Las heridas y fragilidades de los jóvenes de los cinco continentes fueron el tema central de la meditación del Santo Viacrucis presidido por el Papa Francisco en el parque Eduardo VII este 4 de agosto, en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023.
Dolores que fueron expresados hace algunos meses por los jóvenes en una consulta mundial que identificaron los sufrimientos que se relacionan con las 14 estaciones de la Vía Sacra. Las reflexiones sobre las problemáticas que padece el mundo juvenil, fueron elaboradas por 20 jóvenes procedentes de diversos países.
La oración del Viacrucis estuvo acompañada por un grupo de jóvenes artistas que viajaron a Lisboa desde el mes de junio con el fin de preparar las coreografías que animaron cada escena del Viacrucis. Proceso que se realizó bajo la dirección artística de Matilde Brocado.
Trabajo en equipo
La agrupación viene acompañando los actos masivos de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023, es decir, la ceremonia de acogida, el rezo del Santo Viacrucis y la Vigilia de oración. El acompañamiento musical estuvo a cargo de una orquesta integrada por 30 músicos, 62 cantantes y 6 personas encargadas de comunicar usando el lenguaje de señas pensando en las personas sordomudas.
«Por tus dolores libre soy. La muerte derrotó, la vida me otorgó, tu incomparable amor,» son los acordes del himno «El poder de la cruz,» escrito por Keith Getty y Stuart Townend que abrieron la oración meditada. Tras la combinación entre música y danza se dio paso a la plegaria.
Retomando el fragmento de la Sagrada Escritura que además hace parte del lema de la Jornada Mundial de la Juventud Lisboa 2023: «María se levantó y siguió su camino,» los jóvenes recordaron que Jesús aprendió de su Madre: incluso bajo la Cruz, Jesús se levantó y siguió su camino, por lo que abogaron para que sea Cristo quien les enseñe a levantarse y seguir adelante, incluso cuando la vida se hace difícil.
Las ausencias
Refiriéndose a esos dolores que preocupan al mundo juvenil, se escucharon clamores como la falta de oportunidades, los efectos de la soledad, la preocupación ante las diferentes expresiones de la violencia y la falta de compromiso que ahoga a los jóvenes en la lamentación y les impide seguir adelante en busca de sus sueños.
Fenómenos como la exclusión y la intolerancia ante los que piensan y actúan distinto, son fuente de dolor para muchos, porque esto solo genera un individualismo exacerbado, con el riesgo de sufrir una grave pérdida de salud mental, por causa de la presión y la imposibilidad para establecer relaciones sanas.
Situaciones que impiden a los jóvenes reaccionar en forma coherente ante realidades como el cambio climático, las adicciones que no siempre son a las sustancias o el alcohol, sino a las malas prácticas o aquellas que atentan contra la dignidad de hombres y mujeres. Dolores que se ven acrecentados por la falta de fe, la autoimposición de vivir como esclavos de la imagen, sufriendo los efectos de la tiranía del cuerpo perfecto, la ausencia de libertad, víctimas del narcisismo, muchos experimentan el borde de la situación.
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Escuchar a María
Diversas problemáticas a las que se unen fenómenos sociales y políticos que desencadenan por ejemplo el desplazamiento forzado que logra poner en aumento el número de descartados en la sociedad de distintos países del mundo; los jóvenes se sienten avasallados por la alienación que producen las noticias falsas, el exceso de información y todos los obstáculos para construir el futuro que van surgiendo y que constituyen denuncias que merecen ser estudiadas a profundidad, a la vez que definen los desafíos pastorales para la Iglesia.
El Viacrucis recordó que Jesús fue víctima del dolor, no pudo evitar su condena a la muerte, pero a la vez fue expresión de valentía y misericordia. Así ante la natural insatisfacción por las condenas que les impiden a los jóvenes construir un futuro estable y con las suficientes oportunidades, se hace urgente volver la mirada a Dios, hacer lo que corresponde y seguir adelante confiando en el futuro y en las palabras del Papa según las cuales Él no se aparta de nuestro lado.
El Viacrucis como espacio de oración se cerró con una reflexión para los presentes. “Muy a menudo en nuestras vidas parece no haber futuro. No vemos ninguna luz al final del túnel. Nos da miedo mirar hacia delante. No podemos tomar decisiones, no vemos por dónde puede seguir la historia, sólo vemos el camino bloqueado por grandes piedras ante nosotros. Es en ese momento en el que necesitamos oír la voz de María. Ella nos habla de los finales que son comienzos, de la aparente muerte de un árbol en invierno, cuando apenas se está preparando para florecer en primavera, de las tumbas que son puertas a la resurrección”.
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