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Catequesis y sinodalidad: Ensanchemos el espacio de nuestra tienda

El proceso sinodal ha marcado los primeros pasos del retorno de un exilio, cuyas consecuencias afectan a todo el Pueblo de Dios: si la Iglesia no es sinodal, nadie puede sentirse realmente en casa[2].

Un binomio prometedor

Desde hace algunos meses el Padre José Luis Quijano y mis compañeros de Decir Amén Asociación Civil[3] nos sentimos convocados a pensar en el binomio catequesis y sinodalidad. En este tiempo privilegiado, en el cual toda la Iglesia ha sido llamada a vivir el Sínodo sobre sinodalidad, estamos convencidos de la pertinencia de estudiar este binomio. Creemos que es muy oportuno abrir, ampliar y profundizar la relación recíproca de sus términos, en orden a aportar sus implicancias al discurso catequético actual.

“La sinodalidad denota el estilo particular que califica la vida y la misión de la Iglesia, expresando su naturaleza de Pueblo de Dios que camina y se reúne en asamblea, convocado por el Señor Jesús con la fuerza del Espíritu Santo para anunciar el Evangelio. La sinodalidad debe expresarse en el modo ordinario de vivir y trabajar de la Iglesia.”[4] Y es, por lo tanto, una de sus dimensiones constitutivas esenciales.

Por su parte, la catequesis es una acción eclesial implicada en el signo de la profecía. El sujeto de la catequesis es, justamente, la Iglesia. Al respecto, solemos decir: “la catequesis hace la Iglesia y la Iglesia hace la catequesis” o, dicho de otro modo, “dime en qué Iglesia vives y te diré qué catequesis haces.” Por lo tanto, en este Sínodo que estamos viviendo como Pueblo de Dios, ella está obviamente implicada por su misma naturaleza. “La catequesis es un acto de naturaleza eclesial, nacido del mandato misionero del Señor (Cf. Mt 28,19-20) y cuyo objetivo, como su nombre lo indica, es hacer que el anuncio de su Pascua resuene continuamente en el corazón de cada persona, para que su vida se transforme”[5]. Por eso, la catequesis está claramente llamada al proceso sinodal.

La Palabra nos inspira

El Documento de Trabajo del Sínodo toma la imagen de la tienda, con la que inicia el capítulo 54 del libro de Isaías. Ella nos trae una promesa de Dios que se convierte en vocación para su Pueblo y su Iglesia: “¡Ensancha el espacio de tu tienda!” Y luego continúa: “despliega tus toldos sin miedo, hinca tus estacas y alarga tus cuerdas, porque te extenderás a derecha e izquierda; tu descendencia heredará naciones y poblará ciudades desiertas.” (Is 54,2-3)

El exilio ayudó a Israel a vivir su fe a la intemperie. Allí supo quedarse a solas con Dios y amarle con todo el corazón y con toda el alma. Allí vivió la experiencia del Éxodo, un Dios que ardía sin consumirse. Allí vivió la fe sin miedos. Una llama pequeña que al menor viento se apagaba. Un fuego grande, cuando más viento, más se encendía. Lo incomprensible se hacía realidad desde la fe en un Dios que cumple sus promesas.

Y hoy la promesa sigue en pie. Los alejados, los indiferentes, los que nunca escucharon el Anuncio, los que piensan diferente, los que aprendieron a vivir sin fe en una serena a-religiosidad… Hay muchos caminando sin rumbo en un exilio que no tiene fronteras geográficas. “El proceso sinodal ha marcado los primeros pasos del retorno de un exilio, cuyas consecuencias afectan a todo el Pueblo de Dios: si la Iglesia no es sinodal, nadie puede sentirse realmente en casa”[6]. ¿Y no son acaso la inserción en la comunidad y el envío a la misión algunas de las tareas fundamentales de la catequesis de iniciación a la vida cristiana?

“Esta tienda es un espacio de comunión, un lugar de participación y una base para la misión La escucha, como apertura a la acogida a partir de un deseo de inclusión radical — ¡que nadie quede excluido! — Se trata de una misión que los católicos reconocen que deben llevar a cabo con sus hermanos de otras confesiones y en diálogo con creyentes de otras religiones…  El compromiso de llevar a cabo la misión requiere un estilo basado en la participación, que corresponde a la plena asunción de la corresponsabilidad de todos los bautizados para la única misión de la Iglesia que se deriva de su dignidad bautismal común.”[7]

El Sínodo nos interpela

 La pregunta en torno a la cual se desarrolla el Sínodo es: “¿Cómo permite este caminar juntos que la Iglesia anuncie el Evangelio de acuerdo con la misión que se le ha confiado; y qué pasos nos invita a dar el Espíritu para crecer como Iglesia sinodal?”[8].

En esta misma línea a nosotros también, en el ámbito de la catequesis, se nos abren interrogantes que especifican y profundizan el binomio “catequesis y sinodalidad”.

  • En el marco de las tareas que el Directorio (DC) atribuye a la catequesis, nos preguntamos si ella está llamada a educar en sinodalidad, asumiendo ella misma este estilo y encarnándolo en sus interlocutores como el modo de ser Iglesia.[9]
  • El camino sinodal es un proceso en el cual todos estamos llamados a aprender, con la guía y el impulso del Espíritu, a avanzar y a retroceder para seguir avanzando. En este marco nos preguntamos si la catequesis,  ”como laboratorio de diálogo[10], es un modo privilegiado para aprender a caminar sinodalmente.
  • Recogiendo la reflexión catequética de los últimos decenios, el Directorio para la Catequesis en el capítulo III plantea un nuevo paradigma: la catequesis kerigmática y la catequesis al servicio de la iniciación a la vida cristiana (a través de diversas propuestas catecumenales y a través de la catequesis de inspiración catecumenal). Nos preguntamos si una Iglesia sinodal favorece este modelo catequético y, si así fuera, en qué sentido lo hace.
  • Desde la perspectiva del ministerio laical del catequista nos preguntamos qué pasos ha ido dando el laicado en nuestra Iglesia Latinoamericana. ¿Ha prevalecido el clericalismo o la sinodalidad? ¿Qué datos de nuestra realidad catequística corroboran nuestra respuesta?
  • Atendiendo a la naturaleza comunicacional del Sínodo[11], nos preguntamos sobre el perfil del catequista comunicador en una Iglesia sinodal, samaritana/ministerial en salida hacia las periferias.
  • Considerando el Documento de Trabajo del Sínodo para la Etapa Continental “Ensancha el espacio de tu tienda.”(Is 54,2)[12], nos preguntamos sobre la catequesis y el diálogo ecuménico e interreligioso en el contexto de los nuevos movimientos religiosos.[13]
  • Nos detenemos a conocer el camino que está desarrollando el Sínodo en el Continente Digital. Ante esta narración de una experiencia eclesial con evangelizadores / misioneros digitales, nos preguntamos acerca del lenguaje y los instrumentos digitales en la evangelización en el camino sinodal.

Un espacio para pensar en el binomio catequesis y sinodalidad

Para desentrañar paulatinamente este prometedor binomio se inicia, a partir de esta publicación en el blog del Laboratorio de Catequesis, un ciclo de publicaciones semanales sobre la misma temática. Los distintos autores nos ayudarán  a abarcar diversas perspectivas que nos permitan, como en un espiral, abrir y profundizar simultáneamente el tema.

De este modo nos ponemos en camino hacia el horizonte de un seminario, que combina docencia y reflexión. No se trata de un curso ni de un ámbito para la simple recepción pasiva de unos contenidos. Se trata de un entorno para el pensamiento, que se enriquece a través del aporte compartido.

En el seminario hay una “armonía” de voces válidas, una sinergia de reflexiones y aportes. Se trata de un formato pertinente para el espacio del Laboratorio de Catequesis, puesto que:

  • En el Laboratorio confluyen y dialogan las distintas disciplinas teológicas y pedagógicas relacionadas con la catequética, con la catequesis y con la formación de los catequistas. No hay una sola voz autorizada, como en el caso de una cátedra.
  • Se funda en los valores de la comunión, el servicio, la sinodalidad, la reciprocidad, la apertura, la gratuidad y la flexibilidad y agilidad en la gestión.
  • Como el Laboratorio el seminario también es “gran mesa común donde, con justicia y generosidad, todos ponen lo mejor de sí mismos y, a la vez, cada uno retira aquello que necesita para su misión.”

Prof. Lic. Ana María Cincunegui /Decir Amén Asociación Civil/ Argentina /deciramenac@gmail.com

[1] Cfr. Isaías 54, 2: “Ensancha el espacio de tu tienda.” Documento de trabajo para la etapa continental (DEC)

[2] Cfr. DEC Nº 24.

[3] Una Asociación Civil de Argentina, al servicio de la evangelización y la educación.

[4] Recuperado de https://www.synod.va/es/que-es-el-sinodo-21-24/acerca-de.html

[5] Cfr. DC Nº 55.

[6] Cfr. DEC Nº 24.

[7] Cfr. DEC Nº 11.

[8] Recuperado de https://www.synod.va/es/que-es-el-sinodo-21-24/acerca-de.html

[9] Cfr. Directorio para la Catequesis (DC) 78 – 89.

[10] Cfr. DC 53 y 54.

[11] Cfr. Nathalie Becquart, “La comunicación está en el corazón del Síndo”, ponencia de la Subsecretaria General del Sínodo en la Asamblea Plenaria del Dicasterio para la Comunicación (10 al 12 de noviembre de 2022)

[12] DEC Nº 11.

DC 144 y 343 – 353.

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