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Patricia Gualinga: Ser mujer, indígena y defensora, una lucha contra el racismo y el patriarcado - ADN Celam

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Patricia Gualinga: Ser mujer, indígena y defensora, una lucha contra el racismo y el patriarcado

En el Día Internacional de la Mujer, ADN Celam realizó una entrevista con Patricia Gualinga Montalvo, una mujer indígena kichwa de Sarayaku, reconocida por su incansable lucha en la defensa de los derechos humanos, los pueblos indígenas y la Amazonía.

Como vicepresidenta de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (Ceama), Patricia ha enfrentado grandes retos, desde la resistencia a proyectos extractivistas en su territorio hasta visibilizar la presencia y mayor participación de las mujeres en la Iglesia y la sociedad.

En esta conversación, comparte su historia, marcada por la defensa del territorio y la identidad de su pueblo, su relación con la Iglesia y los desafíos que enfrenta como mujer, indígena y líder. Su testimonio es una invitación a reflexionar sobre el rol de las mujeres en la evangelización y en la protección de la Casa Común.

Un compromiso innato

Pregunta: ¿Cómo nació su compromiso con la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y del medio ambiente?

Respuesta: Mi compromiso con la defensa de los derechos de los pueblos indígenas y del medio ambiente ya están innatos, porque vengo de una familia que ha sido defensora, que siempre ha estado en contacto con la naturaleza. Por lo tanto, el camino estaba ahí y también los atropellos que sufríamos los pueblos indígenas, viendo lo que estaba pasando y viendo lo que pasaba a mi pueblo con la intermisión de la empresa petrolera, es el momento en que me involucré muy directamente en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas y el territorio.

Persecución por la defensa del territorio

P.: ¿Qué experiencias personales marcaron su camino como líder y defensora del pueblo kichwa de Sarayaku?

R.: Una de las experiencias personales que me ha marcado profundamente es el proceso del caso Sarayaku versus Estado de Ecuador, porque en el camino del proceso nos afrontamos a tantos obstáculos, a tantas barreras, ante la intromisión de la empresa petrolera para explorar petróleo en territorio Sarayaku, y eso nos llevó a exigir derechos en un ámbito internacional. Eso ha hecho que realmente hayamos tenido momentos muy difíciles, pero también momentos de fortaleza, momentos de reflexión.

El otro momento que me ha marcado son las amenazas de muerte y la persecución que sufrí a raíz de estar comprometida en la lucha de la defensa territorial, pero, sobre todo, por haber empezado a posicionar a las mujeres indígenas en la defensa del territorio.

P.: ¿Cuáles han sido los momentos más difíciles en su lucha por la justicia y la protección de la Amazonía?

Cuando una es amenazada de muerte, yo creo que una queda totalmente impactada; cuando a una le persiguen con procesos judiciales, son los momentos más complicados; cuando una se siente incomprendida y viendo la pasividad ante los atropellos de los derechos, son los momentos más difíciles que yo he tenido que vivir sintiendo la incomprensión, sintiendo que muchas veces la gente se vende, sintiendo que muchas veces nuestra lucha y defensa, que es de mucho derecho y que se enmarca en los derechos, es judicializada, empieza a ser perseguida, empieza a ser estigmatizada, denigrada.

Yo creo que esos han sido los momentos más críticos que he tenido que vivir en esos procesos de lucha.

Mujer, indígena y líder

P.: Desde su experiencia, ¿qué significa ser mujer, indígena y líder en la defensa de la Casa Común?

R.: Primero, ser mujer defensora ya es un problema, porque te enfrentas a una sociedad que no valora a las mujeres. Pero ser defensora, mujer indígena, eso es un problema mucho más grande, porque se sufre, porque te enfrentas al racismo, al racismo en la ciudad, pero también a una estructura dentro de las mismas organizaciones que son netamente patriarcales.

Te enfrentas a toda una a parte de la incomprensión, a todo un afán de ignorar tus procesos y luchas. Entonces, hay que tener el coraje y la valentía tan suficiente como para imponerse a eso.

El papel de la mujer en la Iglesia

P.: ¿Cómo ha sido su relación con la Iglesia a lo largo de su vida y cómo ha influido en su trabajo?

R.: Con la Iglesia yo he tenido una relación igual que la de la defensa territorial desde niña, porque mis padres fueron los primeros catequistas de la zona, los primeros del pueblo. Entonces yo vi que papá aun siendo un yacha, con un chamán, y mamá alguien que venía del mundo de los conocimientos, respetaban muchísimo la Iglesia especialmente; y yo crecí ahí.

Yo no soy catequista y mi acercamiento a la Iglesia se debe porque empecé a exigir que la Iglesia, la estructura eclesial empiece a dar acompañamiento a los pueblos indígenas en su lucha, en su resistencia y en defensa del territorio. Que eso tendría que ser parte de los hermanos también de la en las Iglesias.

P.: En su opinión, ¿cómo ha evolucionado el papel de las mujeres en la Iglesia en los últimos años?

R.: He visto su evolución en los últimos años, y es positiva, un poco lenta, pero positiva. Se ha empezado a ver que también dentro de sus estructuras empiezan a exigir derechos; y hay cambios a nivel de la estructura, he visto que empiezan a nombrar líderes autoridades mujeres.

Nosotras mismas somos vicepresidentas. Laura y yo, Laura es una religiosa de Brasil y mi persona, vicepresidenta de la Conferencia Eclesial Amazónica, y muchas mujeres empiezan a incorporarse y eso es positivo. Tal vez no con la rapidez que quisiéramos, pero sí con un paso lento que significa que no va a haber una vuelta, sino que este camino empezó y va a seguir.

Grades cambios y resistencias

P.: ¿Qué desafíos enfrentan las mujeres en la Iglesia cuando asumen roles de liderazgo o compromiso social?

R.: La estructura de la Iglesia es netamente patriarcal, y eso viene de muchos años, eso no es fácil de cambiar de un momento a otro, y ese es un gran desafío para las mujeres, porque van a tener resistencia en ciertos aspectos, muy a pesar de que el Papa Francisco tiene un discurso mucho más abierto, la estructura de la Iglesia es mucho más compleja, porque también tiene sus obispados, también tiene sus estructuras. Entonces, dependerá de la comprensión que vayan teniendo estas estructuras.

Sin embargo, he visto mujeres muy dispuestas a que esos cambios sucedan. Entonces, irá sucediendo poco a poco a pesar de los grandes desafíos que hay dentro de estructuras patriarcales.

Yo creo mucho más allá de esto, que, a distintos niveles de la sociedad, mujeres indígenas, mujeres religiosas, mujeres blancomestizas, están exigiendo esos cambios y se está pidiendo esos cambios, y que se está dando en distintos niveles, aunque de manera lenta.

La mujer en la construcción de una Iglesia con rostro amazónico

P.: ¿Cómo ha sido la participación de las mujeres indígenas en la construcción de una Iglesia con rostro amazónico?

R.: Nuestra participación como mujeres indígenas en la construcción de la Iglesia con rostro amazónico ha sido muy positiva, especialmente porque dentro de la estructura presidencial de la Conferencia Episcopal de la Amazonía estamos dos mujeres, y dos mujeres indígenas.

Estamos tratando de que haya un equilibrio y un empuje a que vean la diversidad de la Amazonía, a que vean a Cristo en la diversidad de este espacio amazónico, y que realmente la Iglesia tenga ese rostro que necesita, el rostro de Cristo en la Amazonía, un rostro amazónico de Cristo.

Y eso en palabras puede sonar bien, muy fácil, pero en la práctica es complejo, porque implica muchas cosas, implica también un comprensión desde Roma y, por lo tanto, nosotras como mujeres estamos tratando también de dar ese empuje; y en las comunidades también pensando en esta posibilidad dentro de nuestra estructura de la de la Ceama, y también, tratando de que esa conversación exista dentro de los espacios como los obispados, con las autoridades de la Iglesia, para que no haya a una resistencia tan grande.

Porque hay resistencia, la Iglesia es una de las estructuras más antiguas y que no ha cambiado tanto que digamos y que empecemos a ver estos puntos que son nuevos, ha generado también resistencia y somos conscientes de eso.

La voz de la mujer en la Iglesia

P.: ¿Qué espacios creen que aún deben abrirse para que la voz de las mujeres tenga mayor incidencia en la toma de decisiones dentro de la Iglesia?

R.: Esto se tiene que ver en el territorio también, en las estructuras territoriales de la Iglesia, ahí también debe haber una flexibilidad para que las mujeres vayan posicionándose, pero también construyendo esta posibilidad, vayan decidiendo.

Yo creo que habría que escuchar, hay mucho temor de escucharlas porque las mujeres vienen con ideas innovadoras. Yo sé que en Roma hay algunos pequeños espacios que se están abriendo, pero también tiene que abrirse dentro del territorio, de nada sirve que no se aplique lo que lo que se predica, o lo que se discute. Eso tiene que ser aplicado en el territorio con mujeres del territorio, con mujeres de la Iglesia en territorio. Eso sería una construcción que vaya teniendo fuerza.

Las mujeres contribuyen en todos los espacios 

P.: ¿Qué mensaje daría a las mujeres cristianas que buscan contribuir activamente en la evangelización y en la defensa de la dignidad humana?

R.: La participación de las mujeres en la Iglesia es muy importante, ellas siempre han estado, y es porque nosotras siempre estamos pendientes de muchas cosas, y también estamos pendientes de nuestra Casa Común, pero también estamos pendientes del espacio eclesial.

El mensaje que puedo darles es que no se tema mucho. Muchas veces nos paralizamos por temor de ser más activas, de dar más resultados, que no se piense que está yendo en contra de algo, sino más bien que estamos yendo a renovar muchas cosas que pueden contribuir a que haya mayor fortaleza y mayor alcance; y que en ese espacio haya un soplo del Espíritu y eso es algo que puede transformar las cosas.

Las mujeres con nuestro proceder, con nuestro actuar, con nuestra forma de ser avanzamos en todo, contribuyendo en estos espacios, defendiendo la Casa Común, defendiendo los derechos, lo que implica que eso sea una defensa de la dignidad humana.

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