En medio del apogeo del sexto Congreso Americano Misionero que ha acogido en Puerto Rico a más de 1200 peregrinos, con un engranaje de 900 voluntarios y 40 delegaciones continentales, se cumplen 47 años de este acontecimiento de la vida eclesial del continente este 20 de noviembre.
Así ha destacado el padre José Orlando Camacho, coordinador general del CAM 6, quien además señaló que “ha sido providencia del Señor reunir aquí en la Isla del encanto a miles de misioneros de todos los puntos del continente”.
“Es un signo de la madurez, del dinamismo misionero, de esa docilidad al Espíritu y de la acción del Espíritu. Probablemente hay que estar muy pendiente, pero eso eso está aconteciendo aquí en Puerto Rico”, acotó.
Padre José Orlando Camacho, coordinador general del CAM 6
El sacerdote puertorriqueño confiesa que “no fue una estrategia, sino más bien una inspiración del Espíritu”, porque “cuando escogimos la fecha de noviembre, aquí en Puerto Rico, no fue buscando en una biblioteca y, pues, mira, vaya coincidencia”.
A las fronteras del anuncio
En 1977, México celebraba lo que sería su 7.° Congreso nacional misionero, en ese entonces – recuerda el padre Camacho – se comenzó a instituir el Congreso misionero latinoamericano, conocidos desde entonces como COMLA. Hasta que en 1999, por petición del papa Juan Pablo II, pasan a llamarse CAM (Congreso Americano Misionero) para incluir a Estados Unidos y Canadá.
A 47 años de este evento, la Iglesia continental ha ido afianzando “madurez misionera” que va desde lo local y, por supuesto, con los desafíos propios de la misión ad gentes en unos tiempos en los que toca plantar cara contra la cultura de la indiferencia.
“Nos vamos abriendo a las fronteras del anuncio y de la vivencia del Evangelio, eso me llena de emoción”, comparte Camacho. Por eso, “aquí estamos en Puerto Rico para seguir fortaleciendo ya no solamente el dinamismo misionero en el continente de América, sino que no sea una expresión de una fe autorreferencial para el continente, sino que el Espíritu nos motiva a abrirnos”.
El padre Camacho ha insistido que “ningún país de nuestro continente se sienta menos para aportar o para abrazar esta tarea”. Es un mandato de todos los bautizados, que se fundamenta en el “desprendimiento y una actitud de apertura”, porque “todos somos del equipo de Dios”.
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