La ilusión, el regocijo y la alegría se sigue impregnando en la piel y en el corazón de los ecuatorianos, pues, en cada rincón de la Iglesia que peregrina en el Ecuador, se ve y se siente los innumerables esfuerzos que hacen los obispos, sacerdotes y fieles para preparar lo que será el 53º Congreso Eucarístico Internacional 2024.
En Quito, “Luz de América”, en la “Carita de Dios”, en la “Mitad del Mundo”, tampoco cesan los trabajos y el deseo de que esta hermosa ciudad atraiga las miradas de todo el planeta, para reflexionar sobre la Eucaristía y además, ser esos agentes de fraternidad.
Como parte de esta preparación, al menos 250 catequistas de la Vicaría Episcopal Territorial Sagrado Corazón de Jesús, participaron el pasado 2 de septiembre, de una jornada formativa donde pudieron conocer y reflexionar en sobre el tema del IEC2024 “Fraternidad para sanar el mundo”.
El encuentro se llevó a cabo en la Casa Sacerdotal de La Armenia y el facilitador fue el P. Juan Carlos Garzón, Secretario General del IEC2024, y quien desde su experiencia habló a los presentes sobre el rol del catequista en la importante tarea de anunciar a Jesús Eucarístico a la luz de la fe, y así, suscitar un encuentro más profundo, a nivel personal y comunitario.
Entre otros temas, también se profundizó sobre la importancia de los Congresos Eucarísticos y se realizó un taller en torno a las catequesis del Papa Francisco de “¿cómo vivimos la Santa Misa?”
Un encuentro marcado por la Asamblea Plenaria
Del 12 al 15 de septiembre, se realizará en Quito una Asamblea Plenaria que convocará a delegados de las Conferencias Episcopales del mundo y miembros del Comité Pontificio para los Congresos Eucarísticos Internacionales.
Esta reunión que se realizará un año antes del IEC2024, servirá para presentar el Documento Base bajo el nombre de “Fraternidad para sanar el mundo” y que está compuesto por tres capítulos: una fraternidad herida, la fraternidad realizada en Cristo y fraternidad para sanar el mundo.
De igual manera, los delegados podrán conocer otros detalles asociados a la preparación del evento, como el tema, la agenda y los lugares que convocarán a miles de fieles del 8 al 15 de septiembre de 2024, y que, además abre la posibilidad de que el Santo Padre visite el Ecuador por segunda vez y presida la Misa de Clausura del Congreso.
La Palabra de Dios que crea fraternidad
El Papa Francisco bendijo y firmó el pasado 24 de mayo el símbolo del IEC2024. Se trata de un Evangeliario que ya comenzó su recorrido por la Arquidiócesis de Quito y al que el Arzobispo de esta jurisdicción eclesiástica, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, sdb, lo ha catalogado como “un regalo de Dios”.
En una Eucaristía que se realizó el pasado 29 de agosto en la Iglesia del Monasterio la Inmaculada Concepción de las Madres Conceptas, el Sr. Arzobispo manifestó que el recorrido del símbolo refleja un momento muy especial para la Iglesia del Ecuador y del mundo entero, puesto que “es la Palabra de Dios la que nos convoca, crea comunidad y nos compromete a la fraternidad”.
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Sin Eucaristía no hay vida cristiana
El Arzobispo de Quito, Mons. Alfredo José Espinoza Mateus, ha convocado un “Año de la Eucaristía” que comenzará el 8 de septiembre y finalizará con la Misa de Clausura del Congreso Eucarístico Internacional, el 15 de septiembre de 2024.
«Sin Eucaristía no hay vida cristiana. Sin Eucaristía no hay Iglesia. Sin Eucaristía ninguno de nosotros hubiéramos conocido el amor que Dios nos tiene y el lugar único que cada uno ocupa en el corazón de Dios”, escribe el el Sr. Arzobispo en la misiva donde invita a todos los fieles a unirse a este Año de la Eucaristía.
Monseñor Espinoza Mateus señala que, este “Año de la Eucaristía”, “exige, en un primer tiempo, una catequesis más intensa acerca de la Eucaristía, especialmente a través del estudio de las catequesis Eucarísticas del Papa Francisco que ha hecho en su Pontificado y también del documento base del Congreso Eucarístico”.
Este estudio, afirma Mons. Alfredo Espinoza, “debe llevarnos a examinar y cuestionar nuestras maneras de celebrar la Eucaristía, muchas veces deformada por influencias protestantes o pietistas. Es urgente, en todas partes, desde la capilla más humilde hasta la basílica más majestuosa que reaprendamos a celebrar la Eucaristía de una manera cada vez más digna y que fomentemos una adoración cada vez más ferviente del Misterio Eucarístico”.
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