En un nuevo comunicado, los Obispos venezolanos han reiterado su llamado “a hacer relucir la voluntad popular expresada en las urnas” tras las elecciones del pasado 28 de julio en la que ha sido proclamado Nicolás Maduro como presidente para un tercer periodo.
Estos resultados han sido objetados por su contendor Edmundo González, quien junto con la líder democrática, María Corina Machado, cuentan con las actas electorales, suministradas por sus testigos, en la que se expresa más del 70% de los votos en su favor.
Por tanto, para los Obispos la petición de González y de miles de venezolanos en las calles de resultados transparentes está consagrada en la legislación venezolana y, además, es una exigencia ética.
“Solo así se impondrá la verdad de los hechos sobre cualquier posible manipulación de los mismos, y reinará la paz y la confianza en todos los venezolanos”, apostillaron.
Respeto a la vida
Los prelados han subrayado que el derecho a la protesta está contemplado en la en la Constitución (cf. Art. 68) y en las leyes de la República, en la que han participado ciudadanos de toda condición social en toda Venezuela.
Es indudable “la inquietud y malestar” tras los resultados, por lo que han pedido a las autoridades velar por el respeto de los derechos humanos durante las manifestaciones.
Lamentaron que estas expresiones de descontento popular “se han visto ensombrecidas por hechos violentos que han causado la muerte de algunas personas, numerosos heridos y detenidos, y la destrucción de bienes materiales”.
“Afirmamos también con decisión que la vida y la dignidad de cada persona deben ser respetados y custodiados. Por eso, condenamos toda manifestación de violencia, venga de donde venga”, apuntaron.
Evitar los abusos
Los obispos venezolanos pidieron a los órganos del Estado, y en especial las fuerzas policiales y militares, que “cumplan su misión de garantizar el orden público, conforme a lo establecido en las leyes, evitando cualquier posible abuso”.
Mientras que han pedido a los actores políticos “abandonar el lenguaje de descalificación y confrontación que tanto daño ha causado a nuestro país” sobre todo por “el bien de todo el pueblo de Venezuela”.
La única vía es el diálogo y encuentro ciudadano, porque “Venezuela necesita del concurso de todos sus hijos”, toda vez que “invitamos a todos a orar insistentemente al Señor, y a colocar en sus manos amorosas los destinos de nuestro país”.
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