Culminó este 5 de septiembre el 2.° Encuentro de las Comisiones Episcopales de Prevención de Abusos de América Latina y el Caribe. Uno de los representantes de Argentina, monseñor Sergio Buenanueva, obispo de San Francisco, provincia de Córdoba – junto con la Dra. María Inés Franck– ha compartido el trayecto de la Comisión ad hoc sobre lo que hace desde el citado país austral.
“Yo rescato dos cosas: el escucharnos los países de América Latina, cada cual en caminos distintos, a ritmos distintos, porque algunos como los hermanos chilenos desde su dolorosísima experiencia han hecho una experiencia ‘en positivo’ que nos aprovecha a todos, mientras que otros están recién comenzando, pero estar juntos escucharnos y compartir las experiencias eso nos hace mucho bien”, comentó el prelado a ADN Celam.
Señaló que es “la primera vez que participa de este espacio y estoy terminando el período en la comisión de Argentina”. Aún cuando queda “mucho por caminar” para consolidar “la red para la cultura del cuidado en América Latina, nos va a hacer mucho bien para el intercambio de experiencia y afrontar juntos los desafíos”.
Un segundo aspecto es el camino hecho por la Iglesia de “poner el acento en cómo agilizar los procesos canónicos para responder a los casos dolorosos que se dan, la colaboración con la Justicia del Estado”, luego “comenzó a asomar y a crecer con fuerza en la necesidad de poner el foco en la prevención”.
Avances desde Argentina
En Argentina – explicó monseñor Buenanueva – trazaron el proceso cuando fue miembro de la comisión de ministerios en 2010, organizar el primer evento fuerte en que todos los obispos en plenaria abordan este tema, “yo llevaba dos años de obispo”. En ese entonces se hizo un abordaje de tipo jurídico como en toda la Iglesia, pero a partir de ahí “fue que se dio este camino”.
Amén de lo jurídico como las líneas guía “ha sido muy importante para Argentina, como para toda la Iglesia, clarificar y agilizar la respuesta”. Esto también ha ayudado a dimensionar el concepto de abuso sexual, porque detrás de este hay un abuso de poder, de conciencia y ahora espiritual.
En 2017 la Conferencia Episcopal Argentina creó el Consejo Pastoral para la protección de menores y adultos vulnerables. “Yo explicaba que el adjetivo pastoral para nosotros es importante, porque es el ejercicio de nosotros como pastores y de la Iglesia que acompaña a las personas cuidando los ambientes para que estemos prevenidos de todas formas de violencia que pueden sufrir sobre todo los más vulnerables”, acotó.
El obispo indicó que a partir de allí “ocupamos un tiempo importante en organizarnos, clarificar nuestra misión, cuál era nuestro rol dentro de la conferencia episcopal, definir un consejo Pastoral que asesora a todo a los obispos y, en la medida de lo posible, a las congregaciones religiosas en esta materia: la prevención de los abusos”.
Entre los resultados se encuentran que han logrado convenios como, por ejemplo, con la Universidad Católica Argentina, porque “ellos tienen profesionales capacitados para capacitar a otros y hemos armado un curso de capacitación”. Asimismo han logrado capacitar a quienes en las diócesis tienen que recibir los informes de presuntos abusos, “esa ha sido una línea fuerte de acción que hay que seguir profundizando”.
Más de 20 años de acción
Otra línea de acción ha sido coordinar las comisiones en las diócesis como en algunos institutos de vida consagrada, puesto que “aquí hemos comprobado que en este lapso de tiempo desde mediados de los 2000 hasta ahora el 2024 las diócesis en Argentina, o buena parte de ellas ya tienen sus comisiones trabajando también a distinto nivel, a distintos ritmos”.
En un país tan grande como Argentina con 77 jurisdicciones eclesiásticas de “distinta configuración, distinta historia. Creo que eso también se refleja en el distinto ritmo de trabajo. Esto es positivo y es lo que tenemos que seguir alentando”, acotó.
Por supuesto, “nos queda un capítulo todavía, que es el tema de las víctimas, esto se está realizando más a nivel individual, el acompañamiento que es un tema muy delicado, muy difícil, es complejo, pero valoro que los obispos individualmente, algunas comisiones están trabajando”.
A nivel nacional “me parece que algún paso tendremos que seguir dando. Y por último quiero valorar mucho el rol de los laicos y de las mujeres en la comisión nacional y de los equipos diocesanos”.
Riqueza del trabajo en red
Luego de participar en este 2.º Encuentro de comisiones episcopales, se lleva “la riqueza de haber escuchado las experiencias de las comisiones y de las personas de otros países. Creo que incluso quienes están recién comenzando iluminan muchísimo el camino transitado y cómo seguir adelante”.
En adelante se despertarán “inquietudes en temas jurídicos o más índole espiritual y humana” para sopesar “cuánto hemos avanzado y, por supuesto, cuánto nos queda por hacer”. Aún cuando siente que el camino argentino en materia tiene sus avances, “yo prefiero cultivar una sana insatisfacción porque este tema lo merece y lo merece quienes han sufrido”.
“No nos podemos dormir en los laureles, porque tenés que seguir caminando y no es una cosa añadida a la misión de la Iglesia, esta es la misión de la Iglesia en este campo delicado como lo son otros, la pobreza u otro tipo de violencia”, apuntó toda vez que tanto el encuentro de Chile como el de Colombia permitirán seguir configurando el camino de trabajo en red. “Realmente me voy enriquecido terminando mi ministerio en este ámbito de la vida de la iglesia pero muy contento del camino realizado”, finalizó.
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