Avanzando en la reflexión de la segunda sesión de la XVI Asamblea del Sínodo de los Obispos, el turno este 10 de octubre, fue para el dominico Fr. Timothy Radcliffe quien ofreció su meditación a partir del Módulo 3 del ‘Instrumentum laboris’, que se centra en los caminos.
El dominico, inició su intervención pronunciando estas palabras “Hoy comenzamos a pensar en los procesos a través de los cuales la Iglesia cambia los caminos que debemos seguir”, esto al referirse a los aportes que los padres y madres sinodales estarán haciendo a partir de la reflexión que se genere a lo largo de estos 25 días que durará la segunda fase del Sínodo.
Luego centró su reflexión partiendo del texto del Evangelio de san Mateo 15:21-28 que habla de la fe de la mujer cananea, una lectura que dijo evoca a la escucha, el silencio y la meditación. “Nuestro Señor escucha a la mujer y escucha a su Padre. La Iglesia entra más profundamente en el misterio del Amor Divino al habitar con preguntas profundas para las que no tenemos respuestas rápidas”.
La oración, el silencio, la meditación y la escucha mutua
En este contexto, el religioso señaló que la tarea de todos los padres y madres sinodales es “vivir con preguntas difíciles y no deshacernos de ellas. Habitemos con estas preguntas en el silencio de la oración y la escucha mutua”, resaltó.
A continuación, planteó dos preguntas: “¿Cómo pueden los hombres y mujeres, hechos a imagen y semejanza de Dios, ser iguales y, sin embargo, diferentes? ¿Y cómo puede la Iglesia ser la comunidad de los bautizados, todos iguales, y sin embargo el Cuerpo de Cristo con diferentes roles y jerarquías?”.
Así también indicó que “muchas personas quieren que este Sínodo dé un sí o un no inmediato en varios temas. ¡Pero esa no es la forma en que la Iglesia avanza hacia el profundo misterio del Amor Divino!”, a lo que enfatizó que, no se le debe huir a las preguntas difíciles, sino que estas deben ser meditadas en el silencio.
“Escuchamos, como alguien dijo, no para responder, sino para aprender. Ampliamos nuestra imaginación a nuevas formas de ser la casa de Dios, en la que hay lugar para todos. De lo contrario, como decimos en Inglaterra, solo estaremos reorganizando las sillas del Titanic.
Su intervención concluyó invitando a quedarse al interior de la Iglesia a pesar de lo hostil que a veces pudiera parecer el ambiente. “Por favor, quédense, cualquiera que sea su frustración con la Iglesia. ¡Sigan preguntando! Juntos descubriremos la voluntad del Señor”.
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