ADN Celam. La Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, celebrada en Casa Lago, sede de la Conferencia Episcopal Mexicana, de 21 a 28 de noviembre tuvo como resultado una serie de desafíos pastorales, que poco a poco se van desdoblando y concretando en los diferentes niveles que forman parte de la Iglesia del continente.
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Estos son los 41 desafíos que deja la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe https://bit.ly/3ye5lcK
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Una Iglesia en camino
La Iglesia de América Latina y el Caribe tiene conciencia de ser una Iglesia en camino, que según el padre David Jasso lleva a cabo un trabajo pastoral desde una doble mirada: de cerca y a lo lejos; particular y global. Según el secretario general adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), “lo concreto no quita la mirada de lo más amplio”.
Dentro de los horizontes en la Iglesia de América Latina y el Caribe, este 30 de marzo está previsto un encuentro con los asambleístas, que quiere ayudar a ser un instrumento que haga posible la implementación de la Asamblea Eclesial y la construcción del camino sinodal en el que la Iglesia universal está envuelta hasta 2023.
Una asamblea inédita
El padre Jasso tiene claro que “la Asamblea Eclesial no solo fue punto de llegada sino también punto de partida”. El presbítero mexicano resalta que “fue una sola Asamblea y se vivió en todo el Continente por la combinación de lo presencial en México y lo virtual en cualquier parte del mundo”.
Desde esa perspectiva, el secretario general adjunto del Celam dice que se busca responder conscientemente a estas dos preguntas: “¿Cuáles son los nuevos desafíos para la Iglesia en América Latina y el Caribe, a la luz de la V Conferencia General de Aparecida, los signos de los tiempos y el magisterio del Papa Francisco, en camino hacia el 2031+2033? ¿Cuáles son los nuevos caminos pastorales para responder a esos desafíos?”
41 desafíos pastorales
Refiriéndose a la Asamblea Eclesial, el padre Jasso destaca la importancia de los grupos de discernimiento y de los materiales que fueron utilizados por esos grupos: la Síntesis Narrativa, nacida del proceso de escucha, y el Documento para el Discernimiento Comunitario. A partir de ahí han nacido los frutos de la Asamblea Eclesial, recogidos en los 41 desafíos pastorales, entre los que se eligieron 12 como más urgentes.
Esas orientaciones pastorales podrían ser consideradas luz, guía, inspiración de proyectos y planes pastorales. En esa tarea tienen un papel importante el Comité Coordinador de los procesos del Celam, la Comisión para la implementación de la Asamblea Eclesial y la Comisión del Celam en camino al Sínodo. Lo que se busca con ello es Recordar, Escuchar, Discernir, Responder y Celebrar, algo que se está llevando a cabo de diferentes modos y a diferentes niveles, para lo que ya existe un calendario.
Modo, espacio, estructura y proceso
En este caminar es importante el modo, que debe estar marcado por la escucha y el discernimiento comunitario; el espacio, llamado a ser de encuentro, intercultural y eclesial; la estructura, que no podemos olvidar es inédita, y se lleva a cabo colaborando en redes y en un nivel continental; el proceso, de carácter asambleario y sinodal.
En todo ello, la clave está, en palabras del padre Jasso, en el hecho de que “si escuchar es el método del proceso sinodal, y discernir es el objetivo, entonces la participación es el camino”. Eso se lleva a cabo desde las estructuras diocesanas, a nivel territorial, funcional y de curia; el Pueblo de Dios, formado por los alejados y marginados (periferias geográficas y existenciales), los fieles que participan de la misa dominical y de la religiosidad popular, y el laicado, tanto quien participa activamente en la Iglesia como en el mundo; la sociedad civil, de la que forman parte los antagonistas y los simpatizantes de la Iglesia.
Sinfonía, Sintonía, Simpatía y Sinergia
Al definir la Sinodalidad, el secretario general adjunto del Celam, la ve como Sinfonía (una misma voz); Sintonía (un mismo ritmo); Simpatía (un mismo sentir); y Sinergia (un mismo trabajo). Desde ahí plantea algunas preguntas: ¿En qué “temas” hemos de tener una misma voz? ¿En qué “situaciones” debemos ir al mismo ritmo? ¿Ante qué “situación” o ante “quiénes” debemos tener un mismo sentir? ¿En qué “trabajo” o “misión” nos debemos enfocar todos?
Una Sinodalidad Misionera que desafía a estar Siempre Juntos y Nunca Solos. Por ello no se puede olvidar que hemos vivido la Asamblea Eclesial y estamos en camino al Sínodo. En esa perspectiva, afirma el padre Jasso, en nuestras diócesis y países vamos desarrollando procesos propios, pero lo común a todos es la práctica sinodal. Junto con eso, tomar conciencia que somos una Iglesia en camino, con muchos ejercicios y experiencias sinodales de las que vamos siendo conscientes, lo que nos debe llevar a pasar de una “pastoral de imperativos a una pastoral de indicativos”.
No olvidemos, concluye el presbítero mexicano que “la alegría está también en el camino y no sólo en la meta”, algo que nos ayuda a entender el proceso sinodal. En ese caminar todos son importantes, pues “cada quien tiene un lugar en la cancha de la vida”. Siempre desde la conciencia de que vivamos lo nuevo con el compromiso de construir lo nuevo.
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