Hace un año, desde el Progreso, departamento del Yoro, al noreste de Honduras, los pueblos garífunas de norte y centroamérica celebraban su primera Asamblea Eclesial garífuna sin imaginar que una de sus representantes se convertiría en madre sinodal.
Se trata de la religiosa hondureña María Suyapa Cacho Álvarez, de la congregación de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl, quien ha dedicado gran parte de su vida consagrada a la dignificación de los garífunas y afrodescendientes del continente.
Forma parte del equipo de pastoral afroamericana y de la pastoral garífuna. Participó activamente en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe en sus tres fases: escucha, discernimiento y momento asambleario.
“Me siento dichosa por participar en el Sínodo de la sinodalidad 2021-2024 y ser la voz de los que tienen poca oportunidad de participar”, expresó a ADN Celam.
Aseguró que llevará la voz de las periferias “de aquellos descartados, de los invisibilizados por la sociedad y por la Iglesia, llevo ese sentir, las esperanzas que tienen ellos y el deseo de ser escuchados, de ser tomados en cuenta y de ser visibilizados”.
Con voz y voto
En octubre estará en el aula sinodal, en Roma,, donde por primera vez en la historia será una de las 85 mujeres que tendrá “voz y voto”, por eso “me siento gozosa de tener esa oportunidad que Dios me está dando como un compromiso más dentro de la Iglesia y dentro de la congregación que represento que tiene la opción preferencial por los pobres, que su razón de ser es servir a Jesucristo en la persona de los pobres”.
Como dice Vicente de Paúl: los pobres son mi peso y mi dolor, y sinceramente gracias le doy a Dios Y gracias a la iglesia darme esa oportunidad de representar de tener el deseo también lo siento en mi corazón el deseo de representar a aquellos que si no es por medio de esta participación no tendrían la voz en ese sínodo.
A un año de la primera Asamblea garífuna
A un año de la primera Asamblea Eclesial Garífuna, la religiosa hondureña ha recordado que en julio de 2022 participaron 80 miembros entre sacerdotes, religiosas, obispos.
“Fue encuentro ecuménico de hermandad, de fraternidad, con el lema ‘aubuni amuru nuni ‘Sinodalidad, vivencia de la fe, de la vida y de la cultura’”, explicó.
Para la hermana María Suyapa fue un evento importante, que marcó un hito sinodal que como Iglesia “tenemos el sagrado deber de caminar y acompañar a los descartados”.
Con esta Asamblea “profundizamos nuestra fe y caminamos juntos. Especialmente con el objetivo de nutrir la evangelización inculturada, la interculturalidad”.
Apuntó que vivieron “la sinodalidad ecuménica tomando en cuenta aquellas personas que quizás nunca habían participado en estos eventos”.
Siguen recogiendo los frutos, que están expresados en un proceso formativo, acompañado por el Centro de Formación Cebitepal y el Centro de programas y redes de acción pastoral (Ceprap) del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), en el que ahondan sobre el tema de la inculturación.
“Invito a mis hermanos que sigamos caminando juntos en este proceso del cual Dios nos está pidiendo cada día ser más sinodales, como nos lo pedían también nuestros antepasados, nuestros ancestros del pueblo afro, garífuna y pueblos originarios”, por eso, “sigamos adelante, que nuestra fe está en manos de Dios, en manos de Jesús, nuestro maestro, nuestro ancestro mayor”, finalizó.
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