Este Viernes Santo recordamos la Pasión y muerte del Señor, momento que contemplamos el rostro sufriente de Cristo en los hermanos que hoy sufren el flagelo de la exclusión y el descarte.
El padre Pedro Brassesco, secretario adjunto del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), en Reflexiones para el camino, recuerda que este fue “un acto de amor de Dios por nosotros por medio del cual nos salva”.
La cruz de Jesús es la causa y el instrumento de nuestra salvación, por tanto, “el hombre no puede salvarse solo”. Es con la aceptación humilde de Jesús, Dios que se hizo hombre, “podemos acercarnos a él y crecer en el amor a los demás”.
Contemplar a Jesús
El sacerdote argentino ha lamentado que la humanidad busca otras formas de salvación, que “están centradas muchas veces en el poder, en tratar de derrotar a los demás, en tratar de ser superiores a los demás” sin lograr resultados.
Por eso, este Viernes Santo nos invita a contemplar a Jesús que “muere sobre todo por amor» y “podamos tener nosotros en nuestra mirada de este día muy presente ese amor de Dios por cada uno de nosotros”.
La invitación es a “sentirnos profundamente amados. Recordar que Jesús nos está ofreciendo el perdón, ofreciendo su misericordia para que así también nosotros, abrazando nuestra propia cruz, podamos morir a todo aquello que no nos deja vivir la dignidad y la libertad de los hijos de Dios”.
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