la estructura diocesana de pastoral y cómo está organizada esta diócesis. Son cinco zonas pastorales, integradas por 32 parroquias en las que “vamos caminando y ejecutando todo lo que es el plan nacional y, por ende, el plan diocesano”.
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