En el contexto de la VII Asamblea de la Red Clamor, muchas personas involucradas en la cuestión de la movidad forzada de familias en distintas geografías están reunidas y compartiendo sus experiencias y compromisos comunitarios. Tal el caso del sacerdote argentino Flavio Lauría quien presta servicios en el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral y con quien conversamos para ADN Celam.
Red Clamor sorprende haciendo camino
Pregunta: ¿Cómo está viviendo esta VII Asamblea de la Red Clamor?
Respuesta: Esta séptima asamblea está caracterizada de una manera especial por la mayor participación de miembros de las distintas pastorales nacionales de los países de América Latina y del Caribe, de organizaciones que ya vienen participando desde su creación en el año 2017. Pero cada vez con mucha alegría vemos cómo la Red Clamor va llegando, se va haciendo conocer en distintas organizaciones de Iglesia, comisiones nacionales de Pastoral, congregaciones y fundaciones que ven en la Red Clamor el espacio para mejor dar a conocer la pastoral, mejor interactuar y mejor —en definitiva— servir día a día a los migrantes.
La clave: los testimonios
“Una particularidad de esta asamblea son los testimonios de migrantes que siempre hemos tenido, pero muchas veces acontece en nuestros encuentros eclesiales que —en la preocupación de cómo asistir y acompañar— debatimos demasiado y no escuchamos directamente el clamor desde las bases, el clamor de los pueblos. En los testimonios que estamos escuchando y de los cuales somos partícipes esto se ha intensificado y nos ha hecho mucho, mucho bien”, especificó Lauría.
La misión del Dicasterio: escuchar
P: Padre, ¿Qué ha traído en su maleta desde el Dicasterio? Sabemos que su presencia aquí es importante destacando también de dónde viene usted.
R: Yo formo parte dentro del Dicasterio para el Servicio de Desarrollo Humano Integral de la que se llama “Sección de Escucha y Diálogo”. Es decir, estar presente sinodalmente tal como nos pide el Santo Padre, Papa Francisco: escuchar, escuchar mucho los clamores de los pueblos y aquí, en este lugar particularmente, a los agentes de Pastoral que conocen más que nadie la vida cotidiana de las familias migrantes.
Diálogo y escucha. Escucha para poder llevar al Dicasterio las necesidades, las preocupaciones, los anhelos, las buenas prácticas —como se suele decir hoy—. El Dicasterio, entonces, con esta información, con este mensaje, con este bagaje elabora y comparte. Es decir: más que traer del Dicasterio —lo quiere así el Santo Padre y el cardenal Czerny— estamos en un proceso de una constante escucha para poder mejor servir como Dicasterio a las iglesias locales. Esa es la misión.
Aprendizaje atesorado que ayuda a ayudar
P: ¿Y qué va obteniendo en el intercambio con otros asambleístas?
R: Mayor conocimiento, por supuesto, la capacidad, la constancia, la conciencia. En mi caso personal, como miembro del Dicasterio, seguir conociendo el gran camino, los grandes avances que la Iglesia en América Latina y el Caribe a través de sus agentes de pastoral de todos los ámbitos vienen realizando. Notamos cómo se han sabido utilizar los recursos a disposición, sean recursos humanos recursos, recursos materiales, redes, a nivel tecnológico también cómo se ha intensificado cada vez más todo lo que se ha venido conociendo. Un detalle: vemos que nada se pierde, todo se ha ido atesorando —si podemos llamarlo así— a lo largo de los años. Verdaderamente se ha ido aprendiendo cada vez más. Esa es la frase: aprendiendo cada vez más lo que repercute en el servicio a las familias migrantes.
Una Europa que sufre
P: Situémonos geográfica y conceptualmente en sus varios roles y servicios para nuestra Iglesia: Desde Roma, ¿Cómo percibe usted desde el Dicasterio de Desarrollo Humano Integral las migraciones en el continente europeo, las reacciones y respuestas de las poblaciones estables y los distintos países, las relaciones “tú a tú” entre locales y desplazados, las aperturas y los cierres concretos, las oportunidades y las obstrucciones para que los migrantes encuentren un nuevo lugar para vivir?
R: Muchas gracias. Esto me da ocasión para comentarles que mi tarea específica es en América Latina y, muy particularmente, en los países del Cono Sur. De todos modos, como como Sección tenemos un intercambio continuo con otros miembros y colaboradores que están en otras áreas geográficas de mundo.
En este caso que me preguntas por Europa, tiene sus expertos en el Dicasterio que están a la escucha cotidiana de las situaciones de los migrantes allí donde se viven las mundialmente conocidas situaciones dramáticas y urgentes que apelan a nuestra Iglesia.
Sí puedo decir muy brevemente que hay una preocupación, un observar continuamente, hay también un aprecio muy grande de parte de las organizaciones internacionales —sea a nivel de Naciones Unidas u organizaciones continentales y de la sociedad civil— hacia la Iglesia. Verdaderamente ha cumplido un rol muy muy muy grande.
La Iglesia y Francisco cerca de los migrantes
Un breve repaso sobre su opinión sobre la presencia de la Iglesia y su abrazo amoroso a quienes se ven obligados a desplazarse de sus países de origen, y la recepción en esta presencia eclesial en la discusión pública. ¿Qué peso le otorga a los constantes pronunciamientos del papa Francisco sobre el punto y la elección de sus destinos para sus viajes, cuando deja al descubierto —siempre con pudor y respeto— las angustias de los migrantes de cada país visitado?
El deseo de la Iglesia —que no es otra que de la mensajera de Cristo— me hace pensar primero, tú lo has dicho muy bien, “las familias que se ven obligadas a emigrar”. No es algo placentero ni agradable la migración, sobre todo cuando es inmediata, urgente, forzada en definitiva. Ante esta necesidad que clama el deseo de no solo de un futuro mejor sino —en muchos casos— de sobrevivencia, por eso tantas veces es forzadamente inmediata.
“La Iglesia está cerca y quiere estar cerca [de los migrantes] porque quiere llevar el mandato de Cristo.” (P. Flavio Lauría)
Dios camina con y en su pueblo
“Como ustedes saben todos los años el Papa nos regala una carta, un tema particular para la Jornada Mundial del Migrante que estamos por celebrar ahora, centralmente el próximo domingo. Este año, como bien saben, es ‘Dios camina con su pueblo’. En un cierto punto el Santo Padre dice —y es muy importante y crucial— Dios no solo camina con su pueblo sino en su pueblo.
“Es decir, la Iglesia quiere porque Dios nos lo pide hacer que los migrantes sean protagonistas porque es Dios que está caminando con ellos.” (P. Flavio Lauría)
En esta Red Clamor hay una imagen muy bonita, la imagen central, el mismo Cristo lleva Él mismo las maletas, las mochilas, el equipaje de las personas que están emigrando. Es Dios que camina en su pueblo, es Dios que desea y nos pide que los migrantes no sean solamente —y por supuesto que lo hacemos— objeto de atención hacia ellos, pero sino y sobre todo que sean sujetos, que se integren, que se empoderen de la mejor manera posible. Eso es lo que la Iglesia quiere decirles a las familias migrantes y a todos los que acompañan a las familias.
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