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Reflexión Bíblica Dominical: 23 de abril de 2023

“Y ellos se decían el uno al otro: “¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y nos explicaba las Escrituras!”. (Lc 24,32)
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Ya sea por el miedo o por la desmotivación, existen muchas personas que no vibran por casi nada, no arriesgan ni tampoco animan a nadie; o sea, viven mirando al suelo o para atrás o a las nubes… pero no al frente ni a la interioridad. Son (¿o somos?) personas invadidas por la mediocridad grisácea (“ni agua ni pescado”).

Pero hay gente decidida que “arriesga” su vida por el Evangelio, “invierte” toda su energía en los sueños de un mundo mejor y “consigue revitalizar” lo que está a su alrededor. Es gente que hace mejor a las personas con quienes trata, porque recicla las utopías de la humanidad y del Reino. Nuestro mundo necesita personas así… “profetas de la esperanza y místicos de la humildad”.

Además de salir de los sepulcros de la fatalidad, con Jesucristo, dejamos de ser jerosolimitanos cabeceando el muro de las lamentaciones y -también- renunciamos a la tentación cangrejil de Emaús. Ahora nos disponemos a escuchar, estudiar, orar y “comprender la Palabra de Dios”… para redescubrir el triunfo del amor en el Resucitado. Y decidimos hacer un alto en el camino para “compartir el Pan de vida”, que se multiplica con la solidaridad de los sencillos.

De esta manera sí podremos “renovar, a la luz de la Palabra de Dios y el Vaticano II, nuestro concepto y experiencia de Iglesia Pueblo de Dios, en comunión con la riqueza de su ministerialidad, que evite el clericalismo y favorezca la conversión pastoral” (AELC 9), a través de la formación sinodal, la renovación de estructuras, la participación real y la animación bíblica.

¿Nos estamos dando cuenta? Arde en nosotros la “pasión por el Reino”, superando el pesimismo avinagrado. Vibra nuestro corazón con el “Espíritu de Galilea” y con la Fraternidad de Asís. Porque el encuentro con el Caminante Jesucristo es el final de la regresión y el principio de la misión, con nuevo ardor, nuevos lenguajes, nuevos métodos y nuevas relaciones… vital

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