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Pastoral litúrgica de episcopados latinoamericanos disciernen sobre el Año de la Oración

El pasado 20 de junio, el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), a través de la pastoral de liturgia, reunió de manera virtual a los presidentes de comisiones y departamentos de liturgia de las Conferencias Episcopales, para reflexionar sobre el tema de la liturgia en el Año de la Oración y compartir los pasos a seguir para vivir junto con el pueblo de Dios este momento de gracia convocado por el Papa Francisco.

Fue una jornada de trabajo intensa donde se retomaron además otros temas como: Los 60 años de la Constitución Sacrosanctum Concilium, desafíos en la formación, la inculturación y la pastoral litúrgica en las jurisdicciones y propuestas de acción para caminar juntos en el fomento de la vida litúrgica de los pueblos.

Para iluminar la reflexión sobre la liturgia en el Año de la Oración, fue invitado el sacerdote chileno Oswaldo Fernández de Castro, Doctor en liturgia por la Facultad de Teología de Cataluña en Barcelona que actualmente es vice gran Canciller en la Universidad Católica de Chile y párroco en el centro de la Ciudad de Santiago. Además de formar parte de la Comisión Nacional de Liturgia en el Celam y la Comisión Arquidiocesana de Liturgia en Chile.

Hacer de este año una sinfonía de la oración

Al iniciar su disertación sobre el tema de la liturgia en el año de la oración, el sacerdote recordó que el objetivo propuesto para este momento de celebración, ha sido intensificar la oración como diálogo personal con Dios. Una invitación, que debe llevar a todo cristiano a reflexionar sobre su fe y sobre el compromiso personal, en el mundo de hoy y en los diversos ámbitos donde está llamado a vivir.

Expone que el Papa Francisco, desde que anunció el Jubileo 2025 ya había insinuado el tema del Año de la Oración, cuando hablaba de dedicarse a una gran sinfonía de la oración “para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo”. A esto, comenta que la convocatoria hace un llamado a promover la centralidad de la oración tanto a nivel individual como comunitario.

Una mirada de la oración desde el aspecto litúrgico

Menciona, además, que el Dicasterio para la Evangelización elaboró el subsidio «Enséñanos a orar», en preparación al jubileo 2025, documento a partir del cual desarrolló su disertación dirigida a los presidentes de comisiones y departamentos de liturgia de las Conferencias Episcopales, presentes en este espacio virtual. En este texto indica, se presenta primero una breve explicación de lo que es la oración a través de las distintas catequesis del Papa Francisco, para pasar luego a las dimensiones de la vida eclesial donde se ofrecen secciones dedicadas a la oración y algunas de ellas centran su mirada en la liturgia.

Además, comenta que en el fondo lo que el Papa está proponiendo es descubrir que la oración es el camino para entrar en el jubileo, “porque la oración nos permite entrar en contacto con la verdad más profunda de nosotros mismos. El Papa nos invita a que a través de la oración podamos iluminar lo que somos y hacia dónde vamos”. Y resalta del documento, una catequesis del Pontífice en el año 2023, donde menciona que “la oración es un diálogo íntimo con el creador, un diálogo que parte del corazón humano para alcanzar el corazón de Dios y su misericordia, capaz de transformar nuestra vida ampliando con sencillez” y esto anticipa, es lo que se vive en la liturgia, que se “convierte en un puente entre el cielo y la tierra, un lugar de encuentro donde el corazón del hombre y el corazón de Dios se encuentran en un diálogo de amor incesante”.

Hace notar, además, que el Papa, desde los primeros meses de Pontificado, describe la oración como el lugar en el cual los cristianos se reconocen parte de la única familia de Dios, “porque ahí entramos directamente en lo que es nuestra oración litúrgica”, desde ahí -agrega- “es donde la Iglesia se reconoce como un único cuerpo que se dirige al Señor”.

Y continuando con el documento, al llegar al capítulo titulado: “Señor, enséñanos a orar”, denota que no se puede caer en el peligro de pensar en la oración como una dimensión de devoción personal, que no lo es, sino que la oración es en comunión con otros, por ello, asegura que la oración requiere de enseñanza, disciplina y de distintos modos como se da la oración, Por lo que enumera cuatro métodos de oración que sugiere el texto: adoración, alabanza, intercesión y súplica.

 

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La Eucaristía, oración para la comunidad parroquial

Al abordar este tema, inserto en el tercer capítulo del libro, asegura que es el que más interpela en el campo litúrgico, pues lleva a dar pistas sobre como definir lo que es la liturgia “creo que, en ese sentido, la eucaristía vendría a ser la oración de la comunidad parroquial, lo más propio. La forma que tiene la comunidad parroquial de rezar más tradicional es la celebración eucarística”.

Y continúa “yo creo que tendríamos que hacer nosotros una gran campaña de renovación eclesial a través de la renovación eucarística. El arte de celebrar bien, la disposición de la gente para la celebración, creo que sería una gran renovación para nuestra iglesia (…) La eucaristía es vivir de manera plena este grande misterio, por ello requiere de una disposición adecuada del corazón y de la mente, cada vez que nos acercamos a la eucaristía resuena la Constitución Sacrosanctum Concilium y siempre va a estar la pregunta qué significa esta disposición”, apunta.

Pistas sobre el arte de celebrar bien

Afirma que, el momento más alto de la oración vivida de manera comunitaria reúne a toda la asamblea en torno a la mesa del cuerpo y la sangre de Jesús. “Allí se encuentra una mirada linda de la centralidad de la eucaristía, en lo que es la oración de la Comunidad parroquial”, pero advierte que, para llegar a esto se debe hacer una preparación que permita participar de manera acertada de este momento y no llegar a caer en la dimensión individualista. Por tanto, insinúa que se debe preparar a la comunidad para que acompañe la celebración eucarística en sus diferentes momentos.

Otro aspecto que resalta, es el espacio previo a la eucaristía donde indica que se debe hacer un momento de recogimiento, a través del silencio, puede ser ante el Sagrario, o realizando una lectura previa de un texto bíblico, esto, sostiene, puede ayudar un poco en esta disposición del corazón y de la mente para entrar en la celebración litúrgica de la Eucaristía. Agrega, además, que es importante dar ese espacio de silencio a las personas que llegan a la eucaristía con anticipación y que quizás llegan con esa intención de meditar o vivir un momento interior, pero que hay otras actividades que anteponen y no se los permite. “Habría que pensar bien qué es lo más apropiado, cuándo si o cuándo no, poner otras oraciones u otras acciones comunitarias previas a la eucaristía”.

Pasando a otro aspecto del texto, remarca el tema de la señal de la Cruz, denota que este es un gesto litúrgico significativo que tiene sus orígenes en una dimensión más bien de exorcismo, pero se incorporó en las celebraciones. “Esto es interesante porque el texto, al hablar de la señal de la Cruz, dice que esta ayuda a involucrar el alma, el cuerpo y la inteligencia en la celebración y aquí viene todo el tema de la corporalidad, que nosotros la vamos a ver reflejada sobre todo en las posturas litúrgicas (postura de pie, sentada y de rodillas), cada una tiene su significado y su momento”.

El sacerdote mantiene al señalar que, la recuperación de la señal de la Cruz es una figura interesante que debe ser más aprovechada en la catequesis para explicar su significado. “¿Cómo se hace? en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, creo que es importante resaltar la “y” que tiene todo un sentido teológico de igualdad de las tres personas. A veces nosotros lo ponemos con una coma, pero litúrgicamente y teológicamente es con una “y” Padre “y” del Hijo “y” del Espíritu Santo, que pone a las tres personas en igualdad, como lo dicen los primeros dogmas de la Iglesia”, denota.

Otros aspectos de la eucaristía a ser atendidos

Otro momento importante de la eucaristía al que se refiere, es la escucha atenta de la palabra de Dios, esta dice, debe hacerse en una actitud de acogida, de meditación “dejar que la palabra ilumine el corazón y la mente”. Sostiene que la escucha del Evangelio se debe hacer de pie “para reconocer que es el Señor mismo el que nos habla”. Por otra parte, habla también del envío en el nombre del Señor, “Podéis ir en paz” subraya que es interesante resaltar este envío, de ser portadores de paz en el mundo, y dice que el documento termina poniendo un momento de agradecimiento después de la eucaristía en acción de gracias por el don recibido en la comunión.

La liturgia de las horas, es otra práctica guía que ocupa un lugar importante en las comunidades, dice el documento “resplandece la liturgia cuando es recitada en la comunidad eclesial que se realiza en la iglesia, de modo que quien quiera pueda participar, pueden haber voluntarios que ayuden a la participación, que acompañen con la música y recomienda”, al respecto el sacerdote reconoce que por el ritmo que se lleva en las Iglesias muchas veces es difícil llevarlo a cabo por el poco espacio que se tiene en tiempos.

Señala que el cuarto capítulo del documento se refiere a la importancia de la oración en familia, por lo que se sugiere entre otras acciones la bendición de los alimentos, oración al inicio del día o al terminarlo, las laudes del domingo, adicional a esto propone considerar realizar una lectio divina en familia, donde los padres se preparen con sus hijos antes de ir a la eucaristía y una vez participen de ella dialogar en familia sobre lo vivido de este momento.

Sumado a esto, el documento también sugiere la importancia de motivar y animar a los jóvenes para orar, esto se puede realizar en momentos de encuentros con ellos y en lugares especiales o en actividades como tiendas de oración. Y -agrega- debe hacerse de forma novedosa para entusiasmar a los chicos y la música asegura, es un buen camino para guiarlos a la oración. Otro espacio que resalta para acercar a los jóvenes a la oración es llevarlos de peregrinación a santuarios, a la montaña. “Esto puede ser una forma bonita de introducirlos en el mundo de la oración e incluso también utilizando algunas aplicaciones podcast que podrían fortalecer esta realidad de la oración en los jóvenes”.

Momentos especiales para la oración

Finalmente, señaló que el documento sugiere buscar momentos especiales para la oración, por lo que se insinúa que sea el obispo en cada jurisdicción, quien proponga estos momentos sobre todo en los tiempos fuertes de la liturgia, convocar por ejemplo a unos retiros espirituales de las catequesis sobre la oración.

A este respecto, se resalta como una propuesta la peregrinación a los santuarios porque aparte de ser lugares donde “el hombre eleva la mirada hacia Dios, con un corazón agradecido y con mucha esperanza, también se convierten en grandes confesionarios, así que la importancia de atenderlos adecuada y pastoralmente ha de ser la invitación a seguir”.

El sacerdote culminó su intervención planteando algunas preguntas que sirvieron de marco para unirse a un breve diálogo con los presentes. Tales como: ¿Cómo participar mejor en nuestras celebraciones?, ¿Qué significa participar de forma plena, consciente? Hoy día el Concilio nos dio algunas pistas, pero hemos puesto en práctica lo que nos da el Concilio. ¿Cómo se concretiza hoy día eso en nuestras comunidades? ¿Qué es lo que es participar consciente y plenamente?

 

 

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