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El Papa a los jóvenes en la Eucaristía de envío de la JMJ Lisboa 2023: “Sigan rezando por la paz”

Con la Fiesta de la Transfiguración, el Papa Francisco ha celebrado la mañana de este domingo, 6 de agosto, la eucaristía de envío ante un millón y medio de jóvenes en el Campo de Gracia.

En su homilía ha destacado tres palabras a partir del Evangelio: resplandecer, escuchar y no tener miedo. Jesús se transfigura y —dice el texto— «su rostro resplandecía como el sol» (Mt 17,2), por eso, “hoy nosotros necesitamos algo de luz. Un destello de luz que sea esperanza para afrontar tantas oscuridades que nos asaltan en la vida, para afrontarlas con la luz de la resurrección de Jesús, la luz que no se apaga”.

“Quisiera decirles algo, no nos volvemos luminosos cuando nos ponemos debajo de los reflectores, cuando exhibimos una imagen perfecta y nos sentimos fuertes y exitosos. No. Brillamos cuando, acogiendo a Jesús, aprendemos a amar como Él, porque esta es la verdadera belleza que resplandece: una vida que se arriesga por amor”, ha dicho.

Escuchar a Jesús

Francisco plantea el segundo verbo: escuchar. Así como una nube luminosa “cubrió a los discípulos y de la cual habla el padre qué dice ‘escúchenlo’. Cada uno debe escuchar a Jesús, ese es el secreto: “Escuchá qué te dice Jesús, agarrá el Evangelio y lee lo que dice Jesús y lo que dice en tu corazón, porque él tiene palabras de vida eterna”.

Jesús revela que “Dios es padre, es amor; él nos enseña el camino del amor”. Aún cuando se emprenden caminos que “parecen ser de amor” al final resultan ser “egoísmos disfrazados de amor”. Pidió tener cuidado con ello y reiteró “escucha a Jesús, él te va a decir cuál es el camino del amor”.

La tercera palabra que ha ofrecido el Santo Padre es “no tener miedo”. Pidió que imaginaran que es el propio Jesús quien les dice a los ojos ‘no tengan miedo’, puesto que “él los conoce el corazón de cada uno de ustedes, su vida, sus alegrías, sus tristezas, sus éxito, sus fracasos”.

La paz y la reconciliación son posibles

El cardenal Kevin Farrell, prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, al cierre de esta eucaristía, ha agradecido a los miles de jóvenes que atendieron la invitación de Francisco a celebrar esta 23ª Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa.

Acogiendo que el llamado del Papa, llegó el tiempo de levantarse y “sí, Santo Padre, los jóvenes se han levantado, se han puesto a buscar el camino que lleva a Jesucristo y a los demás han celebrado la fe junto al sucesor de Pedro y han dado testimonio, del amor de Cristo que vibra en sus corazones”.

Expresó su gratitud a todos los jóvenes por “ser peregrinos de paz” en tiempos cuando en muchas partes del mundo se viven los rigores de la guerra para testimoniar que “la amistad, la caridad y la paz no son una utopía”.

Mientras que ha expresado su cercanía a “aquellos jóvenes que no tuvieron la oportunidad de venir a Lisboa, sin embargo han vivido esta jornada a través de los medios de comunicación o participando en las numerosas jornadas de oración fraternidad y misión que se organizaron en muchos diócesis de todo el mundo”

“Gracias, Santo Padre por traernos en estos días el anuncio y testimonio del amor filial e incondicional del Señor. Gracias porque nos infunde esperanza, recordándonos incansablemente que el camino de la paz y la reconciliación entre los pueblos es posible”, finalizó.

“Ustedes son un signo de paz»

El Papa se despidió con un sentido y vernáculo: “obrigado”, que en español traduce gracias. Aseguró que el cardenal y patriarca de Lisboa Manuel José Macário do Nascimento Clemente, le explicó que ‘obrigado’ “no solo expresa la gratitud por lo que se ha recibido, sino el deseo de corresponder al bien”.

“Ahora que nos preparamos para regresar a casa, el Señor nos hace sentir la necesidad y compartir también con nosotros testimoniando con alegría la gratuidad de Dios y lo que Dios puso en nuestro corazones”, señaló.

En sus palabras de agradecimiento incluyó al presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, por estar presente en todos los eventos de la JMJ como a las autoridades nacionales y locales, a obispos, sacerdotes, consagrados, laicos: “Y a ti Lisboa, que permanecerás en la memoria de estos jóvenes como como tasa de fraternidad y ciudad de los sueños”.

Expresó un especial agradecimiento al cardenal Kevin Farrel y a todos los voluntarios de esta JMJ: “Este aplauso del corazón por su gran servicio y un agradecimiento especial a quienes desde el cielo han velado por la JMJ, es decir, a los santos patronos del evento y, en particular, a san Juan Pablo II que dio vida a la Jornada Mundial de la Juventud”.

Antes de despedirse, hizo una recomendación: “Mantengan presentes en su mente y en su corazón los momentos más hermosos para que así cuando lleguen los de cansancio y desánimo, que son inevitables, con este recuerdo reaviven las experiencias y la gracia de estos días”.

“Y de regreso a casa sigan rezando por la paz, ustedes son un signo de paz para el mundo, un testimonio de cómo las diversas nacionalidades lenguas historias pueden unir en lugar de dividir”, acotó.

Anunció que en 2025 se realizará el Jubileo de los jóvenes en Roma y que para 2027 la próxima JMJ será acogida en Seúl, Corea del Sur, como «hermoso signo de la unidad de la Iglesia».

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