El tercer Congreso Latinoamericano y Caribeño de Doctrina Social de la Iglesia ha iniciado este 21 de abril con una nutrida agenda en torno a los cuatro sueños amazónicos del papa Francisco: social, eclesial, ecológico y cultural, que han sido el horizonte inspirador del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam) en su proceso de renovación y reestructuración.
David Paul Charters, encargado de negocios de la nunciatura apostólica en Colombia, dio la bienvenida y envió un saludo en estos días de encuentro sean una ocasión propicia para renovar el celo apostólico, los ha invitado a reflexionar sobre la caridad “fuente de la que brotan todos los compromisos de la doctrina social de la iglesia y motor de todas las acciones que procuran construir un mundo mejor
Sembradores de esperanza
Monseñor Luis Jose Rueda, arzobispo de Bogotá, hizo memoria agradecida de la encíclica Rerum novarum del papa Leon XIII que abrió las puertas para que se lograra consolidar el aporte sistemático del pensamiento social de la Iglesia.
El papa Francisco en busca de la recepción del concilio vaticano II en estos 10 años de su misión apostólica como sucesor de pedro nos impulsa a vivir una evangelización en salida y al encuentro, que integre y transforme todas las dimensiones del ser humano. El mandato es ‘id a todo el mundo a anunciar la buena noticia’”.
El prelado recordó que América latina cuenta con una dilatada trayectoria al servicio del bien común, en esta misión nos desafían citaciones antiguas que se han complejizado en la actualidad, basta citar, el hambre creciente en medio de una gran riqueza hídrica y ecológica o la pobreza extrema que contrasta con la ostentación de riquezas amasadas por la corrupción y el narcotráfico.
Por ello, ha insistido que este congreso es una semilla de esperanza, porque el campo es de dios y allí tenemos todos una posibilidad de trabajar, sembremos con lágrimas si es necesario, que un día América Latina y el Caribe cosecharan entre cantares.
Confianza en la religión
Marta Lagos, directora de Latinobarómetro –encuesta de opinión pública que se realiza desde 1995 para monitorear la evolución de las sociedades–, participó en el panel del sueño eclesial.
Presentó resultados de una investigación realizada en 18 países del continente, tomando como referencia la variable religión: una de las categorías presentadas por la experta fue la confianza en la Iglesia: “En 1996 la confianza rondaba el 76% y en 2020 bajo a 61”.
“Hay un declive en la confianza en la Iglesia que es mucho menor, que el declive en la confianza del resto de instituciones. Y pierde confianza a partir del pontificado de Francisco y una persona que conocía este dato me preguntó el porqué. Y mi respuesta fue que cuanta confianza hubiera perdido la Iglesia si él no hubiera estado”, acotó.
De toda la región el cono sur: Chile, Argentina y Uruguay el grado de confianza es muy bajo entre 31 y 38, donde la tendencia mayor es el ateísmo.
Y dentro de esta categoría religión, el catolicismo ha mermado considerablemente: “De ser una región supremamente católica, otras confesiones de fe han emergido. De un 80% de católicos en 1996, para 2020 hay un 56%.
Ha destacado un fenómeno: aquellos que no tienen religión. “En 1996 había solo 4% y para 2020 son 16%, es decir se ha multiplicado cuatro veces. Es el indicador que se ha multiplicado más en América Latina”, ha dicho.
Fuego que aviva la Iglesia
El cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga, arzobispo emérito de Tegucigalpa (Honduras) y presidente del Centro de Gestión del Conocimiento, como buen conocedor de la reforma de la curia, pues lidero al grupo de cardenales que ayudó al Papa Francisco en la elaboración de Praedicate evangelium, instó a los presentes a no tener miedo en ser una Iglesia en salida.
El purpurado ha insistido en no ser una Iglesia atrincherada que no avanza ni retrocede, sino que se queda en su zona de confort, porque todos los bautizados “somos llamados a ser una Iglesia hospital de campaña, que camina junta y que asiste al que sufre”.
Ser una Iglesia de “salud primaria, que propone caminos, que evita las enfermedades y precisamente una Iglesia más que nunca convocada a la formación de sus laicos para que haya incidencia en la sociedad, construyendo la justicia que previene las exclusiones y el descarte de personas”.
Don Rodríguez indicó que “nuestro Congreso de Doctrina Social de la Iglesia tiene un futuro maravilloso. Es el primero en clave sinodal, no lo vamos a clausurar con comunicado, de ninguna manera; nosotros vamos a seguir atizando el fuego y ese fuego se llama la Doctrina Social de la Iglesia”.
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