En marzo de 2021, el cardenal Leonardo Steiner convocó una Asamblea Sinodal Arquidiocesana, proceso que tiene este fin de semana, del 21 al 23 de octubre, un momento importante con la realización de la Asamblea Sinodal, donde se espera la participación de 260 delegados de parroquias, áreas misioneras, pastorales y movimientos que forman parte de la Iglesia de la capital del estado brasileño de Amazonas.
Participación, comunión y misión
Una arquidiócesis que está «poniendo en práctica la petición del Papa Francisco de hacer realidad una Iglesia cada vez más participativa, que está en comunión y que sale a la misión«, según el padre Geraldo Bendaham. Ha sido un proceso en el que «ha habido una implicación de las comunidades, de la gente, de los jóvenes, de los adultos, de las pastorales, de los movimientos», dice el Coordinador de Pastoral de la Archidiócesis.
El padre Geraldo reconoce que «es un ejercicio que no es fácil, observamos que hay lagunas, hay muchas posesiones, hay todavía mucha autorreferencialidad y un largo camino, pero es el camino de la Iglesia». En esta perspectiva, insiste en que «la Iglesia abraza este proceso sinodal, donde compartimos los servicios que creemos que son inspiración del Espíritu Santo, y nos abrimos a esta experiencia de participación». Una dinámica en la que «aparecen más servicios en la Iglesia, se comparte la coordinación de la Iglesia», insiste el Coordinador de Pastoral, que ve «un crecimiento que concluirá en la Asamblea Sinodal, pero que es un ejercicio, una experiencia que nos hace avanzar e incluso renovar la Iglesia«.
Surgimiento de ministerios
En el proceso de escucha, «se han recogido las experiencias de nuestras comunidades, la Iglesia es comunidad, la Iglesia es el Pueblo de Dios con Jesucristo, pero dentro de nuestras comunidades, observamos el surgimiento de ministerios«, según el padre Geraldo Bendaham. Informa del descubrimiento de la presencia de líderes ancianos en las comunidades, lo cual es muy bueno, pero plantea como desafío eclesial el hecho de salir al encuentro de los jóvenes.
En relación con los jóvenes, el Coordinador de la Pastoral de la Arquidiócesis de Manaos, que también coordina la Asamblea Sinodal, reflexiona sobre las realidades presentes en el mundo juvenil, como la pérdida de sentido de la vida, y con muchos han sido cooptados por el tráfico de drogas. Por ello, «la comunidad eclesial es un signo de fraternidad, armonía, solidaridad», dice el padre Geraldo, para quien «la comunidad tiene que ser orante, samaritana, acogedora, misericordiosa». Además, «la comunidad no puede permanecer aislada, al contrario, tiene que estar abierta a la misión, a la misionariedad». Un reto que se concreta en que la comunidad genera discípulos misioneros, nuevos miembros para la Iglesia.
Confiar más en las personas, darles el ministerio
En una Iglesia en la que el número de sacerdotes es insuficiente, 170 para más de dos millones de habitantes, y en la que los procesos de formación sacerdotal se prolongan, y es necesario que sean largos, y junto con ello la falta de vocaciones al sacerdocio, insiste el padre Bendaham, «hay que pensar que la Iglesia no se forma sólo de sacerdotes, aunque es importante tener al presbítero y poder celebrar la Eucaristía, el pan tiene que estar en la mesa, para todo el pueblo».
Los ministerios laicales, la cuestión de la celebración, de llevar la Palabra y la Eucaristía, esto es una realidad en la Arquidiócesis de Manaos. El padre Geraldo defiende la necesidad de ampliar estos ministerios, «confiar más en las personas, darles el ministerio«, pero también insiste en la ayuda económica necesaria para que estos ministros puedan llegar a las comunidades más alejadas, porque «es un derecho de los fieles, que están cerca, que están lejos, que están en las periferias, tener acceso a la Palabra de Dios, tener acceso a Jesús Eucarístico».
Buscar acompañar las comunidades más distantes
El Coordinador de Pastoral de la Arquidiócesis de Manaos ve la necesidad de que «la Iglesia tome decisiones más rápidas. No vamos a perder el tren de la historia, pero estamos con una Iglesia que es un poco tímida en este sentido de tomar decisiones para que podamos favorecer el acompañamiento especialmente de las comunidades del interior”. En este sentido, defiende la necesidad de «estar más presentes, no sólo los fines de semana, sino vivir, estar en la compañía, estar cerca, respetar a la gente, ser un signo de esperanza para la gente que vive lejos».
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En cuanto a la Asamblea Sinodal que tendrá lugar este próximo fin de semana, el padre Geraldo Bendaham insiste en que «es fruto de la escucha, esperamos mucha fraternidad, esperamos mucha armonía y esperamos también que se profundice en las discusiones, en los debates, que seamos una Iglesia viva, una Iglesia de presencia, pero que tomemos decisiones, que estas decisiones sean bien discernidas y que respondan a los desafíos de la evangelización, pero también a las realidades especiales que tanto desafían a la Iglesia».
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