Una catástrofe sin precedentes, que supera el ya dramático balance del año pasado, está sucediendo en Chile. Los incendios desatados en los últimos días, especialmente en la región de Valparaíso, al noroeste de Santiago, han causado 112 muertos, según el balance oficial parcial, pero aún hay muchas decenas, quizá centenares, de desaparecidos.
Las llamas, favorecidas por fuertes vientos debido a su proximidad al océano Pacífico, se han “comido” al menos 165 kilómetros cuadrados de terreno; miles de viviendas han quedado completamente destruidas, barrios enteros han ardido hasta los cimientos.
La capital de la región, Valparaíso, y el cercano balneario turístico de Viña del Mar —los dos centros forman, de hecho, una sola aglomeración—, así como las ciudades de Quilpué, Limache y Villa Alemana, son presa de incendios devastadores, debido tanto a las altas temperaturas del verano austral, cercanas a los 40 grados, como a fuegos dolosos, causados por hombres.
La Iglesia local acompaña la catástrofe
Monseñor Jorge Patricio Vega Velasco, obispo de Valparaíso, pasó el día de ayer en su automóvil, visitando las localidades más afectadas, en medio de la devastación y llevando consuelo a la aterrorizada población. Precisamente durante uno de estos viajes, declaró a la agencia de noticias SIR: “Estamos ante una catástrofe muy dolorosa, las llamas rodearon las ciudades, por muchos lados, alcanzaron muchas casas, entre los desaparecidos hay habitantes de pueblos enteros. Todavía es imposible hacer un balance de fallecidos, que ya supera el centenar. Hay una parroquia en Viña del Mar, San José de Villa Dulce, completamente destruida, se quemaron las cinco capillas, entre los fallecidos hay algunos muy cercanos a nuestra Iglesia, familiares de diáconos permanentes, la sacristana de una iglesia. Hay un caos indescriptible».
La zona oriente de Viña del Mar ya había sido afectada por un grave incendio en diciembre de 2022, hace poco más de un año, pero no de una manera tan destructiva.
Ante la catástrofe, es difícil hablar de ayuda y reconstrucción: “Tenemos varios pasos por delante —continúa monseñor Vega—. En primer lugar, estoy intentando visitar las localidades afectadas para hablar con el mayor número de personas posible. En segundo lugar, por supuesto, estamos organizando centros de ayuda, recepción y recogida, de acuerdo con las autoridades civiles. Después, llegará el momento de la ayuda estructural y de la reconstrucción, tenemos un trabajo por delante que se prolongará durante años».
Además de los muchos factores de dolor y amargura, está la creencia común de que muchos de estos incendios fueron provocados por el hombre: “Por supuesto que no tengo elementos —señala el obispo— pero las autoridades están diciendo que la dinámica de los incendios sugiere que en muchos casos fueron provocados deliberadamente”.
Campaña «Una vez más solidarios con la región de Valparaíso”
Mientras tanto, Caritas Chile y Caritas Valparaíso lanzan la campaña “Una vez más solidarios con la región de Valparaíso”, que busca recaudar fondos para organizar y coordinar acciones de respuesta a los daños y necesidades que se identificarán en los próximos días con las comunidades afectadas.
Edición: Virginia Bonard
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