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El Papa Francisco nombró un nuevo Nuncio Apostólico para Perú. Se trata de Monseñor Paolo Rocco Gualtieri, arzobispo titular de Sagona y actual Nuncio Apostólico en Madagascar, Swychelles y Mauricio; además de delegado apostólico en las Islas Comoras y La Reunión.

Su vida

Monseñor Paolo Rocco Gualtieri nació el 1 de febrero de 1961 en la localidad italiana de Supersano, en la provincia de Lecce, Italia.
El 24 de septiembre de 1988 se ordenó sacerdote en la diócesis de Ugento – Santa María di Leuca.

El 13 de abril de 2015, el Papa Francisco lo nombró arzobispo titular de Sagone y Nuncio Apostólico en Madagascar. La consagración episcopal la recibió de manos del cardenal Pietro Parolin, actual secretario de estado Vaticano; ceremonia que se efectuó el 30 de mayo del mismo año.

Con el paso del año el Papa Francisco amplió sus encargos pastorales, nombrándolo Nuncio Apostólico en las Seychelles el 26 de septiembre y en Mauricio el 24 de octubre y delegado apostólico en las Comoras el 13 de noviembre.

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Un camino itinerante

Monseñor Paolo Rocco Gualtieri continuará la misión que desde 2017 adelantó Monseñor Nicola Girasoli, Nuncio saliente, el prelado estuvo al frente de cinco años de misión diplomática en el país andino caracterizada por un gran sentido misionero y la participación en obras a beneficio de las comunidades más vulnerables.

«Han transcurrido más de cinco años de mi misión en el Perú, y como pasa con todos los diplomáticos, se acercan los días para terminar esta muy linda experiencia. Tuve la gran oportunidad de recorrer todo el país, recorrer todo el Perú, de visitar las 46 jurisdicciones eclesiásticas del país. Tuve el don de estar y vivir como cantan ustedes: «¡Contigo Perú!, siempre contigo, ¡Perú! En la costa, en la sierra y en la selva,» fueron sus palabras durante la Eucaristía celebrada en la reciente solemnidad de San Pedro y San Pablo en la catedral de Lima.

Ceremonia en la que anunció la finalización de su misión diplomática. Para el prelado su paso por Perú fue una experiencia única y edificante por cuanto le permitió crecer en su vocación y  dejarse deslumbrar por un país hermoso y apasionante.

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