La Comisión Episcopal para la Comunicación de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) realiza del 24 al 28 de octubre su XXIX Encuentro Nacional, que tiene como tema “Escuchar con los oídos del corazón”, un principio comunicativo fundamental para la acción pastoral, que en palabras del Papa Francisco puede ser considerado como “condición de la buena comunicación” y “primer e indispensable ingrediente del diálogo”.
Situarse ante los cambios nacidos de la pandemia
En el encuentro participó Óscar Elizalde Prada, reflexionando sobre la “Transversalidad e interlocución: Estrategias para la comunicación postpandemia en la Iglesia”. En su alocución, el director del Centro para la Comunicación del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), ha partido de la invitación a contemplar cómo nos situamos como comunicadores y pastoralistas ante los cambios que emergieron en la Iglesia con la pandemia, y a hacerlo respondiendo a algunas preguntas que ayuden a un análisis de la actual realidad comunicativa eclesial.
Ante la pregunta sobre si comunica bien la Iglesia, el doctor en comunicación hacía ver “la necesidad de preguntarse hasta qué punto la Iglesia genera procesos comunicativos de largo aliento de cara a los referentes de nuestra acción evangelizadora”. Elizalde citaba a Gustavo Entrala, líder del equipo que creó la cuenta de Twitter del Papa Francisco, para quien a los jóvenes “hay que intentar entenderles mejor, entender el tipo de preguntas que se hacen, el tipo de experiencias que les gusta, cómo es el discurso a la hora de aceptar una propuesta de alguien, cómo priman mucho más las experiencias sobre las doctrinas, por ejemplo, o cómo les sorprende a veces los planteamientos morales de la Iglesia, más que nada por el lenguaje que se usa, no tanto por el contenido en sí, sino porque son expresiones de hace ya muchos siglos”.
Un Papa que toca el corazón todos los días
Entrala dice del actual pontífice que “este Papa te toca el corazón todos los días”, lo que llevaba a Elizalde a cuestionar si la Iglesia toca el corazón, si es audaz para “escuchar con el corazón, hablar con el corazón y tocar el corazón”. Por eso desafiaba a los presentes a escuchar con los oídos del corazón, a, citando al Papa Francisco, “desgastar la suela de los zapatos”, sabiendo que “nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona”.
Recordando el Mensaje del Papa para la 54ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, en el 2020, recordaba que “los relatos nos enseñan; plasman nuestras convicciones y nuestros comportamientos; nos pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”. Por eso destacaba las “buenas historias”, que en palabras del Papa “ayudan a reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos”, advirtiendo por el contrario que “con frecuencia ‘consumimos’ historias tóxicas, falsas, destructivas, que desgarran el tejido social y, en nuestro caso, eclesial”, citando el ejemplo del testimonio de una religiosa Laurita que en el Sínodo para la Amazonía tiró el foco de otra “seudo-monja” que quiso defender intereses espurios.
Mudanzas paisajísticas postpandemia
El periodista colombiano reflexionó sobre lo llamó “mudanzas paisajísticas” nacidas con la pandemia del Covid-19, algo que “nos puso en otro escenario y muy pronto emergieron realidades inusitadas, inimaginables, que nos cambiaron el ‘chip’ comunicativo en la Iglesia”. En ese sentido reflexionaba sobre su impacto en los santuarios, templos, cementerios, centros de evangelización (escuelas, colegios y universidades), inclusive en la Plaza de San Pedro, recordando el icónico gesto del Papa Francisco en su oración del 27 de marzo de 2020, un histórico acto de esperanza que “se tornó en un fenómeno comunicativo histórico”.
Elizalde recordaba lo recogido en “¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?”, donde se dice que “Besar los pies del Crucificado siempre da esperanza. Él sabe lo que significa caminar y conoce la cuarentena porque allí le pusieron dos clavos para mantenerlo quieto. Los pies de Jesús son una brújula en la vida de las personas, cuando caminan y cuando se detienen. Los pies del Señor me conmueven mucho…”.
Nuevo momento para la pastoral de la comunicación
Estamos ante mudanzas que “generaron también un nuevo momento para la pastoral de la comunicación”, según Óscar Elizalde, que fue relatando algunos ejemplos de esos cambios. Ante las múltiples y muy diversas lecciones aprendidas con la pandemia en lo que respecta a la comunicación en la Iglesia, llama a “sistematizarlas, consolidarlas y socializarlas”, a asumir el desafío de entrar en “los nuevos areópagos habitados por los evangelizadores digitales”, pues citando a Mons. Luis Marín de San Martín, afirmó que “si viniera hoy san Pablo, estaría presente en las redes sociales y en el continente digital”.
En relación con el proceso de renovación y reestructuración del Celam y sus implicaciones en el campo de la comunicación, ha señalado que la creación del Centro para la Comunicación busca configurar “un ecosistema de mediaciones comunicativas y capacidades al servicio de la misión evangelizadora de la Iglesia en América Latina y el Caribe”, que busca “incidencia y posicionamiento profético”.
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Una comunicación cordial
Algo que se especifica en seis desafíos que abordan cuestiones de transformación de la realidad e incidencia, posicionamiento profético, solidaridad, comunicación pastoral y pastoral de la comunicación, comunicación al servicio de la Iglesia, y, por último, sinodalidad y articulación eclesial. En ese sentido insistía en que son estrategias que se desprenden de múltiples procesos de discernimiento y consulta.
Desde ahí, como colofón de su exposición, Elizalde ha abordado la cuestión del paso de narrativas y estrategias a hablar con el corazón, llamando a un esfuerzo estratégico “para conectar desde el corazón a las nuevas generaciones con los mayores, provocar el encuentro e intercambio de saberes y experiencias”. Algo que hace ver la necesidad de “una comunicación cordial”. Todo ello desde la necesidad como Iglesia latinoamericana y caribeña, “de construir y seguir creando nuevas narrativas que despierten la pasión, la ilusión y la esperanza por el Evangelio”. Algo para lo que es fundamental “olfato, audacia y mucha imaginación, para salir al encuentro de nuestros pueblos, cargados de historias, de dolores, pero también de resiliencia y esperanza”.
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