Este 27 de octubre se cumplen tres años de la clausura del Sínodo para la Amazonía, un momento que algunos consideran histórico y que ha ido haciendo realidad los nuevos caminos que el Papa Francisco pretendía descubrir cuando lo convocó.
Uno de los frutos del Sínodo fue la Conferencia Eclesial de la Amazonía, de la que el Papa Francisco acaba de aprobar sus Estatutos. Su presidente ve esta conferencia como “un paso pequeño pero gigantesco en la eclesiología del Vaticano II”, pero también como una preparación para el Sínodo de la Sinodalidad.
El cardenal Barreto destaca la estrecha relación entre la CEAMA y la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) y el hecho de estar “iniciando un proceso pedagógico de vivir una experiencia eclesial” y ser “el Pueblo de Dios que peregrina en la Amazonía”. En esa realidad, el cardenal peruano ve necesario “aprender a dialogar, a discernir, a escucharnos mutuamente”, especialmente con los pueblos originarios, y en ellos con las mujeres, que tienen un protagonismo cada vez mayor, y a quienes dice escuchar con devoción sus aportes valiosísimos.
Una realidad que ve como un abrir “un camino que soñó Dios a través de las inspiraciones del Espíritu Santo en los obispos del Concilio Vaticano II”, como “un hito en la historia de la Iglesia”, que “inserta este proceso misionero en unas culturas de las que ciertamente tenemos mucho que aprender”.
CEAMA puente entre dos sínodos
Se cumplen tres años de la celebración del Sínodo para la Amazonía y podemos decir que ha llegado la confirmación de uno de los grandes frutos con la aprobación canónica por el Papa Francisco de la Conferencia Eclesial de la Amazonía. ¿Qué es lo que supone dentro del proceso sinodal?
En primer lugar, tenemos que reconocer que en pequeño hemos recorrido un proceso sinodal para llegar a este momento de gracia, de esperanza, de alegría para la Iglesia en la Amazonía y para la Iglesia universal con el decreto de la Santa Sede que erige la Conferencia Eclesial de la Amazonía como un organismo de la Iglesia católica con personería jurídica, canónica y pública. Esto yo diría que es un paso pequeño pero gigantesco en la eclesiología del Vaticano II.
En segundo lugar, creo que es muy importante darnos cuenta de que estamos en proceso de preparación para el Sínodo de 2023 y 2024, tal como lo ha indicado el Papa Francisco, sobre el tema de la sinodalidad. Y en este sentido, nunca antes en la historia de la Iglesia ha habido una conferencia eclesial, esta es la primera conferencia eclesial. Una conferencia eclesial que es de un bioma, que comprende desde la unidad del ecosistema, nueve países.
Complementariedad con la REPAM
Una conferencia eclesial que está unida a un territorio, a unas culturas, a una problemática muy grave como es todo el aspecto de explotación de la Amazonía en este momento, que causa tantos dolores y sufrimientos a los que viven ahí y de manera especial para los pueblos originarios. La Amazonía, la Iglesia en la Amazonía ya ofrece un hecho que marca un proceso de renovación para toda la Iglesia. ¿Cuál es la fuerza moral, social, política que la CEAMA puede tener en esa defensa de la Amazonía y de los pueblos que la habitan?
Aquí debo reconocer que la CEAMA tiene una complementariedad con la Red Eclesial Panamazónica, que está en el territorio, es como que la Iglesia se incultura en toda la región amazónica. Esto es muy importante señalarlo porque no es la REPAM una institución jurídica, pero sí tiene el valor muy grande de hacer llegar a la CEAMA toda la savia de los pueblos originarios y de los pueblos que viven en la Amazonía, y que sin duda alguna hacen llegar las alegrías, esperanzas, también las angustias y los problemas graves que están viviendo en estos momentos.
La CEAMA con la REPAM tienen una complementación que va a significar un aporte valiosísimo para la evangelización en la región amazónica. En este sentido tenemos que reconocer con mucha humildad que la Iglesia en la Amazonía quiere aportar a la Iglesia universal en este proceso sinodal que estamos viviendo.
Aprender a dialogar, a discernir, a escucharnos mutuamente
La Conferencia Eclesial de la Amazonía tiene como uno de los principales objetivos, o el principal objetivo en los próximos tiempos la creación de un plan pastoral para la Iglesia de la Amazonía. ¿La Iglesia está preparada para un plan pastoral que supera fronteras, culturas y realidades sociales y eclesiales?
En este momento tenemos esta gracia de Dios que ya ha puesto en el corazón de la Iglesia esta Conferencia Eclesial de la Amazonía que fue aprobada por el Papa el 3 de octubre pasado mediante un decreto. En ese sentido estamos iniciando un proceso pedagógico de vivir una experiencia eclesial. Somos el Pueblo de Dios que peregrina en la Amazonía, mirando a Cristo, el fundador de nuestra Iglesia, pero también mirando a la Iglesia con el Papa Francisco que va delante de nosotros señalando el camino.
Tenemos que aprender a dialogar, a discernir, a escucharnos mutuamente, porque sin duda alguna ya tenemos este inicio, muy pequeño, muy frágil todavía, que es esta Conferencia Eclesial de la Amazonía. No olvidemos que ya en la REPAM, la vicepresidenta, Yesica Patiachi, es de los pueblos originarios, de Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana, y ella como vicepresidenta está poniendo esa cuota del rostro amazónico, no solamente natural, sino también de la cosmovisión, de los aportes, de la espiritualidad que viven los pueblos originarios.
Igualmente, en la CEAMA tenemos ya una propuesta muy en firme, porque en los Estatutos recientemente aprobados, la presidencia está compuesta por un obispo, vicepresidentes un sacerdote, una religiosa, un laico o laica y un representante de los pueblos originarios. En los pueblos originarios está Patricia Gualinga de Ecuador, que al igual que Yesica Patiachi están participando activamente y es el inicio de una confirmación de este sueño eclesial que el Papa Francisco señala en Querida Amazonía de ser una Iglesia con rostro amazónico, con espíritu amazónico para poder proveer no solamente para los que viven en la Amazonía, sino como un aporte valioso para la Iglesia universal que quiere caminar juntos con todos los pueblos originarios y con toda la humanidad.
Escucha con devoción a las mujeres
Con la CEAMA se ha dado un paso importante en algo que se está reivindicando en la Iglesia, como es la presencia de mujeres en espacio de decisión, como muestra el hecho de que los Estatutos prevén la presencia de mujeres en la Presidencia. ¿Qué significa eso no solo para la CEAMA, sino para la Iglesia universal, ante esta petición más fuerte en relación con esa presencia femenina en espacios de decisión?
Es una gracia muy especial que estamos viviendo desde esta experiencia de la sinodalidad, de escuchar al Pueblo de Dios, donde es muy significativa la presencia de las mujeres en las comunidades, tanto entre los pueblos originarios como en las diversas comunidades esparcidas por el mundo. En ese sentido, no es una reivindicación, sino una visibilización de algo que es real, que es la presencia muy importante de la mujer en las familias, en la sociedad y de manera especial en nuestra Iglesia.
Me alegra muchísimo que podamos hablar de una manera muy fraternal y sobre todo escuchar, diría que, con devoción, los aportes valiosísimos que dan las representantes de los pueblos originarios y puedo dar fe de que en la presidencia de la REPAM y en la presidencia de la CEAMA estamos en este camino de articulación y de privilegiar esta voz y este sentir de los pueblos originarios a través de sus lideresas.
Momento fuerte de sinodalidad
¿Qué representa para usted personalmente esta aprobación y todo el camino vivido en la CEAMA en los últimos tres años?
En primer lugar, señalar el momento fuerte de sinodalidad que vivimos. Ante el Sínodo Amazónico es precisamente el tema de la escucha de las poblaciones que viven en la Amazonía y especialmente a los pueblos originarios. Aquí estamos abriendo un camino que soñó Dios a través de las inspiraciones del Espíritu Santo en los obispos del Concilio Vaticano II, en concreto con San Juan XXIII y también con San Pablo VI, que continuó esta iniciativa del Espíritu de renovación, de volver a las fuentes primigenias de la Iglesia.
En este sentido está significando, por un lado, una fidelidad al Evangelio y a la Tradición de la Iglesia y una continuidad de esta experiencia de ser un Pueblo de Dios que se pone en movimiento, la Iglesia está en movimiento, como el Río Amazonas, que las aguas discurren hasta la desembocadura.
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Tenemos que ser muy conscientes de que al anunciar este kerigma de la Iglesia que es el anuncio de Jesús, siempre tenemos que escuchar y dialogar con las personas, con las realidades que nos toca vivir, con la historia de su territorio, y en este caso de la Amazonía. Es un hito en la historia de la Iglesia la constitución pontificia de la Conferencia Eclesial de la Amazonía, porque de alguna manera se inserta este proceso misionero en unas culturas de las que ciertamente tenemos mucho que aprender.
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