Uno de los momentos que más emoción despertó en la beatificación de la beata Benigna Cardoso, celebrada el 24 de octubre de 2022 en la ciudad de Crato, en el estado brasileño de Ceará, fue cuando el cardenal Leonardo Steiner, representante pontificio para la ceremonia, dijo que «la inocencia, la pureza (de la Beata Benigna), nos abrirá el camino para celebrar al Padre Cícero como Beato y luego como santo«, otro ejemplo de lo que representa la figura del Siervo de Dios Padre Cícero para la religiosidad del pueblo nordestino en Brasil.
Un hombre fiel a la Iglesia
Al pie de la tumba del Padre Cícero Romão Batista, en la Capilla de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, uno de los lugares que concentra a los devotos que llegan cada día a Juazeiro do Norte, ciudad vecina de Crato y que forma parte de dicha diócesis, el Cardenal Steiner presidió la Eucaristía a las 7 de la mañana del 25 de octubre de 2022. Subrayó que «es siempre una alegría y un consuelo poder celebrar en la tumba del padre Cícero, él que fue un hombre fiel a la Iglesia, que fue obediente, que estuvo siempre cerca de los pobres, que nunca se olvidó de dar una palabra de consuelo y de aliento. Mirándolo a él sabemos cómo vivir el Evangelio».
No podemos olvidar que estamos ante una figura que se puede considerar ejemplo de religiosidad popular nacida desde abajo, desde el pueblo sencillo de una de las regiones más pobres de Brasil. Durante muchos años excomulgado, siendo restituido a la comunión de la Iglesia por el Papa Francisco, el actual Siervo de Dios concentra anualmente millones de personas en torno a su figura y a la devoción por él promovida a Nuestra Señora de los Dolores, una invocación que cobra especial sentido entre quienes experimentan cada día los dolores de una vida sufrida y no siempre fácil.
Jesús y su Palabra son la verdadera levadura
En su homilía, el Cardenal afirmó que «recibimos el Bautismo, la vida de Dios, y eso transforma nuestra vida, nos santifica, nos hace más disponibles, más amorosos, más cercanos, más familia”. Mostró lo hermoso que es «cuando nos damos cuenta de que Jesús y su Palabra son la verdadera levadura en nuestras vidas y nos hacemos cada vez más personas siguiendo el camino de Jesús«.
El cardenal Steiner, comentando la primera lectura de la Liturgia de la Palabra del día, afirmó que «es el amor el que determina la relación entre el hombre y la mujer, uno no es más que el otro, es el amor el que conduce, es el amor el que cuida, es el amor el que vela, es el amor el que transforma, es el amor el que perdona, es el amor el que está siempre ahí de nuevo y madura esta relación».
El hombre de la pequeña semilla
El representante pontificio en la beatificación de la primera beata de Ceará dijo que «siempre tuve admiración por el padre Cícero porque era un hombre obediente a la Iglesia. No pudo celebrar más y lo aceptó, pero no dejó de ser sacerdote, no dejó de bendecir, no murmuró, no atacó, no fue violento, fue un hombre de paz». El Cardenal Leonardo Steiner destacó que «suspendido de sus funciones permaneció fiel a la Iglesia, permaneció fiel incluso al obispo«, describiéndolo como «el hombre de la pequeña semilla, el grano de mostaza y la levadura».
«Supo dejarse fermentar, supo dejarse transformar, y se convirtió para nosotros en un signo, incluso podríamos decir que se convirtió para nosotros en un verdadero alimento», una afirmación que tiene sentido cuando vemos la fe que el pueblo del Nordeste brasileño tiene en el padre Cicero Romão Batista.
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El Cardenal Steiner invitó a leer la Palabra de Dios cada día, a dejarnos transformar por la Palabra de Dios. Afirmó que «a veces no nos damos cuenta, pero la Palabra que leemos nos transforma«, como un instrumento que nos hace crecer en santidad. Una lectura de la Palabra de Dios que nos convierte en un árbol frondoso, en un alimento de consuelo, de esperanza, de fuerza para nuestros hermanos. El cardenal insistió en descubrir la Palabra como aquello que nos ayuda a descubrir en las familias, «el amor como lugar del perdón».
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