ADN Celam

Padre Gabriel Romanelli, párroco en Gaza: “Imploren por la paz para Tierra Santa, Palestina, Israel”

Conservan su fe allá, así, en Gaza, en esa porción de nuestro mundo que vive en guerra en Medio Oriente, zona de disputas ancestrales. Conversamos para ADN Celam con el sacerdote argentino Gabriel Romanelli, párroco en Iglesia Sagrada Familia de Gaza, quien nos contó cómo es el cotidiano en la parroquia católica que queda funcionando, dando abrazo, techo y comida y hasta educación con lo poco que tienen y siguen repartiendo entre todos los que pueden.

Pregunta: ¿Cómo están en su parroquia, su comunidad?

Respuesta: Gracias a Dios están bien tanto los religiosos como los laicos, todos los que vivimos aquí —refugiados noche y día— somos unas 500 personas. Ya hace más de un año que están aquí y digo “estamos bien” no obstante que ciertamente la prueba es grande y hay muchas personas muy tristes. Están paradojalmente muy confiados en Dios porque ellos saben que Dios no es el responsable de lo que hacen los hombres, lo que hacemos los seres humanos.

 

La parroquia Sagrada Familia en Gaza

Números desesperantes

“Pero se da una mezcla agridulce: un gran gozo, una gran fe en Dios una gran esperanza en que el Señor ha de sacar bienes de tantos males”, describe el padre Gabriel, “por otro lado experimentamos día a día el sufrimiento que causa ver que esta guerra continúa, que sigue habiendo nuevas destrucciones de infraestructura, de edificios, nuevas muertes, todos los días decenas de muertos nuevos… Acá, en la Franja de Gaza, decenas de heridos nuevos que se suman a la escalofriante cifra que comenzó el 7 de octubre del 2023 con los 1200 muertos en la parte israelí. Aquí en Gaza ya contamos al menos 42000 muertos de los cuales más de 16000 son niños; los heridos son más de 95000”.

Los dos mayores sufrimientos

“Hay dos cosas que son las que más hacen sufrir a la comunidad, a la gente, a los cristianos que sufrimos como cualquier vecino: una es no saber cuándo va a terminar todo esto y la otra es qué va a pasar después porque la ciudad está destruida.” (Padre Gabriel Romanelli)

Una gran gracia la caridad: la colecta que nació en el Sínodo

En el marco del Sínodo que termina este 27 de octubre en Roma, surgió el deseo de hacer una colecta en dinero que llegara hasta Gaza y así fue. El Papa Francisco a través de la Limosnería Apostólica también hizo llegar su aporte junto con lo recaudado en el Aula.

P: ¿Cómo vivieron esta donación que surgió en medio de sínodo de la sinodalidad?

R: La donación que hicieron los padres sinodales —incentivados e invitados por el cardenal Konrad y por el Santo Padre— se ha tomado como una gran gracia, un gran ayuda ciertamente, muy generosa ayuda. Acá los precios son enormes, son muy altos, todo ha subido. Por eso es que agradecemos ese acto de caridad concreta. Claro que también es caridad concreta la oración, concreta es el sacrificio de los enfermos que ofrecen tanto por la paz, pero cuando también la generosidad llega al ámbito material se manifiesta de manera más patente.

Como dice Santiago Apóstol sobre qué es la caridad: si ves a tu hermano pasar necesidad y le dices “que Dios te ayude” y lo dejas así… Nosotros hemos sentido la mano de la Iglesia que es madre, que es misericordiosa que llegó para ayudar a todos sus hijos que sufren.

Por gracia de Dios nosotros, ayudados por nuestra diócesis que es el Patriarcado Latino de Jerusalén, hemos podido y podemos ayudar a miles de familias. Sin ir más lejos hace dos semanas pudimos ayudar con comida a 5000 familias, es decir, además de las familias de los cristianos —la mayor parte de los cristianos están refugiados aquí en nuestra parroquia—, de los cristianos que están refugiados en la Parroquia griego-ortodoxa y de los 58 niños de Madre Teresa, personas con discapacidad que también viven con nosotros. La ayuda llegó a miles de familias del barrio con comida, con agua y con medicamentos, con los pocos medicamentos que contamos. Gracias a Dios.

 

P. Gabriel Romanelli, bebiendo la típica infusión argentina –compartida con Uruguay y el sur del Brasil–: el mate

 

P: ¿Quién es usted, padre? Queremos conocerlo.

R: Soy el padre Gabriel Eduardo Romanelli, nacido en Buenos Aires, Argentina, en el barrio de Villa Crespo y criado en el barrio de Villa Luro. Pertenezco al Instituto del Verbo Encarnado (IVE) que es una congregación católica, misionera, fundada en San Rafael, provincia de Mendoza en Argentina. Hice todos mis estudios en San Rafael: noviciado, los años de formación en el seminario de la congregación María Madre del Verbo Encarnado.

Desde el año 1995 estoy Medio Oriente, fui destinado a misionar por estos lares. La primera misión fue en Egipto donde estudié árabe e introducción al Islam. Después estuve 4 años en una misión de la diócesis del Patriarcado Latino de Jerusalén, la primera misión que teníamos como Instituto en Jordania, en la ciudad de Mádaba. Después el patriarca —es decir, el obispo—le pidió a nuestros superiores si yo podía ir de formador al seminario de la diócesis.

Así que estuve dos años en Roma para hacer la licenciatura en Filosofía, y volví a Tierra Santa pero a la otra parte del río Jordán, a Cisjordania donde está el seminario, y ahí estuve 14 años trabajando mucho, enseñando muchas materias de Filosofía en árabe y en francés, Introducción a la Filosofía, Metafísica, Ética, Antropología, etcétera. Y también en el seminario de los Padres Franciscanos de la Custodia de Tierra Santa. Ahí las clases eran en italiano, ayudé en Belén al principio, después trasladaron el filosofado a Jerusalén por muchos años.

Después con nuestra familia religiosa del Verbo Encarnado —junto a nuestras hermanas las servidoras del Señor de la Virgen de Matará, que es la rama femenina de nuestra congregación— entre las cosas que Dios me permitió hacer fue fundar, junto a los otros padres y las hermanas, el Hogar Niño Dios de Belén para niños abandonados o en grave necesidad discapacitados o con necesidades especiales. Ya tiene dos secciones: una sección de niños chiquititos y de niñas adultas y de varones. Hasta el momento hay 37 niños viviendo allí, noche y día, muy cerquita de la Gruta de Belén.

 

Una vida en los caminos de Jesús

Comencé mi misión en la Franja de Gaza en el año 2005. Yo vivía en Beit Jala, desde ahí venía una vez al mes, era vicario extraordinario de esta parroquia hasta que en el año 2009 el patriarca nos pidió que nos hagamos cargo a la cura Pastoral de esta parroquia, hace 15 años”, nos cuenta el padre Gabriel.

R: Yo seguí viviendo en Beit Jala, luego vinieron otros padres, hermanas… después fui el superior regional-provincial del IVE que comprendía Medio Oriente y África, es decir: Israel, Palestina, Jordania, Chipre, Egipto, Tanzania, Túnez… 11 países en total. En el 2019 me nombraron párroco aquí y vivo aquí en la Franja de Gaza, en la Iglesia de la Sagrada Familia que pertenece a la diócesis que lleva el nombre de la Sagrada Familia. Según la tradición, cuando José, María y Jesús huyeron de las garras de Herodes, desde Belén tomaron la Víamaris —el camino del mar— y pasaron por Gaza. Desde siempre hubo una presencia cristiana a veces muy numerosa, a veces menos, pero siempre importante.

 

Antes y después del 7 de octubre de 2023

P: Y ahora queremos conocer su parroquia.

R: Vivir en Medio Oriente es una hermosa aventura, difícil por momentos, pero es una gracia enorme de Dios, una gracia inmerecida. En concreto, para la misión de Gaza siempre he querido, en primer lugar, tratar de preservar la presencia física del Señor en la Eucaristía, es decir la presencia real de Cristo que es el corazón de la Iglesia, por lo tanto es el corazón de aquí de Gaza.  También preservar a la comunidad cristiana: antes del 7 de octubre del año pasado toda la comunidad cristiana de Gaza, incluidos los ortodoxos, algunos protestantes y la comunidad católica éramos 1017 personas en medio de 2 millones 300 mil personas de confesión de musulmana.

En segundo lugar, tratar de preservar la presencia mística, espiritual en el corazón de los cristianos, en el alma de los cristianos. Por eso que, gracias a Dios, tenemos muchas muchas actividades pastorales directas con los cristianos para que conozcan cada vez más el amor de Cristo, de la Virgen, la administración de los sacramentos, la formación en la fe, en la Sagrada Escritura, en la vida de los santos. Es una parroquia muy hermosa.

En tercer lugar, dar testimonio de la fe cristiana a través de las obras de caridad, encarnando el amor de Cristo. Es una misión superactiva: tenemos —o teníamos porque el momento están cerradas— 3 escuelas donde la mayor parte del alumnado son jóvenes y niños musulmanes, porque la mayoría de la población pertenece a esa confesión religiosa, aman mandar a los hijos para ser instruidos en las instituciones católicas; además de unas 11 clínicas, entre la Parroquia y Cáritas en toda la Franja de Gaza, algunas tuvieron que cerrarse, otras siguen muy activas; un centro de formación profesional para jóvenes cristianos, otra obra para los niños a la que llaman “Butterfly children” es para los niños de piel de mariposa que tienen una enfermedad congénita en la piel que no tiene cura, por lo tanto son todos métodos paliativos para ayudarlos. Son 66 niños en toda la Franja de Gaza, los ayudamos, son niños de familias muy pobres, desgraciadamente con algunos de ellos no tenemos contacto desde el inicio de la guerra…

 




 

Un mensaje desde la guerra

P: Su mensaje al mundo desde el corazón de Gaza ante esta guerra que no cesa.

El mensaje desde el corazón de Gaza: pedir a todo a todo hombre y mujer de buena voluntad en el mundo que recen y hagan rezar mucho por la paz y ofrezcan sacrificios, incluso el que está postrado, el que está solo en su soledad que pueda ofrecer el sufrimiento a Dios implorando la paz, la paz para Tierra Santa, la Paz para Palestina, para Israel.

Que al mismo tiempo todos, cada uno en su lugar, trate de convencer al mundo de que esta guerra tiene que terminar por el bien de todos con la liberación de todos los prisioneros, liberación de los rehenes que están desde el inicio sufriendo tanta soledad en toda a Tierra Santa.

Hablo desde el corazón de Gaza, hablo también por ellos, hablo por los miles y miles de heridos que necesitan ser curados, los enfermos que necesitan cura y que no hay medicamentos, a veces medicamentos para enfermedades crónicas no se consiguen.

Es una vida muy muy difícil y una hora más de guerra no va a producir ningún bien en orden a la paz. El cese del fuego es necesario, no es la solución del conflicto pero al menos es algo que va a ayudar a aliviar tanto dolor y a que la gente sea curada y que empiecen a calmarse las aguas en orden a hacer otros pasos, en orden a la justicia, a la reconciliación.

¿Cómo ayudar estemos donde estemos?

“El que pueda ayudar, por medio de la diócesis o de otros canales, pero yo conozco y sé que es efectivo, entren a la diócesis del Patriarcado Latino de Jerusalén, la página es lpj.org, y ahí está el llamado del cardenal Pier Battista Pizzabala para la ayuda material”, nos detalló el padre Romanelli.

R: Lo más importante es el apoyo espiritual, moral, lo demás Dios lo dará por añadidura. ¿Quiénes estamos aquí en la parroquia? Me acompaña el padre Yusuf Assad, sacerdote de nuestra congregación, egipcio, quien estuvo desde el principio de la guerra. Yo estuve los primeros meses de la guerra en Belén, me agarró por sorpresa, estaba esperando unas medicinas y no me permitieron entrar hasta mayo hasta cuando vino el patriarca, entré y me pude quedar. También desde mayo está el padre Carlos Ferrero, sacerdote argentino, es nuestro superior provincial en toda la región Palestina, Israel, Jordania, Chipre y Siria. Nos acompañan dos hermanas servidoras del Señor de la Virgen de Matará, están en misión permanente, son hermanas gemelas de sangre y gemelas de religión —María del Pilar Llerena Vargas y María del Perpetuo Socorro Llerena Vargas, peruanas—, también las hermanas María de las Maravillas de Jesús que es argentina y María Emperatriz de América que es peruana. Y están tres hermanitas de la Madre Teresa, misioneras de la caridad, son de la India que hacen una labor encomiable.

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