En el marco del seminario para predicadores “Testigos de Dios en su Pueblo”, organizado por el Centro de Formación Bíblica, Teológica y Pastoral (Cebitepal), ADN Celam dialogó que dos de los participantes procedentes de México y Paraguay, quienes compartieron sus sueños y expectativas sobre este proceso de formación.
Este es un espacio académico que convoca a 80 personas de 17 países de América Latina, evangelizadores y predicadores con el firme propósito de ofrecerles elementos de cómo vivir y transmitir la Palabra de Dios con mayor profundidad.
Entre los participantes está la hermana Ana Iris Blanco Aches, miembro de la comunidad cristiana «Jesús está Señor». Es venezolana, pero hace siete años está incardinada en la arquidiócesis de Guadalajara, su labor incluye la evangelización y la acción caritativa en países con dificultades de dictadura como Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, enviando medicamentos y esperanza a estas comunidades vulnerables.
Una predicadora en constante formación
Igualmente, la religiosa es predicadora, cantautora y líder de la escuela de evangelización “Café de Alabanza”, un espacio donde según cuenta, busca profundizar en la vivencia de la fe a través de la Palabra y la reflexión. Según ella, su enfoque es ayudar a las personas a interpretar y vivir la Palabra de Dios, superando la desconexión que a veces existe entre lo que se cree y cómo se vive.
«Una de las cosas que más me impactan es cómo vivimos la fe. ¿Qué hacemos con la Palabra que escuchamos los domingos o que leemos en la oración? En nuestra escuela nos dedicamos a estudiar, interpretar y dejar que la Palabra transforme nuestras vidas», comentó.
Expectativas del seminario: un fuego renovador
Al ser consultada sobre lo esperado en este curso, la hermana Ana Iris expuso que su deseo no es otro que el de crecer en su llamado como consagrada y predicadora. Todo ello provocado por los aportes que los exégetas y biblistas presentes en el seminario le puedan ofrecer y agregó que busca renovar su relación con Cristo a través de la Palabra.
«Un predicador debe estar a los pies del Maestro, como lo hizo María. Necesitamos ser fundidos por el fuego del Espíritu Santo para poder predicar a un Cristo vivo. La Palabra de Dios es un gozo que debe encendernos y transformarnos antes de compartirla», mencionó.
Por otra parte, al citar lo dicho por el padre Fidel Oñoro en su intervención, la religiosa destacó la importancia de vivir una espiritualidad profunda y auténtica «No podemos vivir el don de la predicación de forma superficial. Un predicador debe pasar por el horno de la oración y la Palabra para ofrecer el buen pan al pueblo de Dios».
Un llamado divino para aprender y crecer
Por su parte, Valentín Benítez Albariza, animador bíblico de la diócesis de Ciudad del Este en Paraguay, situada en la región fronteriza entre Brasil-Argentina-Paraguay, mencionó los motivos que lo impulsaron a participar de este proceso de capacitación.
El laico quien ejerce como coordinador diocesano de la Animación Bíblica de la Pastoral y lleva labores de predicación en retiros y encuentros con profesores de universidades y colegios, expresó que esta es una ocasión para adquirir conocimientos y evolucionar espiritualmente.
Garantizó que esto no fue solo una invitación recibida para participar al curso, sino que también se produjo un llamado divino “Creo que cuando Dios tiene un proyecto para nosotros uno lo acoge y lo acepta, mi motivación es aprender siempre”.
Sobre los facilitadores que estarán a cargo del curso, expresó que confía que le aportarán conocimientos significativos que, a su vez, podrá compartir con su comunidad. «Observando el perfil de los formadores, estoy seguro de que tienen mucho que ofrecernos, y nosotros podemos llevar esas enseñanzas a nuestro país».
Demarcó la importancia de recibir nuevos conocimientos y de compartir su experiencia y este espacio del encuentro con personas de diferentes países que le ayudarán a crecer en sus saberes. «Este espacio nos muestra que no estamos solos; somos muchos en el mundo con la misma fe y convicción. Nuestra Iglesia es diversa, y este curso nos ayuda a entender mejor nuestra misión».
Este seminario que inició el 25 y se extenderá hasta el 30 de noviembre, busca entre sus objetivos formar no solo predicadores, sino también fortalecer la fe y el compromiso de cada uno de los participantes.
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