Culminó el IV Congreso continental “Vida Religiosa, artesana del cuidado”, en la que han participado más de 3.500 consagrados de todas las Américas, del 24 al 26 de noviembre de 2023, en Bogotá, organizado por la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos (CLAR).
“Apostamos a vivir con sentido y renovado entusiasmo nuestra vocación”, han expresado en su manifiesto “sin ignorar que el mundo se debate en la guerra, que la corrupción lo permea todo, que entre nacionalismos excluyentes y fortalezas que levantamos para dividirnos, condenamos a tantos a vivir en estado de migración”.
“Durante estos días hemos escuchado el grito y el canto, nos visitó la alegría y con frecuencia nos conmovimos hasta las lágrimas, abrazamos nuestra humanidad y sentimos que es el tiempo de la conversión”, apuntaron.
Dispuestos a atravesar la noche “revestidos de esperanza” se reconocen se reconocen “sacramentos” de la indeclinable identidad creadora y cuidadora de Dios. Es así como religiosos y religiosas han establecido un decálogo de proclamas, el cual ha sido apostillado por los más de 3.500 asistentes.
1.- Abrirse al Espíritu Santo
“No queremos cerrarnos a la presencia, la voz y a la acción del Dios Espíritu, que nunca deja de hablarle a las Iglesias”, expresaron.
Esto implica dar protagonismo al Espíritu Santo “reconocerlo como el eterno y persistente dador y cuidador de la vida. Aquel que mirando la diversidad la recrea permanentemente para construir la comunión nueva”.
Es el que en un estallido de amor creador, “nos concede dones y carismas y en lo profundo de la Encarnación nos convoca a encaminarnos en comunión, en Iglesia, siempre más allá”.
2.- Jesús en nuestro corazón
La Vida Consagrada quiere contemplar a Jesús desde “una mística de los ojos abiertos, que nos permita descubrirlo donde parece no estar: en medio de tantos des-cuidados”.
Por ello, “renovamos nuestro deseo de abrirle espacio para que pueda entrar, transformarlo todo. Queremos seguirlo en el compromiso permanente con el Reino, al que le pertenecen todos nuestros carismas, desde la certeza de la vocación común del Pueblo de Dios: ¡sígueme!”.
3.- Dolor por los abusos
Los abusos sexuales, de poder y de consciencia, con los que “hemos lacerado la dignidad de otros” reconocen el dolor de tantas víctimas y el propio, por cuanto “confesamos que las marañas del poder nos han conducido a querer controlarlo todo”.
Lamentaron que se han acostumbrado a relaciones rígidas y autoritarias para reconocer que “muchas veces nos hemos convertido en mercaderes de la misericordia de Dios, acaparando su bendición y negando su perdón”.
4.- Semilla sinodal
Apuestas y creen en el valor de lo germinal y así “queremos acoger todas las semillas que son ya anuncio de la vida nueva” entre lo maduro y lo añejo para optar por lo sencillo.
“Ubicarnos en la orilla de la humildad, ahí donde todo se reconoce como gracia y los encuentros se tejen en sencillez, libertad y alegría”, añadieron.
En especial, celebran una semilla que germina: “la sinodalidad en los caminos, la teología, las opciones y transformaciones de la Vida Religiosa del continente y del Caribe”.
5.- Iglesia samaritana
Es un imperativo: crecer en entrañas compasivas con los más des-cuidados como verdadera Iglesia samaritana sobre todo estar interpelados ante “el grito de los migrantes, de las personas que no encuentran sentido a la existencia”
También hay que ir al encuentro “de los que están sufriendo las consecuencias de tantas guerras fratricidas,de los que experimentan la fragilidad de su salud mental y de aquellos que se ven acechados por el mundo de las adicciones”.
“No queremos aplazar la decisión de ubicarnos del lado de las víctimas de la inequidad, de la violencia, de la discriminación estructural para escucharlos, acompañarlos y hacer con ellos el camino de la restitución y la reparación”, acotaron.
6.- Esencia relacional
El caminar juntos y juntas, no como lema, sino en “ese necesario plural con la certeza de que venimos de una Esencia relacional, en la que no se niegan las tensiones, se nombran los faltantes, se abordan con valentía las polaridades y se busca siempre y en toda circunstancia la Voluntad de Dios”.
Por tanto, la Vida religiosa quiere “profundizar la dinámica del discernimiento, ejercitarnos en la conversación en el Espíritu, dialogar hasta que acontezca lo común siempre generando nuevas formas relacionales que expresen en nuestro estilo de vida la identidad de la Trinidad”.
7.- Vocación renovada
Apuestan por vivir con sentido y renovado entusiasmo la vocación “cuidando que el encanto de la vida surja de la centralidad del corazón y de la disposición a situarnos en autenticidad y coherencia”.
Son conscientes de que “esta opción implica desvelarse por ser comunidades que se aman, hermanos que se ayudan, testigos de que la fraternidad y la sororidad son posibles”.
“Por eso queremos ejercitarnos en la vivencia de la ternura, la mística de la escucha y la bondadosa cercanía entre nosotros y con los que permanecen al margen”, indicaron.
8.- Cuidar la casa común
Urgen acciones concretas para cuidar la casa común, porque “somos conscientes de que la tierra, los pobres y las culturas claman por mayor cuidado y que, con nuestras acciones, hemos herido la belleza y la armonía de la creación”.
De esta forma – para dar testimonio – “nos disponemos a ensanchar las redes que hagan posible nuestro compromiso solidario en territorio amazónico, a evidenciar que hay una crisis sistémica socio-ambiental”.
9.- La cultura del encuentro
Para construir la cultura del encuentro es importante privilegiar “la comunicación simétrica entre creyentes y con otras culturas y sentires. Reconocemos que el Espíritu habla en diferentes lugares y de diversas maneras, hoy como ayer”.
Añaden: “Queremos asumir el desafío de incorporar los nuevos lenguajes, narrativas y tecnologías en vistas a re-decir la Buena Noticia, siempre nueva y siempre fresca”.
10.- Esperanza de la resurrección
La muerte jamás tendrá la última palabra y, por eso, “con las Mujeres del Alba, compartimos la alegría de anunciar que Jesús, el Cuidador crucificado, está vivo y que la Causa del Reino, que es cuidar a los más des-cuidados, sigue adelante y vale la pena”.
Por consiguiente, toda la Vida consagrada está llamada a celebrar -con la música, el canto, la danza y el arte, porque la muerte fue vencida por Cristo.
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