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«Perú tierra ensantada: santos, beatos y siervos de Dios»: la última novedad editorial del Episcopado

«Necesitamos ponerle rostro a los discípulos y misioneros ejemplares, nuestros santos, como guías seguros del Evangelio hecho carne y vida en el tiempo del Bicentenario patrio,» fueron las palabras de Monseñor Miguel Cabrejos, presidente del episcopado peruano y del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) este 5 de octubre; durante la presentación del libro titulado «Perú tierra ensantada: santos, beatos y siervos de Dios,» una obra escrita por el historiador José Antonio Benito y editado por Angélica Carazas.

La publicación reúne las biografías y detalles históricos de los santos nacidos en el país andino. Se trata de la vida de 12 beatos, 7 venerables y 23 siervos de Dios en un libro de 165 páginas a color. Entre esas historias de vida aparecen Santa Rosa de Lima, San Martín de Porres, San Juan Macías, Santo Toribio de Mogrovejo y San Francisco Solano. Todos representan testimonios de fe y encuentro verdadero con Dios.

El vínculo de la historia

Durante la presentación efectuada en la sede del Episcopado peruano, Monseñor Miguel Cabrejos reflexionó sobre el legado de estos hombres y mujeres que caminaron por el país y cuentan con un gran valor dentro de la historia de la Iglesia peruana y de las expresiones de la religiosidad popular.

Situación que de acuerdo con el momento que vive la Iglesia, resulta determinante si pensamos en los verdaderos modelos de vida por los cuales nos debemos dejar tocar para examinar nuestro propio camino al servicio de Dios y la Iglesia.Al lado de los grandes personajes que nacieron en el Perú, existen muchos otros que llegaron desde tierras lejanas. -afirmó- Todos ellos entregaron su vida al Señor, sirviendo a los más pobres, a lo largo y ancho de nuestro país”. Agregó.

Analizando episodios importantes en la historia del pueblo peruano, el también arzobispo de Trujillo recordó que desde el siglo XVII, la figura de ciertos santos ha logrado trascender más allá de las fronteras del país. Ejemplo de ello, es Santa Rosa de Lima, conocida como la primera santa de América y patrona de la Orden del Sol desde 1821 o Santo Toribio de Mogrovejo, patrono de los obispos del continente; sin olvidar a San Martín, reconocido como patrono de la justicia social o la figura de Francisco Solano que, tras vivir en Bolivia y Tucumán, alcanzó un enorme arraigo al interior de la orden franciscana y el ámbito artístico. Igualmente, Monseñor Cabrejos resaltó el testimonio de San Juan Macías que con el paso del tiempo ha ganado miles de devotos, principalmente en las colonias de emigrantes de diversas partes del mundo.

 Pontífices y santos peruanos

Santos y beatos que han interpelado con su vida a personajes importantes en el contexto de la Iglesia universal, como el Papa San Juan Pablo II que, durante su visita al país en 1985, se dirigió a más de un millón de jóvenes, invitándolos a ser protagonistas de la historia de la nación.

A ejemplo de la joven Santa Rosa de Lima, empeñad vuestras energías en construir un Perú donde brille la santidad, donde se plasmen las bienaventuranzas del reino. Construid un Perú más fraterno y reconciliado,» fue la frase del pontífice. Ejemplo que siguió el Papa Francisco que, en enero de 2018, animó a seguir la huella de los santos en un aparte de sus discursos que aún es recordado con cariño: «La reserva más linda del pueblo peruano son los grandes santos que marcaron Latinoamérica, construyendo la Iglesia, trabajando por la unidad y en esperanza,” aseguró.

Así, Monseñor Miguel Cabrejos recordó que en la misma medida en que los personajes universales han marcado con su vida una trayectoria de carácter histórico; los santos deben considerarse como hitos, referentes y expresión de los paradigmas del cristianismo en el país. Además, porque desde lo concreto muestran lo que significa ser discípulos y misioneros, capaces de entregar la vida por amor a Dios y al prójimo sin establecer ningún límite.

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Un testimonio

Trayendo a la memoria el pasado 7 de mayo, fecha de la beatificación de la Hermana Aguchita, en el Centro Poblado de La Florida, sede del Vicariato de San Ramón; el prelado habló de la emoción que representó para él este momento, que le llevó a recordar otras seis personas que también fueron asesinadas a manos de terroristas. Una ocasión para orar implorando que su sangre derramada en el mismo suelo, sangre como la de Abel, los uniese al coro de los que siguen al Cordero Vencedor entre los santos del Paraíso.

 Finalmente, animó a los presentes a leer esta novedad editorial del episcopado peruano encomendando a todos los lectores al Señor de los Milagros y a la Virgen para que la vida de los santos se convierta en un modelo valorado y digno de seguir por cuanto su paso por el mundo dejó huellas imborrables en la vida de muchas personas. “En este tiempo sinodal que vive nuestra Iglesia invito a renovar la pasión por Jesús, la pasión por su Evangelio, la pasión por su pueblo, pueblo Santo de Dios, pidiendo por santas vocaciones sacerdotales, religiosas y laicos comprometidos en la evangelización, en una Iglesia en salida y más sinodal,” concluyó.


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