Por el Hno. Jesús García /Capuchinos Ecuador
“El Espíritu de la verdad los guiará en todos los caminos de la verdad” (JN 16,13)
Gracias a tantos medios tecnológicos desplegados por la humanidad, actualmente tenemos una ingente y variadísima cantidad de “información”, incluso hasta el hartazgo y la confusión. ¿Todo lo que dicen las redes, webs, agencias, predicadores, políticos, tertulianos y filósofos de las esquinas… es fiable? ¿Qué hay de cierto, qué de manipulado, qué de veraz?
Hay personas que se autocomplacen con el consumo -no siempre bien discernido- de comentarios, charlas, homilías o sesudas reflexiones religiosas… creyendo todo lo que les dicen y sacando conclusiones subjetivas ante mensajes más o menos parciales. ¿Hasta qué punto “crecemos” en la fe cuando calculamos nuestro grado de sabiduría por la “cantidad” de horas escuchando charlas frente a una pantalla -a veces apagada- de zoom o meet?
La humanidad, además de acumular datos y más datos, hoy está necesitada de compartir sabiduría, para saber vivir y poner sabor a la vida. Hemos de buscar, encontrar, vivir y compartir sabiduría, discernimiento y verdad. Pero sin fabricar cada uno su gueto autorreferencial de verdades o engordar la ideologización religiosa de los deseos y las necesidades no satisfechas.
Nos confunden tantas verdades, cuando apenas son “opiniones”. Nos oprimen tantas sentencias religiosas cuando quizá son -simplemente- paracetamoles o machetes “fundamentalistas”. Quizá nos inmovilizan con el narcótico de las medio-verdades para no llegar a “opciones” existenciales… (incluido el profetismo ecosinodal).
Por ello, no nos cansamos de pedir y acoger el “Espíritu de la verdad”, que ama, libera, discierne, compromete, plenifica y nos hace sabios/as.
Así como buscamos la Verdad y recibimos el Espíritu… así también contagiamos la libertad del Espíritu y la alegría del que es “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14,6)
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