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La Semana Social Argentina, reunida en Mar del Plata bajo el lema «40 Años de democracia y 10 años de Francisco«, ha emitido un mensaje final en el que reflexionan sobre la situación por la que pasa el país. Un encuentro que ha tenido como fundamento “una fuerte apelación a la escucha, la memoria y la consolidación de la democracia afrontando sus deudas pendientes”.

Recuperar la pertenencia a la patria

Los participantes se han planteado que “es necesario recuperar la pertenencia a la patria para construir juntos una comunidad que defienda la vida y el interés de todos, no dejando a nadie afuera”. Haciendo balance de lo vivido 40 años atrás, han recordado que “se soñaba con un ideal democrático con valores populares, que garantizarían la igualdad, el desarrollo económico, la integración republicana de la nación”.

Frente a ello el mensaje afirma que “las pujas en lo económico y en lo político abrieron la puerta para una crisis de representación en las instituciones que fue de la mano con un proceso de desintegración y fragmentación del cuerpo social. La democracia dejó de identificarse con la expresión de los intereses de la mayoría, del bien común, para pasar a ser una herramienta condicionada por poderes minoritarios o corporativos”.

Recuperar el protagonismo popular

Con relación a la democracia han llegado a conclusión de que “requiere de mayor vigor y empatía con lo propio, pero que no alcanza a cobijar a todos los sectores y regiones de nuestra Argentina. Frente a los cambios en el mundo y los nuevos desafíos de la época, luchamos para recuperar la vigencia y el protagonismo popular en las instituciones sociales y políticas”.

Llamando a consolidar la democracia permanentemente, el texto recuerda los golpes de estado blandos que se están dando en el continente, subrayando “la necesidad de sostener las políticas de derechos humanos construidas desde 1983 hasta la fecha como políticas de estado”.

Escucharse con humildad y esperanza

Una Semana Social que ha llamado a “la necesidad de fortalecer la escucha, de aprender a escucharnos con humildad y esperanza como modo indispensable para dialogar, para re-crear, haciendo el esfuerzo de articular esa dimensión individual, personal, para ponerla a jugar con la dimensión social, colectiva, estructural de la vida comunitaria en este tiempo de la historia”.

El mensaje identifica democracia con “la construcción de ciudadanía plena, de ejercicio de derechos, que asegure condiciones para el bienestar de nuestro pueblo, que supere la fragmentación, con sensibilidad social, con Tierra, Techo y Trabajo que garantice igualdad de oportunidades, con independencia económica”.

Igualmente llaman a “un nuevo pacto social o un nuevo contrato democrático, con la participación de toda la dirigencia política, económica y social, con un consenso que es posible y necesario, rescatando todo lo bueno que se hizo en la democracia, recalcando que es necesario ir a la cultura del encuentro, a partir de la escucha que nos habilita a debatir y superar las diferencias”.

Un compromiso transversal

El mensaje ve relevante “un compromiso transversal para lograr consensos en materia de políticas públicas sostenidas para proyectar la educación, el empleo, la justicia y el desarrollo económico con inclusión”, destacando el trabajo digno, no solo como valor económico, sino “como el principal organizador de la vida social”. Para ello se ve necesario “mayor industrialización y políticas de agregación de valor a las materias primas para la generación de empleo y lograr los acuerdos necesarios para combatir la inflación y sostener el crecimiento en una coyuntura que se presenta con optimismo en los tiempos económicos que vienen”.

El mensaje demando “mejorar el acceso a la justicia y avanzar contra la impunidad”, más allá de leyes represivas. En el campo educativo se reclama mayor calidad, “rescatándose la escuela como espacio de paz, de amor a la patria y convivencia social”. Junto con ello el paso de “una democracia representativa a una democracia participativa, con la correspondiente pluralidad”, insistiendo en que “ninguna solución basada en la eliminación del otro puede ser un buen camino para re-crear la democracia”, pidiendo “un análisis sereno, reflexivo, profundo, de dónde estamos y hacia dónde queremos ir”.

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Finalmente, la necesidad de “poner ‘un oído en el pueblo y otro en el Evangelio’”, llamando a ello especialmente a los jóvenes “escuchando sus propuestas, anhelos y sueños, los que, como dice el Papa Francisco, no son el futuro sino el presente de esta democracia que viene”. Desde ahí, con la Madre de Luján llaman a caminar en esperanza, “animándonos una vez más a ponernos la Patria al hombro”.

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