Tras la declaratoria de emergencia de salud por la epidemia del dengue en Puerto Rico, la Iglesia ha activado las alarmas. Por eso, monseñor Roberto González, arzobispo de San Juan, capital de la isla, ha suscrito “una carta pastoral” invitando a la feligresía, clero y vida religiosa a promover acciones de prevención para mitigar esta enfermedad.
“La exigencia evangélica nos recuerda la Importancia y responsabilidad de cuidar nuestra salud y la de nuestras familias. El principio de la solidaridad nos llama a ser corresponsables del bienestar de nuestro prójimo”, indicó.
El decreto emitido por las autoridades de salud, fechado el 25 de marzo de 2024, bajo el número 2024-589, declaró la emergencia exhortando a la población a tomar medidas preventivas y “para otros fines relacionados”.
Desde 2012 no se había presentado un incremento de casos de dengue de esta magnitud hasta que el “21 de marzo del 2024, la vigilancia epidemiológica de enfermedades arbovirales del Departamento de Salud, ha observado un aumento de casos de dengue para Puerto Rico de 140% en comparación con el mismo periodo el año pasado”.
Se presumen que factores como el cambio climático, la deforestación y la urbanización han disparado los casos, esto con base en un estudio realizado por la Organización Mundial de la Salud en 2022
Una emergencia de todos
Monseñor González reiteró el compromiso de la Iglesia en apoyar todas las iniciativas para bajar los índices de morbilidad de casos de dengue, de tal forma “nuestras instalaciones están disponibles para ofrecer orientación y llevar actividades sobre la prevención y atención en esta emergencia”.
“Sepan las entidades del Gobierno de Puerto Rico como los municipios que nuestros colegios, parroquias y capillas son sus colaboradores en esta noble causa”, resaltó.
Es una declaración de emergencia que “nos concierne a todos y todas en la Iglesia”. Hizo balance de las obras de la Iglesia en San Juan: “contamos en la Arquidiócesis con sobre 40 entidades educativas, cientos de localidades que se usan para catequesis, así como propiedades en construcción y en desuso temporal, propiciamos retiros, eventos deportivos y comunitarios que deben estar en condiciones que prevengan el dengue”.
Deber moral y de amor
Además, confía que se trata de “un deber de amor, moral y pastoral de ser samaritanos”, en especial para identificar a niños y adultos vulnerables “en nuestras comunidades parroquiales y vecinos de nuestras comunidades parroquiales para asegurarnos que de sus hogares se han tomado las medidas preventivas contra el dengue, tengan repelentes, entre otros”.
Señaló que como “Iglesia, no somos expertos, ni autoridades en áreas salubristas, pero sí estamos interpelados a expresarnos sobre un asunto que es consustancial al derecho a la vida, a su disfrute y a su salud. Queremos imitar a Jesús en su cercanía a los enfermos”.
Por tanto, monseñor González pide que esta carta pastoral sea acogida como “una invitación urgente a la acción pastoral, a preservar nuestras vidas y a las del prójimo, a ser instrumentos del derecho a la salud de cada persona y a hacer de nuestras parroquias comunidades cristianas donde el Evangelio se viva con la Palabra”.
“En Cristo resucitado estamos llamados a procurar su paz, felicidad y su anticipo aquí en la tierra de la gloria que le aguarda en el cielo”, añadió.
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