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Presidencia de la CNBB hace balance de un cuatrienio en el que ha tenido que «reinventarse para dar nuevas respuestas»

Partiendo de la idea de que «comunicamos para humanizar, comunicamos para evangelizar«, como señaló Mons. Joaquim Mol, obispo auxiliar de Belo Horizonte y presidente de la Comisión para la Comunicación de la Conferencia Nacional de los Obispos Brasileños (CNBB), la primera rueda de prensa de la 60ª Asamblea General de la CNBB, que tiene lugar en Aparecida del 19 al 28 de abril de 2023, comenzó con la idea de que esta comunicación debe ser una contribución para que «la sociedad también comunique mejor lo que tiene que comunicar».

Un encuentro de comunión de las diferencias

Una asamblea que es «un encuentro de comunión de las diferencias«, insistió Mons. Mol, dado que la asamblea de la CNBB es una «experiencia de unidad y comunión» con los diferentes, formando «un cuerpo cuyos miembros tienen funciones diferentes y colaboran para la misma función». El obispo auxiliar de Belo Horizonte llamó a una actitud de escucha en la dinámica del camino sinodal, presentando el trabajo de la actual presidencia como una tarea enorme con peculiaridades nunca imaginadas en el curso de la historia, especialmente con la pandemia, con realidades que Brasil nunca había experimentado.

Mons. Walmor Oliveira de Azevedo, arzobispo de Belo Horizonte y presidente de la CNBB, comenzó agradeciendo el trabajo de los medios de comunicación en este tiempo de «tantas mentiras y tantas divisiones, una comunicación que busca mostrar la verdad, motivar los corazones para el bien y abrir nuevos caminos con el Evangelio de Jesús y con los servicios prestados por la Iglesia en el corazón de la sociedad».

Uno de los cuatrienios más difíciles en los 70 años de la CNBB

Un tiempo que definió siguiendo la metáfora de la Iglesia como una barca en travesía, utilizada por el Papa Francisco el 27 de marzo de 2020 en la Plaza de San Pedro. Ante la convulsión vivida en Brasil en los últimos cuatro años desde el punto de vista político, y los desajustes que afectan de manera especial a los más pobres y sufrientes, lo que hizo con la CNBB se obligase a «reinventarse para dar nuevas respuestas». Esto en uno de los cuatrienios más difíciles en los 70 años de la CNBB, que su presidente ve con un corazón agradecido y con gran alegría por la experiencia que hemos hecho con muchas manos y corazones y una colaboración competente, que ha hecho crecer muchas cosas, aún con las dificultades de la pandemia y de la situación política.

El arzobispo llamó a ser una Iglesia en salida y sinodal, que «tiene que ir a la vida del pueblo en confrontación con lo que vive, sufre, lleva, sueña, y sobre todo en la tarea de construir una sociedad justa, fraterna, solidaria, porque somos ciudadanos del Reino en salida», dando así nuevas respuestas, fruto de la articulación de muchos que confirman este camino como Iglesia servidora en el mundo, dado que «estamos al servicio de la vida, al servicio del pueblo de Dios».

Una Iglesia al lado de los pobres

Mons. Walmor Oliveira de Azevedo recordó que en sus 70 años de historia «la CNBB ha estado siempre del lado de los pobres, de los que sufren«, lo que la ha llevado a atravesar dificultades e incomprensiones, «por el coraje profético de estar del lado de los pobres, creando una nueva cultura social, política, espiritual y humana». En este sentido, recordó la campaña “Es Tiempo de Cuidar”, como una expresión muy importante de solidaridad, que responde a la exigencia intrínseca a la luz del Evangelio de Jesucristo de cuidar a los pobres, más aún ante el aumento de la pobreza y del hambre en un país que es el granero del mundo.

En relación a la violencia en las escuelas, el presidente de la CNBB ve esta realidad como «consecuencia de los caminos que hemos tomado, muchas veces lamentablemente, desde importantes líderes políticos fomentando el odio, fomentando los desencuentros, fomentando las dificultades, y sobre todo fomentando el comprometer la fraternidad universal». Ante ello, siguiendo el Pacto Educativo Global, llamó a «encontrar caminos de diálogo, caminos de servicio e indicaciones concretas» frente a esta violencia en las escuelas, porque vivir la fe cristiana es humanizarse, buscando instaurar la cultura de la paz.

Mons. Joel Portella Amado, obispo auxiliar de Río de Janeiro y secretario general de la CNBB, destacó la importancia de la Campaña de la Fraternidad, expresión de caridad y solidaridad, que durante la Cuaresma nos anima a descubrir el sufrimiento de los demás a través de diferentes propuestas, entre ellas la Colecta Solidaria, que alimenta el Fondo Nacional de Solidaridad.

La CNBB siempre en el horizonte de la sinodalidad

En cuanto a la sinodalidad, su presidente señaló que la CNBB está en este horizonte de sinodalidad en su historia organizativa, con marcas de participación, destacando la necesaria inversión en la sinodalidad, «como una experiencia importante que crea una nueva cultura», dado que «la CNBB es una expresión de comunión de los obispos de Brasil marcadamente sinodal».

En el día de los pueblos indígenas, Mons. Mario Antonio da Silva, arzobispo de Cuiabá y vicepresidente 2º de la CNBB, destacó que la Conferencia y la Iglesia de Brasil han acogido de forma muy solidaria los dolores y las causas de los pueblos indígenas, llamando a «reconocer el protagonismo de los pueblos indígenas y de las comunidades tradicionales y reconocer su sabiduría y beber de esta fuente para descubrir soluciones a los muchos problemas que vivimos hoy en nuestra nación y en nuestro Planeta, sobre todo en la cuestión de la preservación del medio ambiente», indicando los pasos a dar.

Polarización política y religiosa

La polarización política y religiosa presente en la sociedad ha llevado a Mons. Walmor Oliveira de Azevedo a «grandes y pesadas consecuencias con la vida de los más pobres y sufrientes», exigiendo a la Iglesia que ayude en la construcción de una cultura de paz, justicia, respeto a la vida y a la dignidad humana. Esto con vistas a que la Iglesia ayude a Brasil a ser mejor.

Mons. Jaime Spengler, arzobispo de Porto Alegre y vicepresidente 1º de la CNBB, destacó el trabajo de apoyo y construcción de las comisiones de la CNBB, de los obispos y consejeros, un trabajo que se hace a favor de la Iglesia y de los más necesitados, que va más allá de los que pasan hambre. Insistió en que sin educación no hay transformación de la sociedad, haciendo ver la necesidad de reconstruir el tejido social. En este campo, abordó la cuestión de la comunicación digital y el necesario aprendizaje de todo lo que se refiere a la tecnología, frente a la que existe un espíritu negativo, que requiere un cambio, porque «la tecnología, la ciencia, es fruto del ingenio humano y por tanto noble».

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Después de 19 años de trabajo, se está publicando la tercera edición del Misal para la Iglesia de Brasil, que ha sido muy enriquecida y que el año pasado permitió completar este proceso, en reconocimiento de que la traducción brasileña es digna de confianza, según el obispo Joel Portella Amado. El secretario general de la CNBB ve en el nuevo Misal «una oportunidad de utilizar el Misal para vivir la liturgia con toda la seriedad, riqueza y belleza que la liturgia requiere».

 

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