En el primero de los dos días de retiro previos a la asamblea que comienza el 2 de octubre, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo invita a los participantes a despojarse de «enfoques y esquemas» repetitivos.
El secretario general del Sínodo ha afirmado que este encuentro “sólo puede ser una oración, una liturgia en la que el actor principal no somos nosotros, sino el Espíritu Santo”, por lo cual observa, se ofrece previo al Sínodo la jornada de retiro.
Despojarse de toda resistencia
Advierte que como Moisés, que fue puesto a la cabeza de un pueblo, también los convocados al Sínodo deben quitarse las sandalias de los pies, y despojarse de toda resistencia para que “iluminados por el Espíritu Santo puedan cruzar el desierto y caminar junto con el pueblo de Dios hacia la tierra de la Promesa de Dios”.
Agrega que “sin el encuentro de Moisés con el Dios de los Padres en el monte santo no habría habido éxodo hacia la libertad; sin ese despojo de Moisés no habría habido camino hacia la salvación”, a esto el cardenal Greche anima a los padres sinodales a despojarse de «ropas, planteamientos y esquemas que quizás ayer tuvieron sentido, pero que hoy se han convertido en un lastre para la misión y ponen en riesgo la credibilidad de la Iglesia”. Igualmente, afirma: “Debemos estar dispuestos a despojarnos de nosotros mismos, pues escuchar es una acción radical de expoliación ante el otro y ante Dios”.
“Sin oración no somos una asamblea sinodal, sino un ‘grupo de empresarios de la fe’
A la vez que recuerda que el Concilio Vaticano II insta a «levantar la mirada» a María (LG 65) para aprender a ser una Iglesia con estilo sinodal, toma a la Virgen María como modelo de “escucha y obediencia a la voluntad de Dios” y es fuerte en señalar que “sin oración no somos una asamblea sinodal, sino un ‘grupo de empresarios de la fe’ y agrega “Sin ella, la Iglesia sería lo que desgraciadamente a muchos les parece: nada más que una organización».
“María es también mujer sinodal porque con su vida nos enseña que la Iglesia -como se desprende de la enseñanza y de la reflexión teológica de Benedicto XVI- no es obra de nuestras manos, sino obra de Dios: la Iglesia no es producto de nuestro hacer, de nuestro compromiso, pero es un organismo vivo que madura y crece de manera misteriosa en virtud de la gracia”.
María como modelo de escucha y obediencia
En este sentido, el purpurado pide invocar la intercesión de María para que, a ejemplo de ella, todos los asambleístas sean “buena tierra” en la que iluminados por la palabra de Dios de frutos abundantes en el trabajo a encaminar durante 2.ª sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos que se celebrará en Roma desde el 2 hasta el 27 de octubre.
Finalmente, exhorta para que, en este mes de octubre dedicado a María, se rece el Santo Rosario todos los días del camino sinodal. “Invoquemos juntos este mes a la Virgen María, modelo de la Iglesia, para que la Asamblea sinodal que hoy inicia su camino sea un Pentecostés renovado, para que el Evangelio de Jesús pueda seguir fertilizando la vida de toda la humanidad y podamos ser una Iglesia sinodal y misionera”.
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