Monseñor José Domingo Ulloa, arzobispo de Panamá y segundo vicepresidente del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), ha compartido su reflexión sobre la realidad del país.
“Por el contexto histórico que vivimos, más que nunca es necesario elevar nuestras súplicas a lo alto” y “en medio de la crisis y las diferencias que vivimos, siempre hay signos de esperanza para mejores días”, ha indicado.
Cuando en el país centroamericano han iniciado el Mes de la Patria –reseña el prelado – el sentido de pertenencia y de patria “han salido a flote, casi de manera espontánea, entorno a una situación en la que el pueblo sintió la necesidad de expresar su descontento, de una manera cívica, respetuosa, con sus estilos y ritmos muy propios”.
Esto en clara alusión al proyecto de Ley de explotación minera, donde considera que la juventud ha tenido un papel protagónico en estas protestas. Destacó que los jóvenes con “una conciencia ecológica” los coloca en “una posición privilegiada para transformar todo aquello que nos está impidiendo como país”.
“Queridos jóvenes requerimos de su valentía, su protagonismo y su patriotismo, para construir ese Panamá que todos nos merecemos, sin exclusión de nadie y que, por generaciones, algunos avivatos nos han negado”, acotó.
El poder de la oración
El prelado ha recordado que “la Iglesia invita a los fieles a orar por nuestro país, por las autoridades gubernamentales y civiles que lo dirigen, con el fin de pedirle a Dios para que les ilumine su entendimiento y fortalezca su voluntad en orden a disponer todo lo que les compete, para alcanzar los objetivos de paz y de justicia en torno al bien común”.
Monseñor Ulloa ha insistido, tomando las palabras del Papa, que lo mejor que se puede ofrecer a quienes gobiernan es la oración, porque “la oración conforma nuestra vida a los planes que Dios tiene para nuestra existencia. Porque la oración, que nos va haciendo cada vez más imagen de Dios, nos permite ver los acontecimientos y el mundo con los ojos de Jesús”.
“Hemos exhortado para que durante todo este mes se realicen jornadas de Oración por Panamá, porque estamos convencidos que la suma de la oración llena de fe por nuestra patria, es la gran fuerza para lograr la paz que tanto necesita nuestro país”, indicó.
Humanizar la política
Aún cuando “la debilidad institucional de nuestra democracia y el desprestigio de los partidos políticos impiden la internalización y la valoración de los principios democráticos” es “indispensable humanizar la política y devolverle su sentido original, su causa y finalidad es la primacía de la dignidad humana y el bien común”.
El complejo mundo de la política desafía a las comunidades cristianas, especialmente a los fieles laicos, “a generar espacios y escenarios posibles de discernimiento evangélico de los signos de los tiempos, a fin de promover el desarrollo de una auténtica cultura democrática y la participación con conciencia, actitud profética, sentido ético y abierta a la pluralidad”.
Así nos lo ha recordado el Papa Francisco al decir que “los ciudadanos no pueden desinteresarse de la política”, puesto que “son ellos los responsables en la promoción del bien común; con una buena política de escucha a la gente y de respuestas a sus necesidades legítimas”.
En definitiva, se trata de promover “el desarrollo integral, y ocupándose no sólo de la economía, sino estimulando y favoreciendo la cultura del diálogo y el encuentro”.
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