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Mons. José Albuquerque: «Necesito ante todo respetar el camino de la Iglesia local y ponerme en actitud de escucha»

Tras seis años y medio como Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Manaos, el 21 de diciembre de 2022, el Papa Francisco nombró a Mons. José Albuquerque de Araújo Obispo de la Diócesis de Parintins, estando previsto el inicio de su nueva misión para el 12 de febrero de 2023. José vive «con alegría y tristeza, tristeza en el sentido de que cuando fui ordenado obispo, ya sabía que podía ser llamado a servir en otro lugar”.

 

Una vida vinculada a la Arquidiócesis de Manaos

El Obispo electo de la Diócesis de Parintins recuerda su gran conexión con la Archidiócesis de Manaos, «toda mi vida hasta hoy ha estado vinculada a la vida de la Iglesia aquí«, lo que le lleva a afirmar que tiene el corazón apretado, viviendo la invitación a su nuevo servicio «como un torbellino de emociones, alegrías, tristezas, una gran satisfacción porque podré continuar en la Amazonía, pero por otro lado tengo que desconectar de la familia, amigos».

Mons. José Albuquerque dice tener en relación con su nueva diócesis «bastante cercanía e identificación, empezando por el obispo, Mons. Giuliano. Cuando era sacerdote aquí en Manaos, nos ayudó mucho en las periferias, los misioneros del PIME (Pontificio Instituto de Misiones Extranjeras), siempre fueron una presencia muy importante en la Iglesia local aquí en Manaos», recordando que participó en la ordenación episcopal de Mons. Giuliano Frigenni que tuvo lugar en la Catedral de Manaos en 1999.

El nuevo obispo muestra su alegría «por poder seguir y convivir con él, porque la invitación ya fue hecha para que siga en Parintins, por su experiencia, por su relación de más de 20 años que tiene allí”. Junto con eso, afirma que ya se siente involucrado con la vida de la Iglesia local, recordando que «la mayoría de los sacerdotes que están allá, fueron nuestros formandos aquí en el Seminario (Mons. José fue formador y rector del Seminario San José, en Manaos, donde se forman los seminaristas del Regional Norte1 de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil), y los sacerdotes que ya tienen más de 20 años en el ministerio fueron mis compañeros de seminario, uno u otro con quien no conviví, me siento muy en casa».

De hecho, Mons. José está impresionado con la acogida de la gente, recordando que en Manaos hay muchos parintinenses y los municipios que forman parte de la diócesis: Nhamundá, Barreirinha, Boa Vista do Ramos y Maués. La Iglesia de Parintins siempre ha tenido una relación muy estrecha con Manaos, varios obispos trabajaron como sacerdotes misioneros en la Archidiócesis, recuerda el obispo.

 

Fomentar la vida vocacional misionera

Alguien que ha trabajado la dimensión vocacional como sacerdote y como obispo, va a una diócesis con un buen número de sacerdotes locales, reconociendo que la diócesis de Parintins, «nació de la acción misionera de sacerdotes y religiosos que vinieron de fuera, y siempre ha tenido esta preocupación de formar el clero local», siendo una de las diócesis de la Amazonía con un número expresivo de sacerdotes incardinados. Según Mons. José, el desafío, especialmente en este Tercer Año Vocacional que vive la Iglesia de Brasil, «es continuar en esta animación, ayudando a cada uno de ellos a ser perseverante, a continuar en la formación permanente y a ayudar a formar la Iglesia para que la Iglesia de Parintins también sea misionera, para tener misioneros de Parintins que puedan ayudar en otras regiones de Brasil y del mundo», recordando que ya hay misioneros nacidos en la diócesis en otros países.

Mons. José insistió en que «tenemos que animar y ayudar a crear esta cultura vocacional, haciendo que los animadores laicos, todos puedan trabajar en este mismo proyecto de evangelización y que este Año Vocacional pueda dar muchos frutos». El obispo recuerda que la diócesis de Parintins cuenta con 11 seminaristas, a finales de enero habrá otra ordenación sacerdotal, y uno más ha terminado recientemente la Teología. También recordó las comunidades religiosas, muy implicadas en la pastoral, que viven en la diócesis, lo que «muestra esta dimensión profética de la vida consagrada».

 

Una Iglesia que pueda valorar todos los ministerios

El Obispo electo insiste en su deseo de que «la Iglesia de Parintins sea una Iglesia abierta, que pueda valorar todos los ministerios, todos los carismas«, destacando que «la Iglesia de la Amazonía se caracteriza por este protagonismo de los laicos y entre ellos tenemos el papel de la mujer, que es fundamental para la animación de las comunidades». Insiste en seguir esta línea, «que el Año Vocacional ayude también a cada uno de los cristianos laicos a sentirse llamados e implicados en la construcción de esta historia, valorando todos los ministerios».

En este sentido, Mons. José recuerda la presencia del diaconado permanente y la realidad de las comunidades indígenas, que ve como una riqueza, pero que «nos coloca en esta actitud de poder escucharlos y percibir que los líderes de estas comunidades indígenas necesitan ser ayudados y apoyados para que puedan llevar adelante los proyectos de evangelización. No para recibir de fuera, sino para que surjan dentro de estas comunidades, incluso vocaciones al ministerio ordenado y a la vida consagrada». El Obispo recuerda que «la presencia de la Iglesia en las comunidades indígenas, para nosotros siempre ha sido muy valiosa y prioritaria, y es lo que quiero continuar».

 

Admiración y gratitud por los misioneros

Ser el primer obispo nacido en la Amazonía, después de cuatro obispos italianos en la diócesis de Parintins, es visto por Mons. José Albuquerque a partir de su historia personal, hijo de emigrantes, evangelizado en una comunidad parroquial animada por misioneros, insistiendo en que «siempre he tenido mucha admiración y gratitud por todos aquellos misioneros que nos han ayudado aquí en Manaos, en nuestras periferias». Y afirma que «también por eso el Señor ha puesto en mí esta inquietud de ayudarnos a tener un clero autóctono, que pueda servir a la Iglesia aquí, incluso en el ministerio episcopal».

Según el obispo electo de la diócesis de Parintins, «acepté porque quiero ser el primero de muchos, dado que las comunidades de aquí se alegran de tener a sus sacerdotes, a sus obispos, de esta región. Siento esta alegría, pero al mismo tiempo esta responsabilidad, de ser el primero nacido en la Amazonía que está en Parintins». Algo que ve como el fruto de todo un trabajo, destacando que «los misioneros del PIME, ellos sembraron, y mi ida a Parintins es la coronación de décadas de trabajo«. Por eso insiste en «continuar en esta perspectiva, para que se cultive en nosotros, el clero diocesano, esta dimensión misionera».

 

Caminar juntos

A partir del Sínodo de Amazonía, Mons. Albuquerque afirma que «nos recuerda que nuestra Iglesia necesita estar en comunión, caminar juntos y ponerse al servicio de los lugares más carentes y necesitados». Por eso, sintiéndose honrado de formar parte de esta historia, dice que espera que «en otras diócesis y prelaturas de nuestra región podamos tener también la alegría de tener aquí obispos de la región amazónica».

Mons. José se declara «muy agradecido y admirador de todos los obispos que han venido aquí. Obispos de otras regiones del país que han amado esta tierra». Según él, «los que vienen de fuera tienen que venir con ese desprendimiento, para sumergirse en este universo cultural tan complejo y diverso». En este sentido, «si hay una ventaja por ser de aquí, es porque de alguna manera, ya estamos adaptados a estas circunstancias, que interfieren», dice el obispo, que pone como ejemplo la cuestión de la salud, el clima, la alimentación, la forma de ser, el temperamento, insistiendo en que «tenemos varias Amazonías dentro de la propia Amazonía, y los que vienen de fuera tardan más en encajar, y muchas veces necesitan hacer un esfuerzo y un gran sacrificio».

Ante esto, algo que, según Mons. José, no podemos olvidar es que «a todos nos mueve el mismo amor, la misma pasión por Jesucristo, por su proyecto, nuestra identificación con la gente, con las comunidades«. Subrayó además que «los que vienen de fuera demuestran un amor aún mayor, porque vienen aquí sabiendo que pasarán por muchos sacrificios, especialmente los que van al interior de la Amazonía, donde la vida es muy dura».

 

Sumergirse en la realidad amazónica

Según el obispo, «viviendo entre la gente, uno acepta todas las necesidades que tenemos», lo que le lleva a destacar «cuánto esfuerzo tenemos que hacer para sumergirnos en este contexto complejo que es nuestra realidad amazónica«, lo que requiere «actitudes de paciencia, de respeto y de aprendizaje, sabiendo que son ellos los que nos enseñan y que son ellos los que nos evangelizan, y nosotros, ministros de la Iglesia, los que nos ponemos en esta actitud de ser facilitadores, de ser los que vamos a sumar esfuerzos».

En relación con la nueva misión, el obispo electo de la diócesis de Parintins afirma que «cuando uno va a una nueva experiencia, debe saber ante todo que Dios sabe lo que es mejor para mí y para la Iglesia local«. Mons. José afirma que está «acogiendo esta llamada como una oportunidad única en mi vida para aprovechar todo lo que he vivido aquí en la Archidiócesis de Manaos y en la convivencia con los obispos en estos últimos seis años y medio». Ante esto, quiere «tener muy presente que al llegar a Parintins, necesito ante todo respetar el camino de la Iglesia local y ponerme en actitud de escucha», algo nacido del Sínodo para la Amazonía y en este tiempo de preparación del Sínodo de la Sinodalidad, donde aparece que «necesitamos escuchar más».

 

Escuchar más

«Tengo que escuchar más, tengo que saber que no debo pretender tener respuestas prefabricadas, sacar conclusiones precipitadas y menos aún hacer cambios», insistió Mons. Albuquerque. 2023 quiere que sea «un año de estar presente y de escuchar, de acompañar y animar lo que ya se está haciendo, sin ninguna pretensión», a partir de la convivencia con Mons. Giuliano, con el clero local y los líderes laicos, en comunión con las religiosas y los diáconos, buscando «caminar juntos, y en este caminar juntos, Dios nos llevará a un camino para que podamos realizar lo que Él quiere, que el Reino de Dios esté presente en medio de ese pueblo».

Por último, Mons. José destacó que «Nuestra Señora siempre ha estado presente en mi vida«, desde la parroquia donde comenzó a vivir su fe, el hecho de haber sido párroco de la Catedral de la Inmaculada Concepción, que es la patrona de la Archidiócesis de Manaos, y que la Diócesis de Parintins también está dedicada a Nuestra Señora. Esto le lleva a decir que «siento que en este camino que hago, la Virgen está siempre a mi lado para ayudarme a imitarla. Es en esta disponibilidad donde quiero vivir mi ministerio, y pidiendo siempre la sabiduría del Espíritu Santo y que me ayude a decir, como dice la Virgen, hágase tu voluntad y no la mía».

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«Sabiendo esto, sé que no me frustraré, no cometeré errores, porque sé que los planes no son míos y el proyecto no lo elegí yo«, dijo Mons. José, algo que le recuerda su lema episcopal, afirmando que «siento que fue una elección, una llamada de Cristo», y que «por eso no puedo decir que no, tengo que decir que sí para poder experimentar esta libertad y alegría de saber que el proyecto no es mío, el proyecto es de Él».

 

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