La jornada de este 27 de julio de la primera Asamblea Eclesial Garífuna puede describirse así: Diálogo de la fe y la cultura.
El día estuvo dividido en tres grandes momentos: En la mañana se dio la apertura oficial con una oración inculturada, caracterizada por cánticos de adoración y compartir fraterno en lengua garífuna.
Luego se pasó al acto protocolario con un saludo de monseñor Jorge Lozano, secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) y la bienvenida de monseñor Miguel Lenihan, obispo de La Ceiba y asesor de la Pastoral Afroamericana de la Conferencia Episcopal de Honduras.
En ese orden, la conferencia central estuvo a cargo del sacerdote jesuita Tomás Cacho, asesor nacional de la Pastoral Garífuna, quien disertó sobre los principios que han motivado esta Asamblea Eclesial.
La segunda ponencia, estuvo a cargo de Ana Lanza, coordinadora Nacional de Catequesis en Honduras, quien abordó la importancia de inculturar el Evangelio y de los esfuerzos que en materia se han venido desarrollando para acercar a las nuevas generaciones de garífunas la Palabra de Dios.
Una visión de pastoral de conjunto
El padre Cacho afirmó que “la pastoral Garífuna ha venido explorando una visión pastoral integral y de conjunto”, por tanto, “es necesario formular y llevarla a cabo líneas y estrategias que le permita tejer redes”.
Por supuesto, esto “precisa provocar espacios para soñar juntos y renovar el sueño de Dios para con el pueblo, ordenar nuestra relación con nuestros ancestros, reflexionar y provocar la actualización de la alianza de Dios con nuestros antepasados”.
“Tomando en cuenta que nuestra vocación de discípulos y discípulas de Jesucristo está marcada por el llamado a la santidad, con una actitud abierta hacia la realidad y una búsqueda constante de perfección y comunión con el Dios de Jesús, queremos emprender una búsqueda constante que nos acerque a la realidad desde una mirada pastoral, con ojos de pastor”, ha señalado.
Mirar la propia realidad
Por todo lo anterior, el jesuita justifica la realización de esta primera Asamblea de Pastoral Garífuna a nivel de Centro y Norte América, que se ha apalancado con los congresos anteriores, que “nos han mostrado el horizonte” y se ha operativizado con “el apoyo de los Centros pastorales de Celam”.
“El garífuna, como discípulo(a) y misionero(a), hoy por hoy, en medio de la complejidad de la realidad que afronta la Iglesia en general no debe perder de vista la importancia de una mirada a su propia realidad”, ha explicado.
Además, acompañar a los garífunas, exige “una mirada del Buen Pastor y una respuesta pastoral en sintonía con su rostro” en consonancia con los documentos de la iglesia latinoamericana y caribeña.
Por ejemplo, el documento de Aparecida (2007) “exige a los agentes de pastoral y sus respectivos pastores -discípulos y misioneros-, ser cercanos y abiertos a la cosmovisión afro: Conocer los valores culturales, la historia y tradiciones de los afroamericanos, entrar en diálogo fraterno y respetuoso con ellos”.
Sin duda, eso sería “un paso importante en la misión evangelizadora de la Iglesia” y “nos coloca en la necesidad de comprender mejor la presencia de Dios en el caminar del pueblo Garífuna; por ende, clarificar el horizonte pastoral con dicho pueblo”.
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