Representantes de República Dominicana, Cuba y Puerto Rico han participado en el 2.º Encuentro latinoamericano y Caribeño de Comisiones episcopales de prevención de abusos, que culminó este 5 de septiembre.
Yimel Julián González Gálvez es el abogado de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba y secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Prevención, presidido por monseñor Gabriel Díaz Ruiz, obispo de Matanzas.
Contó a ADN Celam que en la Iglesia de Cuba la institucionalidad está compuesta por dos organismos: la Comisión Nacional de Prevención que establece las directrices y las oficinas de escucha en cada diócesis “compuestas por diferentes especialistas”.
Protocolos de protección en Cuba
El laico cubano comentó que desde el año 2019 “los obispos crearon la comisión encargada redactar las líneas guía por mandato de la Santa Sede”, aunque “años antes hubo algunos intentos de redacción, pero no se habían llevado a término hasta que en el 2019 se crea con mejor estructura esta comisión”.
También se creó un código de conducta, porque “las líneas guía son dos bloques, un primer bloque se encarga de la prevención y, un segundo bloque, aborda lo referido a la actuación, denuncia y la reparación de víctimas”.
“Hasta el momento hemos tenido una sola denuncia que hace unos meses la Santa sede ha considerado no procedente”, por supuesto, en este caso “el obispo diocesano se auxilió en uno de los miembros de esta Comisión Nacional de prevención”.
Tienen un segundo documento, se trata de un manual de actuación ante una denuncia de abuso de naturaleza sexual, “ahí todo un protocolo, lo primero que se hace es recibir la noticia del supuesto delito y se empieza el proceso de investigación, con pautas muy claras de qué es lo que tenemos que buscar en esa investigación”.
“Estos delitos se clasifican como delitos en solitario, son cosas que ocurren y no son de notoriedad”, entonces “hay un conjunto de indicios con nuestros manuales que debemos abordar”. A partir de esto se conforma un expediente y se remite a la Santa Sede.
Compromiso desde República Dominicana
De la República Dominicana fray Jit Manuel Castillo de la Cruz de los hermanos menores Franciscanos forma parte de la Comisión de protección a los menores y adultos vulnerables en la arquidiócesis de Santo Domingo.
Participar del 2.º Encuentro latinomaericano de Comisiones episcopales de prevención de abusos ha sido una experiencia “muy enriquecedora y muy desafiante”.
Este espacio le ha servido para ver el camino que “están haciendo otros países en cuanto a la cultura de la prevención”, por supuesto, “el camino es arduo todavía, pero nos vamos cargados de energía para continuar el trabajo en un área tan necesaria y tan importante”.
El religioso señaló que compartieron el camino recorrido desde la primera asamblea en Chile (2023) hasta la fecha “sobre todo cómo se ha ido difundiendo la presencia de comisiones en las diversas arquidiócesis”.
En Dominicana – dijo – “todas las diócesis en este momento cuentan con un protocolo de protección al menor, la gestación de la Comisión Nacional y las diversas ramificaciones que esa comisión ha de tener en las diferentes diócesis”.
Se va “con mucho entusiasmo” para seguir trabajando en “conexión con otras comisiones y tener la posibilidad de promover muchas iniciativas a implementar en nuestro país” con posibilidad de convenios interinstitucionales, por ejemplo, con la Comisión Pontificia, Cáritas internacional, entre otras instituciones.
Puerto Rico, esperanzada
Gilberto Martínez es diácono y el secretario ejecutivo de las Comisión de protección de menores de la Conferencia Episcopal de Puerto Rico. Participó en Chile y se siente muy feliz por estar nuevamente en este nuevo encuentro, porque “siempre es una experiencia gratificante e iluminadora”.
Son muchos años los que “llevamos bregando” con el problema de los abusos, “de la diócesis de donde yo vengo [Mayagüez] ha existido un programa para protección de menores desde hace 10 años y ha animado a otras a organizarse en esta tarea tan importante”.”
Para Martínez prima “el bienestar y la seguridad de nuestros jóvenes y niños, sobre quienes descansa el futuro, a quienes les vamos a entregar un mundo donde puedan desarrollarse y ser felices, vivir al máximo su potencial”.
De este 2.º encuentro se lleva la empatía, porque “todos estamos en la misma barca, estamos mirando hacia una meta que es la de lograr en todas nuestras comunidades ambientes seguros”.
“No estamos solos, que no somos una islita sola, sino que somos parte de un todo que mira hacia un futuro brillante, a un futuro lleno de esperanza, donde todos nos sintamos seguros”, finalizó.
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