El pontificado del Papa Francisco, que está cumpliendo 10 años, es visto por el Cardenal Álvaro Ramazzini como una gran novedad, destacando su talante y su insistencia en la misericordia, algo que el Santo Padre encarna y vive.
Desde el día en que recibió el capelo cardenalicio, le hizo ver al Papa que estaba totalmente a su servicio, aunque su lealtad no le impida aconsejar al Papa, de quien destaca que escucha, cuando ve que tiene que hacerlo.
Con relación al Magisterio del actual pontífice, el cardenal guatemalteco destaca que su contenido es “muy concreto, muy existencial”, y su estilo directo y lenguaje accesible y cercano a las mayorías. Un Papa que promueve una Iglesia de puertas abiertas, el encuentro, el diálogo, dejando de lado capillismos y encerramientos, algo que está siendo impulsado con el Sínodo. Un pontificado que requiere del esfuerzo de todos para que los pasos dados no se echen a perder.
El Papa Francisco ha completado 10 años de pontificado, un tiempo en el que podríamos decir que la cara de la Iglesia ha cambiado, sobre todo fuera de los muros eclesiales. ¿Cómo percibe el pontificado del Papa Francisco?
Una gran novedad. Comencemos con su talante personal, él trata, y lo logra, que las personas, estoy pensando por ejemplo en las audiencias o en las visitas que ha hecho, que las personas lo sientan cercano, sean católicos o no católicos, su talante es un talante de amabilidad, de sonrisa, de acogida, y eso es muy importante en las relaciones humanas. No se ve ya al Papa como esa figura hierática, aunque esto se ha ido avanzando, con Benedicto XVI también y con Juan Pablo II. La característica del Papa Francisco es esa sonrisa que tiene siempre, con la que la gente lo siente cercano.
En segundo lugar, también el tema, y no es por casualidad que él hable de la misericordia, que hable de la compasión, lo encarna, lo vive, tiene muy claro que, en ciertos momentos de la historia, la Iglesia hemos perdido ese sentido de compasión. Por eso me llamaba la atención el que haya propuesto la parábola del Buen Samaritano como una base para una de sus encíclicas. Es eso lo que él vive y es eso lo que quiere vivir y para mí es maravilloso, porque realmente está encarnando la figura de un Buen Pastor.
La tradición dice que los cardenales están llamados a dar la sangre por el Papa. Usted fue nombrado cardenal por el Papa Francisco, y sabiendo que dentro del colegio cardenalicio hay discrepancias en torno a su figura, como cardenal, ¿Qué es lo que representa esa misión, ese servicio que usted presta a la Iglesia?
Como le dije al Papa cuando él me dio el capelo cardenalicio, yo estoy totalmente a su servicio, usted haga de mí lo que usted cree que yo puedo hacer. Y creo que esa es una actitud fundamental, que como cardenal soy consciente que la debo de asumir y la quiero asumir. Ahora bien, esto no significa que delante tal vez de alguna situación, yo no pueda ejercer mi libertad de aconsejar al Papa.
Un par de veces ya lo hice, en alguna situación que a mí me parecía que no estaba siendo claramente definida, sobre todo estoy pensando ahora en aquel documento que publicó la Congregación de la Doctrina de la Fe, en este momento no me recuerdo sobre qué era, pero me pareciera que iba en una línea que no era la línea de lo que el Papa ha dicho y ha hecho. Y entonces, yo le escribí una carta al Santo Padre, diciéndole Santo Padre mire, la Congregación de la Doctrina de la Fe está manifestando esto, y él me respondió la carta.
El sentido de lealtad para mí es fundamental, no sólo en mi vida personal, sino sobre todo ahora de obispo y de cardenal. Cuando yo dije las palabras que uno dice cuando recibe el capelo cardenalicio, son las que orientan mi vida. En ese sentido no me siento obligado, porque tomé una decisión libre cuando el Papa me nombró cardenal, yo hubiera podido decirle no, sin embargo, entendí el sentido de esto en mi vida personal, en mi vida espiritual, en mi ejercicio como obispo, acepté, pero acepté con ese sentido de que la fidelidad y la obediencia no quiere decir un sometimiento ciego, sino que da la posibilidad de una relación cercana y que uno le puede decir a aquel a quien le prometió obediencia y fidelidad, mire, yo veo las cosas de este modo. He encontrado en el Papa una actitud de gran apertura en este sentido, el Papa escucha, y si hay que dar una explicación, la da.
Un elemento importante en el pontificado del Papa Francisco es su magisterio. El Papa Francisco es alguien que escribe de una forma que la mayoría de la gente lo entiende, podemos decir que ha dejado para atrás el lenguaje eclesiástico. ¿Qué destacaría del magisterio del Papa Francisco en estos 10 años?
Los contenidos desde que escribió la primera encíclica, que ya la puso en combinación con Benedicto XVI, es un contenido que sigue teniendo mucha actualidad a pesar del tiempo, es muy concreto, muy existencial, y realmente deja abiertas las puertas para una discusión amplia de los temas que él trata. Por otro lado, su estilo es un estilo directo, no tan fácil de entender para las grandes mayorías, porque es difícil que se llegue a extremo, dado también el nivel de educación formal tan bajo que tenemos por ejemplo en la diócesis donde estoy, o en Guatemala donde yo sirvo. Que el Papa trata de usar un lenguaje que lo haga accesible y cercano a las mayorías, eso es evidente, y eso es bueno.
Usted ha participado del Seminario Fratelli tutti. El Papa Francisco es alguien que promueve el diálogo entre las religiones, entre modos de pensamiento, entre la sociedad y la Iglesia. ¿Cómo ha vivido ese Seminario donde había gente de otras religiones, gente del mundo político, de los sindicatos, de las universidades, de la Teología, qué significan ese tipo de experiencias?
Significa lo que siempre se ha dicho, pero que tal vez no se ha cumplido, y es que la Iglesia es una casa de puertas abiertas para todos y para todas, y que ahora que tenemos este Papa que lo está haciendo, por los encuentros que él ha hecho, uno dice así debe de ser. Tal vez en algunos tiempos perdimos esta perspectiva y aun todo lo que el Vaticano II, por ejemplo si hablamos del tema de relaciones con religiones no cristianas o con los hermanos cristianos no católicos, el Vaticano II ahí está, pero que lo hayamos vivido de una manera experiencial, existencial, como lo estamos viviendo ahora, a través de las actitudes del Papa Francisco es una gran diferencia.
No solo toma en cuenta lo escrito, sino que se lleva a cabo lo escrito. En ese sentido, aunque a muchos les ha escandalizado, así debe de ser, porque repito, la Iglesia es una casa de puertas abiertas.
Usted habla del Vaticano II, donde la eclesiología del pueblo de Dios es algo fundamental, algo que podemos decir que se está aplicando en el actual Sínodo, donde se establece una dinámica realmente nueva, sobre todo en el proceso de escucha, en la forma como se está llevando a cabo la Etapa Continental, a través de la conversación espiritual y discernimiento comunitario. ¿Qué puede significar para la Iglesia el actual Sínodo, no tanto en el contenido como en el modo de ser Iglesia que propone el Papa?
Va a ser eso que desde el Vaticano II se dijo y que acabo de repetir, casa abierta para todos y todas. Lo habíamos olvidado y habíamos vuelto de nuevo a nuestros capillismos y a nuestros encerramientos. Ahora eso tiene esa perspectiva, San Juan XXIII dijo vamos a abrir las ventanas de la Iglesia. El Papa Francisco lo está haciendo, y toda esta fuerza que él está dando a la realización del Sínodo, explicó lo que era Sínodo, es una muestra muy concreta y clara de lo que él realmente quiere, una Iglesia de puertas abiertas.
De cara al futuro, sin saber el tiempo que va a durar este pontificado, ¿Qué podemos esperar después de estos 10 años, del actual proceso sinodal, con relación al pontificado de Francisco?
Ahí tenemos la responsabilidad de los que quedemos todavía, si hablamos en esta perspectiva, de que todo esto no se eche a perder. Y ese sí debe ser un esfuerzo de los obispos, de los laicos, de la Iglesia. Tenemos que hacer un frente común delante de estos sectores que no quieren que la puerta se abra, que quieren seguir encerrados en sus capillismos, de una aparente ortodoxia, porque si fuera una verdadera ortodoxia, ni siquiera tendrían que discutir las decisiones que el Papa toma. Habría que buscar más de parte de ellos la posibilidad de un diálogo abierto con el Papa para platicar de eso. Pero, en fin, yo creo que la responsabilidad va a ser ahora que los que estamos convencidos de lo que es el pontificado del Papa Francisco, no se tire a la basura.
Le puede interesar: En ambiente de diálogo, fraternidad y amistad, Seminario Fratelli tutti impulsa el Magisterio del Papa Francisco
Recibe gratis por WhatsApp y Telegram las noticias de la Iglesia latinoamericana y caribeña https://bit.ly/3HcXLDU
Sigue toda la información sobre la «Fase continental» del Sínodo aquí https://bit.ly/3RguCLO
Descarga el Documento de reflexiones de la Asamblea Eclesial https://bit.ly
Post a comment