Este Domingo de Ramos, el Papa Francisco desde su lecho de convaleciente envió un mensaje profundo a los fieles de todo el mundo. «La pasión de Jesús se vuelve compasión cuando tendemos la mano al que ya no puede más». Sus palabras fueron leídas en la Plaza de San Pedro por el cardenal Leonardo Sandri quien presidió la eucaristía que marcó el inicio de la Semana Santa.
El cardenal Sandri, prefecto emérito del Dicasterio para las Iglesias Orientales, fue el encargado de dar lectura al mensaje del Papa Francisco, quien por problemas de salud no pudo presidir la eucaristía. Aunque ausente físicamente, estuvo presente a través de una homilía centrada en la solidaridad, el sufrimiento compartido y el poder redentor del amor compasivo.
Tres enseñanzas desde el ejemplo de Simón de Cirene
Simón de Cirene, el silencioso protagonista
El obispo de Roma, desarrolló su homilía en torno a tres ideas claves. La primera, destaca el ejemplo de Simón de Cirene, el personaje que cargó la cruz de Jesús sin haberlo planeado. A diferencia de Pedro, quien prometió seguir a Cristo, pero lo negó . Simón no dijo nada, no hubo cruce de palabras entre él y Jesús, solo el madero de la cruz, un signo silencioso, pero de gran significancia que muestra servicio y entrega.
La cruz, un lugar de encuentro
El segundo eje del mensaje papal destaca que la cruz, aunque puede ser impuesta y dolorosa, también se convierte en una experiencia transformadora y de conversión si se asume con amor y humildad . Así como Simón fue obligado a cargarla, igualmente fue un camino para encontrarse con Cristo. Cada cristiano puede hallar en las cargas una oportunidad de comunión con Él: “La cruz de Jesús se convierte en la cruz de Simón”, recuerda el Papa.
Ser cireneos los unos de los otros
Finalmente, el llamado que hace el Papa Francisco para esta fecha litúrgica es contundente, convertirse en cirineos no solo cargando la propia cruz, sino también la del prójimo. Insta a seguir el ejemplo de Simón actuando con compasión hacia quienes lo necesitan en momentos difíciles. “Cuando levantamos al que está caído, cuando abrazamos al que está desconsolado, la pasión de Jesús se vuelve compasión”, concluyó el Pontífice.
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