Cuando fui párroco disfrutaba visitar a las familias en sus casas; y ahora, aunque con menor frecuencia, intento realizarlo cada tanto; es hermoso. Poder compartir unos mates, escuchar historias de vida. Especialmente presto atención cuando hay un anciano en la casa. He podido escuchar historias maravillosas e impactantes. El desarraigo…...