Luxemburgo es el punto de encuentro para los representantes de los principales organismos de comunión episcopal en Asia, África y América Latina. Del 27 al 30 de agosto quienes presiden estas asociaciones continentales, cumplen con una agenda de actividades que busca fortalecer los lazos y favorecer la construcción de una iglesia sinodal.
Asisten a este encuentro representantes del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM), la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC) y las Conferencias de África y Madagascar (SECAM), todos interesados en el análisis de temas coyunturales para responder a las necesidades pastorales de estas regiones del mundo.
El encuentro de los representantes de los principales organismos de agrupan a las conferencias episcopales de Asia, África y América Latina es una respuesta a la necesidad de coordinación que con el paso del tiempo se ha hecho más urgente. El llamado al denominado «sur global» es cada vez más consciente, porque los tres continentes del Sur se enfrentan a una serie de retos similares que deben abordarse de manera conjunta, lo que aplica a las cuestiones políticas, económicas y ecológicas.
La Federación de las conferencias episcopales de Asia (FABC) reúne a 17 Conferencias Episcopales, 2 Sínodos de las Iglesias Orientales y 3 asociados. En el caso de África son 38 conferencias episcopales mientras que en América Latina son 22. Compartir las experiencias y pensar en el camino que se puede hacer en unidad es dar un paso hacia la plena conciencia sobre las limitaciones para ejecutar con libertad y priorizar los desafíos de los pueblos, especialmente a la situación de los pobres y su clamor por una acción decidida por parte de la Iglesia.
Aprendizajes del proceso sinodal
Al finalizar el 27 de agosto, el Card. Jean Claude Hollerich SJ p relator general del Sínodo sobre la Sinodalidad, presidió la Eucaristía que hizo oficial la apertura de los trabajos. El Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) está representado por los obispos Jaime Spengler presidente, Lizardo Estrada secretario general y Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo emérito de Tegucigalpa.
En la primera fase del encuentro las actividades se orientaron al proceso sinodal como campo de aprendizaje para la cooperación intercontinental, particularmente en aquellas cuestiones que afectan internamente a la Iglesia. Así, se presentó un resumen sobre el recorrido del proceso sinodal hasta la fecha, compartiendo los puntos claves de las respuestas que desde África, Asia y América Latina fueron enviadas a la Secretaría del Sínodo durante el mes de mayo.
Igualmente, los participantes hablaron sobre lo que ha sido la recepción y asimilación del Instrumentum Laboris en los tres continentes, pensando en la segunda sesión del sínodo. Desde lo metodológico, la propuesta es que los asistentes al encuentro hagan sus aportes durante la sesión plenaria y los diálogos que se realizarán en cuatro grupos que definirán los puntos en común, las diferencias y fuentes de enriquecimiento mutuo a la luz del momento que vive la Iglesia universal, indudablemente marcado por la segunda sesión de la XVI Asamblea General del sínodo.
Los lugares comunes
Frente al tema será prioritario analizar las propuestas para la sesión de octubre, así como las oportunidades de intercambio y la mejor forma de implementar la sinodalidad en cada territorio, conscientes de la necesidad de fortalecer la cooperación entre los organismos episcopales.
Inquietudes que deben aflorar en los trabajos grupales y que los representantes de la Federación de las Conferencias Episcopales de Asia (FABC), las Conferencias de África y Madagascar (SECAM) y el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (CELAM) abordarán desde los lugares comunes. Temas como el intercambio de información, la coordinación para procesarla, el apoyo mutuo que esto necesita, los trabajos que pueden adelantarse desde el área de incidencia política y las mejores prácticas para hacer que la sinodalidad sea parte de sus decisiones, resultan una prioridad del encuentro.
La jornada se cerró con la presentación de las propuestas que pueden ayudar al fortalecer la cooperación entre organizaciones, un camino que necesariamente implicará la toma de decisiones. Las actividades de este 28 de agosto concluyeron con el análisis de lo que será la celebración de los 1700 años del Concilio Ecuménico de Nicea en 2025. Una oportunidad para la toma de conciencia sobre la presencia de Dios como creador y eterno habitante del pensamiento humano. Un aniversario que nos devolverá a la fiesta ecuménica de la creación y los aportes espirituales que se recibirán desde Asís, uno de los epicentros de la celebración.
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