La Iglesia de América Latina y el Caribe se unió este 19 de septiembre en un momento de oración y envío con padres y madres sinodales, a pocos días del inicio de la segunda sesión de la XVI Asamblea general del Sínodo de los Obispos a realizarse en Roma.
Este encuentro preparado por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), apoyado por la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos/as (CLAR) y Cáritas Latinoamérica y el Caribe, fue un espacio para orar por los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas, diáconos y laicos que participarán en el Sínodo, para que el Espíritu Santo los ilumine durante los trabajos en el aula Pablo VI.
Al iniciar el encuentro, Óscar Elizalde Prada, director del Centro para la Comunicación del Celam, dijo que este “es un espacio para encontrarnos como pueblo peregrino, un pueblo que ora y pone en las manos del buen Dios este proceso que estamos viviendo”, y dirigiéndose a los padres y madres sinodales afirmó: “Estamos con ustedes, orando, siéntanse enviados por este pueblo de Dios que peregrina en este continente”.
Reconocer el llamado a la humildad y a la unidad
Nicolas Meyer, coordinador regional de Cáritas Latinoamérica y el Caribe dio lectura a la carta a los Filipenses (Flp 2, 1-5), para dar paso a Mauricio López, director del Programa Universitario Panamazónico (Puam), que, desde esta lectura, recordó que las tensiones van entre la voluntad de Dios y lo que nos da certeza del camino a seguir.
Manifestó que todavía somos “una Iglesia en camino”, e invitó a identificar “¿quiénes son los filipenses de nuestro entorno?”, señalando que la centralidad del Sínodo “está en el Espíritu y en el pueblo de Dios que camina”. Recordó que también hubo desacuerdos entre los filipenses, y Pablo los exhortó a la reconciliación y a vivir al modo de Jesús, con humildad.
López alentó a asumir las diferencias sin dejar que sean motivo de división, abordando toda la complejidad donde se nos pide una conexión profunda con el Espíritu de Sinodalidad, “que no es un concepto, sino una manera de vivir la fe y promover una actitud de escucha”, aclaró.
Dijo que la lectura de filipenses es una invitación a una “oración activa” y no una “oración que demanda”, donde tengamos los mismos sentimientos de Cristo, y reiteró la invitación a “abrazar el sentido de comunión en lo concreto, caminar más juntos y juntas”, aspirando a tener los mismo sentimientos de Jesús.
Esperanzas y deseos del corazón
Diversas voces de padres y madres sinodales se oyeron en este momento orante, donde a través de un video se exclamaron esperanzas y deseos de que el Espíritu Santo sea el que conduzca el proceso y el trabajo y “que sea escuchado el clamor de los pobres”.
Las peticiones de los padres y madres sinodales de distintas regiones de Latinoamérica se unieron para pedir a Dios que el Sínodo acerque a la Iglesia a las realidades de hoy, que crezca la Iglesia Sinodal que escucha y discierne, para ser “una Iglesia de puertas abiertas”.
También, manifestaron el deseo de una Iglesia más comprometida, corresponsable, sinodal y misionera, que tiene como fundamento la apertura, el acompañamiento y la escucha, como elementos de la Sinodalidad.
Por un Reino de amor, justicia y paz
Distintos representantes de la Iglesia Sinodal, dirigieron sus oraciones a Dios para que acompañe a los padres y madres sinodales en las reflexiones que se tendrán en la segunda sesión del Sínodo.
De parte de los sacerdotes, participó el padre Javier Alonso Zapata, quien fue parte del encuentro de párrocos con el Papa y oró de manera especial por “los sacerdotes que han escuchado el llamado al seguimiento de Dios, que seamos dóciles a la palabra del Espíritu, hacia una Iglesia viva”, donde la diversidad, los valores y nuestras realidades culturales “sirvan para aportar en la construcción de un reino de amor, de justicia y de paz”.
A su vez, el matrimonio de laicos Maristas del Brasil, Ernesto y Ilizete Sienna, pidieron a Dios Padre Creador de todas las cosas, conceda la conciencia de ser pueblo de Dios: “Que nuestras acciones y practicas estén siempre en sintonía con la vida sinodal de la Iglesia”, y recordar que “nadie es autosuficiente, todos tenemos algo que recibir y también que ofrecer a los otros”.
Se pidió por la capacidad de lograr una comunión ecuménica e intercambio de dones para la interrelación entre las personas, y esperando que todos acojan todos los frutos del Sínodo pidieron: “Promover experiencias de participación y corresponsabilidad, sobre todo participación de mujeres, jóvenes y los que viven en situaciones de pobreza y marginación”.
Por unas manos que se abren en el camino sinodal
Con la imagen de una niña mirando al horizonte con esperanza, la Hna. Blanca Cely Ruiz ODN, de Colombia, pidió que los hombres y mujeres se dejen guiar por el Espíritu que es protagonista de este camino sinodal. Desde la imagen de la niña rogó por unas manos que sanen y abracen, que sean capaces de tejer una nueva Iglesia, manos siempre tendidas, cálidas, fraternales, llenas de amor y compasión; manos generosas, suaves, que sujeten con fuerza estos nuevos procesos y que se abren en el camino sinodal.
“Que sus manos sean poseedoras de semillas de alegría, esperanza y, especialmente, pedimos para ellos (padres y madres sinodales) unas manos que toquen con amor, una amor incondicional”, fue el clamor de la Vida Religiosa.
De igual manera, Andrea Sánchez Ruiz, del eje mujeres en la Iglesia y sinodal, pidió al Espíritu Santo que refresque con su suave brisa a quienes se reunirán en la Asamblea, para “impulsar el protagonismo de las mujeres en la Iglesia, fomentando su desarrollo integral, su contribución en nuevas formas de liderazgos, ministerios y gobernanza, al servicio siempre del bien común”.
Que el amor fraterno cubra a su Iglesia
Génesis Martínez, representante de la Pastoral Juvenil de la Región Caribe, oró por un discernimiento con claridad y un actuar con valentía en el camino de la Sinodalidad: “Corazones dispuestos a escuchar y mentes dispuestas a comprender las necesidades y esperanzas de todos los fieles, especialmente de nosotros los jóvenes, para la construcción de una Iglesia unida y esperanzada”.
Por su parte, Gilvan Santos Campos, representante de la Pastoral del Pueblo de la calle, pidió al Señor que este Sínodo de los obispos vuelque su mirada de amor hacia quienes viven en la calle, debajo de los puentes, en las calzadas y plazas: “Sufrimos todo tipo de violencia física y moral, preconcepto y exclusión. Nosotros tenemos frío, hambre, sed, vivimos en la soledad, sin casa y sin protección”, dijo.
Rogó a Dios que “el amor fraterno pueda cubrir su Iglesia dándole sabiduría y discernimiento, para actuar con justicia en la defensa de la dignidad de todos nosotros que vivimos en situación de calle”.
Que la Virgen nos acompañe
También la Hna. Ruperta Palacios, de la Pastoral Afroamericana en México, clamó a Dios porque los padres y madres sinodales evoquen la realidad de los afrodescendientes.
Asimismo, Luis Ariel Fiscue, de la Pastoral de Pueblos Originarios de Colombia recitó una alabanza y pidió a la “Virgen morena” que sea siempre la que nos acompañe.
Todo el momento orante se recogió a través de la música de Juan Morales Montero, cantante y compositor, que desde su estudio en Quito, Ecuador, entonó la canción “Iglesia Sinodal”, de su propia inspiración.
Invocación al Espíritu
La Hna. Daniela Cannavina, secretaria general de la Clar, invocó al Espíritu Santo “para que nos recuerde hacer de la mirada de Dios sobre nosotros nuestro punto de partida, tomar decisiones escuchando su voz y caminar juntos como Iglesia, dóciles a Él y abiertos al mundo”, dijo, citando al Papa Francisco.
El sacerdote costarricense Francisco Hernández Rojas, director del Centro de Programas y Redes de Acción Pastoral (Ceprap), junto al equipo de Ceprap, realizaron una oración, clamando a Dios nos haga una Iglesia sinodal, de comunión, participación, para la misión.
“Que testimoniemos que nos has llamado a la alegría, a la renovación y a un compromiso con la misión. Porque somos tus discípulos misioneros, que, reunidos desde una diversidad de contextos, encontramos la unidad en ti, único Padre, único Señor, único Espíritu Santo”, pidieron a Dios.
Iglesia unida en oración
Este momento de oración y envío a los participantes en la próxima sesión concluyó con la oración y bendición de monseñor Lizardo Estrada, Secretario General del Celam, quien, invocando a la Patrona de América Latina, la Virgen de Guadalupe, encomendó la celebración y frutos de la próxima asamblea de obispos.
“Para que la Iglesia crezca en comunión, en participación y en espíritu de misión, lleva nuestra humilde oración, nuestra humilde suplica a tu Hijo, para que Él la presente al Padre y no nos abandone”, rezó la autoridad eclesial e impartió la bendición final.
79 padres y madres sinodales de América Latina y el Caribe participarán de la próxima sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que se realizará del 2 al 27 de octubre de 2024. Por ellos y con ellos, se une la Iglesia en oración.
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